Final

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A Mew le había costado recordar que había sucedido y del porque había despertado en una cama que no le era familiar. Le tomó un poco de tiempo recopilar todas las imágenes en su cabeza, de la paliza que había recibido por parte de esos malditos pandilleros, la entrada icónica de Boss y la aprensión de Sick, entonces entendió del porque estaba en una habitación de un hospital, con una sonda clavada en la vena de su brazo y una máquina que marcaba el ritmo constante de su corazón. Intento moverse pero el cansancio y el dolor en todo su cuerpo no fue lo que le impidió hacerlo, si no el darse cuenta que tenía un brazo delgado apoyado en la zona del abdomen por la persona que más deseaba ver en ese momento.

Su pecho se llenó de una profunda tranquilidad al saber que Gulf estaba allí, recostado a su lado en una mala postura y con ese ceño fruncido del cual estaba acostumbrado a ver cada vez que dormia. Su rostro estaba hinchado por lo golpes que había recibido y aún así se veía tan hermoso y vulnerable que en lo primero que pensó fue en querer protegerlo de todo. Como pudo, logró estirar su mano y acarició delicadamente su mejilla hasta que lo vio moverse un poco y a los segundo abrió los ojos lentamente para acostumbrarse a la luz brillante que entraba por las ventanas de la habitación.

– Hola – fue lo único que logró decir sin apartar la mirada del menor.

– Hola – dijo Gulf incorporándose. Se habían dormido allí porque quería ser lo primero que viera el mayor al despertar – ¿Como te sientes?.

– Como si un elefante me hubiera aplastado – comentó para luego intentar incorporarse pero fue detenido por las manos del menor en su pecho.

– No hagas esfuerzo, debes descansar.

Mew suspiro. En verdad que odiaba los hospitales y peor cuando era quien estaba postrado en una cama y sin embargo no podía hacer un berrinche por querer irse de aquí. Cerró los ojos un momento y cuando lo volvió abrir pudo notar la culpa el los ojos del menor, como si tratará de tomar la responsabilidad por todo lo que había pasado.

– Nada de esto fue tu culpa, ¿de acuerdo?.

Gulf agachó la cabeza y apretó los puños en sus muslos.

– Nunca en la vida había experimentado tanto miedo como el de anoche, cuando vi como esos malditos te golpeaban.. Yo.. Crei que te perdería – y eso lo dijo tan suave, con un hilo de voz tan vulnerable, que Mew pudo ver su fragilidad, su dolor y demonios, tuvo ganas de abrazarlo con fuerza hasta fundirse con él.

– También tuve miedo de perderte, sabía que Sick no dudaría en matarte y por eso quería tomar tu lugar, lo único que deseaba es que salieras de allí porque me prometi a mi mismo que siempre te protegería de todo.

Gulf lo miro a los ojos y una corriente eléctrica le atravesó todo el cuerpo.

– Prométeme que no volverás hacer algo como eso, prométeme que no volverás a protegerme a costa de tu vida.

– No puedo prometer eso – murmuro Mew haciendo una pausa – No puedo prometer algo que sé que no voy a cumplir, para mi tu seguridad lo es todo.

El menor no estuvo conforme con esa respuesta, y lo sabía, podía verlo en su expresión sería y su ceño fruncido, no obstante, Mew no era un mentiroso y no hacia promesas que sabía que no podría mantener. Porque si estuviera en una situación similar como la de anoche con Gulf siendo apuntado con una pistola en la cabeza, él volvería a elegir la vida del menor por encima de la suya.

De eso no había duda.

– Gulf – le llamó y este lo miro con los ojos irritados anunciando posibles lágrimas que se negaba a derramar – Te lo dije, ¿no es así?, lo único que pido es que me permitas estar a tu lado, es todo lo que necesito.

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