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Stiles estaba ansioso. La sede en la que estaba tenía un dormitorio bastante estricto con respecto a las visitas. Debían reportarse con una semana de anticipación y el encargado de la seguridad se aseguraba de investigar en el sistema sus antecedentes por cualquier tipo de amenaza.Lo bueno es que logró borrar todo tipo de acusación del expediente de Derek. Lo malo era que si era descubierto podría no sólo ser expulsado, iría a la cárcel por destrucción de pruebas y obstrucción de la justicia. Obviamente no le comentó esto a Derek ya que sabía que se hubiera negado a venir sabiendo lo mucho que estaba arriesgando Stiles al hacer eso. Y necesitaba ver a su novio, lo necesitaba ahora.Si ese tipo de pensamientos no estuviera rondando por su cabeza, tendría los simples nervios que tendría cualquiera de su edad al saber que su novio vendría a verlo luego de meses de videollamadas y conversaciones de chat sin nada de contacto físico. Sus hormonas estaba como locas desde que se dio cuenta de lo mucho que quería a Derek. Después de su separación, siguió reviviendo una y otra vez el momento en que lo hicieron finalmente. Necesitaba sentirlo otra vez.Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe en su puerta. Frunció el ceño en cuanto lo oyó, era imposible que fuera Derek ya que acababa de hablar con él. Su compañero de cuarto nunca estaba y aunque fuera él, ¿por qué rayos tocaría la puerta de su propio cuarto? Estando alerta y caminando lentamente llegó hasta la puerta para abrirla de un tirón, esperando lo peor. Sus ojos se abrieron en shock al ver de quién se trataba.-¿Lydia? — Logró decir.(...)Derek se apresuró a subir a su Camaro. Necesitaba ver al castaño ya, tocarlo, besarlo y sentirlo. Estaba desesperado por comprobar que él también lo quería, que no era algo momentáneo, que era algo que duraría y que no lo cambiaría por ella. En el fondo su mayor miedo siempre fue que lo dejara por la chica de la que estuvo enamorado toda su vida, la chica que lo ignoraba y que sólo se fijó en él cuando no tenía a nadie más y que en el momento en que lo tuvo, lo dejó sin pensarlo.Apretó el volante con fuerza. Odiaba a Peter por hacer florecer sus inseguridades diciendo unas simples palabras estúpidas, pero más odiaba su propia desconfianza y su baja autoestima que le hacían pensar que cualquier persona con la que estuviera lo traicionaría y lo usaría hasta que no lo necesitara más.Sacudió su cabeza tratando de mantener la calma. Pronto todo se aclararía.

STEREK 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora