STEREK 2

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-¿Stiles? — Derek no pudo creerlo cuando lo vio. Era como si su peor miedo fuera representado en el pequeño cuerpo de una chica pelirroja.

Lydia Martin. La Banshee de la manada que era sorprendentemente inteligente y podía dar más miedo que cualquier ser sobrenatural cuando estaba enojada. La chica de la que su novio estuvo enamorado por años...su ex.

Derek se aferró a los brazos de su chico quien estaba extrañamente callado, lanzando una mirada molesta hacia ella.

-¿Y bien? ¿Alguno de ustedes me va a explicar qué sucede? Creí entender que Stiles tenía cosas más importantes que hacer. — Habló con arrogancia, con una mano en la cintura y la ceja levantada, como si estuviera burlándose de él. Derek ya estaba lo suficientemente enojado como para tener que soportarla.

Stiles se aclaró la garganta algo nervioso. No esperaba tener que llegar tan pronto a esta situación, simplemente quiso pensar que tal vez no era tan malo como se veía. Se consolaba a sí mismo.

-¿Por qué tendríamos que darte alguna explicación? No eres el Alfa... — Respondió Derek aferrándose más a Stiles, al punto de que ya era incómodo. 

Mierda. A estas alturas se convertiría en su palabra favorita de tanto que la había dicho en su mente. Derek estaba completamente celoso y por la forma en que le habló, estaba dispuesto a enfrentar a una Lydia furiosa, que era lo peor que había visto en toda su vida. 

-Porque estás besando a mi ex novio y mejor amigo. Y aunque no me importa que estén juntos, tienes una muy mala reputación. — La sonrisa que Lydia tenía en su rostro no anunciaba nada bueno. A este paso se formaría la tercera guerra mundial. Tenía que intervenir antes de que esto escalara más.

-Lydia, sería mejor que... — Pero fue interrumpido otra vez. 

-¿Y tú lo dices? ¿La que jugó con los sentimientos de los demás a su propia conveniencia para que hicieran todo por ella y luego los botó? — Exclamó Derek con la mandíbula apretada. Lydia, que parecía a punto de hablar, se calló en ese momento como si lo que le dijeron le hubiera perturbado. Toda la confianza que tenía parecía haberse evaporado.

Stiles vio eso. Ya era suficiente.

-Chicos, esto es absurdo. Lydia, ya dije que te llamaría, si te quedas en la ciudad más días me puedes enviar un mensaje y con gusto lo responderé, pero no ahora. Es mejor que te vayas. — Lydia asintió luego de estar en un pequeño trance.

-Y tú, no debes dejarte llevar por lo que crees. Sé que es extraño para ti porque es mi ex novia, pero créeme que no pasó nada. Si tienes alguna queja soy todo oídos. — Tomó su rostro para mirarlo a los ojos que ya estaban poniéndose azules. Después de mirarlo por un minuto Derek sólo resopló molesto pero guardó silencio, calmándose. 

Lydia por su parte, se quedó mirando por unos momentos completamente callada y sin agregar nada más se despidió con su mano y desapareció, dejándolos por fin solos.

En cuanto ella se fue, Derek se relajó y soltó a Stiles. 

-¿Por qué estaba aquí? — Preguntó con sus brazos cruzados, fingiendo poco interés.

-¿No lo sé? Sólo dijo que tenía algo que decirme. — Se encogió de hombros el menor. Después de todo Lydia nunca le dijo la verdadera razón.

-Stiles... — Estuvo a punto de preguntar lo que estaba rondando su cabeza, pero el castaño lo interrumpió.

-No. No lo hará. Lydia no confesará su amor por mí o pedirá que volvamos a estar juntos. Es absurdo. Y aunque lo hiciera la rechazaría porque te quiero a ti. — Rodó sus ojos sabiendo exactamente lo que pasaba por la mente de Derek.

-No he dicho nada. — Se defendió Derek con una sonrisa en el rostro. Confiaba en Stiles y el latido constante de su corazón le confirmó lo que ya sabía. Él no mentía.

-No es necesario. Puedo leerte como un libro abierto. Sólo la próxima vez usa palabras como una persona normal. Es agotador tener que descifrarte por tus cejas o expresiones. — Resopló fingiendo molestia, intentando ocultar su sonrisa.

-Creí que te gustaban mis cejas. — Derek aparentó estar ofendido poniendo su típica cara de póker. 

-Me gustan, como lo que son, cejas. No como otra forma de comunicación. — Tocó sus cejas dejando de aguantar la sonrisa que se formaba, encontrando otra vez sus ojos. Y Derek por fin pudo sonreír con ganas porque estaba con Stiles, calmando los pensamientos negativos que tenía en su mente.