Obanai estaba sorprendido de la reacción del mayor, pero aceptó el abrazo -¿serpientita? Suena terrible- suspiró.
-lo se- El albino río.
-Perdón por como te contesté el otro día... Estaba extresado, pero se que no es excusa para tratarte así- el menor acarició la espalda de su amigo.
Sanemi al sentir la caricia sonrió -No es tu culpa, es mía por ser un tarado-
-no fuiste un tarado, fuiste un poco boludo nomás- el azabache río.
-Para mi es la misma mierda, fui y te dije lo que sentía sin importar nada- el mayor corto el abrazo -Me sentí como un intenso de mierda-
-Y eso esta bien, yo en ese momento ni siquiera sabía lo que quería-
-¿Y ahora? ¿Lo sabes?- el albino lo miró.
Obanai se pasó una mano por el pelo -No lo se... Después de lo que pasó con Kanroji yo... No estoy muy confiado conmigo, no creo que pueda amarte con total seguridad todavía-
Sanemi sonrió -¿No?- tomó de la mano a él pilar -déjame ayudarte, quiero que te ames para amarme a mi-
El menor lo miró sorprendido y con un brillo en los ojos
-Estoy dispuesto a todo por tu corazón Obanai, creo que llegué al punto en donde no me importa que me llamen maricon... solo quiero tenerte a mi lado para siempre- El albino cerró los ojos y sonrió -Así que, por favor quiero que te ames y después ámame a mi ¿me podes prometer eso? ¿Podes esforzarte también por mi?-
El azabache lo miró, tenía ganas de llorar, de abrazar a Sanemi, decirle que lo amaba y que no podía esperar más para besarlo. Pero se contuvo y miró el suelo -lo prometo-
-Gracias, serpientita- el mayor le dio un beso en la cabeza -déjame decirte algo... Sos hermoso, tus ojos y tu cicatriz son la cosa más bella que vi en mi maldita vida... Lo último que quiero es que te sientas mal con vos mismo... Sos increíblemente hermoso a mis ojos, Obanai. Siempre que esté yo acá vas a tener a alguien que te ama con todo su ser- Sanemi le acarició la cabeza.
Obanai lo abrazó con fuerza y esta vez no pudo evitar soltar una que otra lágrima -Gracias, tarado-
-Gracias a vos por perdonarme- el mayor le secó las lágrimas -No me gusta verte llorar... Obanai la verdad no se que hiciste, pero me volves loco-
-Sanemi yo la verdad que te am- el menor no pudo terminar de hablar que su compañero lo interrumpió.
-No quiero escuchar un "te amo" tuyo ahora-
El azabache abrió los ojos sorprendido.
El albino apoyó su mano en el hombro de su amigo -Primero quiero escuchar un "me amo" antes que un "te amo" ¿si?-
Obanai arqueo una ceja -A mi no me vas a tratar como tu perro, Shinazugawa- dijo mientras entraba a su mansión.
-¿eso es un si, serpientita?- Sanemi lo siguió por detrás con una enorme sonrisa.
¿Quien era el perro de quien?
...
-¡gaaah! ¡no entiendo como mierda haces eso!- esas quejas ruidosas obviamente venían de Sanemi.
-¿que cosa?- el azabache lo miró confundido.
-¡eso!- el pilar señaló las estructuras de madera que había por la habitación -¡pasas con tu katana por ahí como si nada!-
-¿que tiene?- el menor acarició la cabeza de Kaburamaru sin mirar a su compañero.
-¡¿como que tiene?! ¡haces que la katana se doble y pase por los agujeros de los palos chotos estos!- al albino se le marcó una vena en la frente.
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La cosa que nos unió ♡SaneOba♡
Storie d'amoreShinazugawa... Nunca le gustó que él lo llamara por su apellido.