VI: ¿dormimos una siesta?

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Obanai Iguro, veintiún años, uno sesenta y dos centímetros, pelo azabache, ojos con heterocromia, estado... Negado a amar a su compañero.

-"Es hermoso ¿No?" ¡¿Que carajo fue eso?! ¡¿Una declaración?! ¡Cómo te odio Sanemi shinazugawa!- El pilar serpiente maldecía mientras entrenaba en su mansión. Su serpiente lo miraba con una cara molesta, estaba cansada de la negación de su dueño a amar a shinazugawa.

El chico recordaba el día de ayer, los "consejos" de sus amigos y el momento que paso con Sanemi, esa sonrisa coqueta que siempre hacia le daban ganas de matarlo a besos... Pero bueno, ayer no había sido un buen día para el joven Obanai, había quedado más confundido de lo que estaba.

-¡Aparte esté frío de mierda! ¡Solo me hace...! Querer estar abrazado de vos... ¡Pero sos tan molesto, arrogante, divino y... Y.... AAAAA!- El azabache daba golpes con la espada a los troncos de entrenamiento.

-Sera mejor que me tranquilice, porque sino esto va a terminar mal- Obanai suspiró molesto y se sentó en el porche de su casa a descansar un poco -No entiendo porque siento esto... El es un hombre y yo también, esto tiene que estar mal- se llevó una mano a la cara y frunció el ceño -Kabu ¿Vos no lo ves raro? Sanemi ni siquiera sería mí tipo si fuera mujer-

La serpiente solo atino a morderle un mechón de pelo enojada.

-No entiendo que onda con vos... parece que estás del lado de ese pelotudo- El azabache miraba la nieve caer de nuevo -La puta madre, planeaba seguir entrenando... Ahora de verdad quiero tenerlo en mis brazos...- suspiró.

Sanemi Shinazugawa, veintiún años, uno setenta y nueve centímetros, albino, estado... Loco por su compañero.

-Obanai ♪~ -Recitaba el pilar del viento dando vueltas por su casa -Obanai es el hombre que amo ♪⁠~ tururú-

Cualquiera que vea a el albino en ese estado, pensaría que estaba delirando o que estaba bajo alguna sustancia ilegal. Sanemi ni con la mayor de las Kocho se había sentido así de embobado, definitivamente el pequeño azabache le había robado el corazón.

-Cuando te voy a volver a ver, tonto- suspiraba mientras pensaba que hacer -Quedaría re molesto si le digo que lo quiero volver a ver, nos vimos ayer y ni da... ¡Pero quiero verlo!- El pilar golpeó la pared -¡Quiero ver sus hermosos ojos! ¡Quiero besarlo! ¡Quiero salir con el! ¡No separnos nunca! ¡Quiero...! Poder abrazarte sin falta todos los días...- suspiró profundamente.

Se sentía tan tonto por amarlo tanto, deseaba verlo todos los días junto a el, pero para el Obanai no era más que un sueño. El azabache nunca lo miraría de forma romántica, o almenos eso pensaba.

-Matate shinazugawa, nunca vas a tener una oportunidad con él- chistó enojado y miro la ventana -Mierda está volviendo a nevar... De verdad quiero estar en sus brazos más que nunca...- Suspiró.

-¡Me da totalmente igual quedar como un molesto de mierda! ¡Me vas a recibir porque yo lo digo!- El albino salió de casa rápido, le daba igual lo que pensará Obanai de eso, el lo quería ver y así iba a ser -¡Y ni se te ocurra negarte, mí amor!

Sanemi llego a la mansión Iguro y tocó la puerta.

-¡Ya va!- dijo el azabache abriendo la puerta -¿Sanemi?-

-Hola...- Parecía cansado ¡¿Había corrido hasta su casa?!

-Que raro verte acá... Otra vez - suspiró.

-¿Te molesta? No te voy a mentir que te extrañé un poco- Rió el albino -¿Ya comiste?-

-¿Vas a invitarme a una cita?- Dijo con sarcasmo el menor.

La cosa que nos unió ♡SaneOba♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora