IV: Por fin vamos a casa

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Obanai y Sanemi ya tenían una clara idea de su plan para atrapar al demonio. Era simple utilizaban a Akiko como señuelo y el demonio al tener a una chica inofensiva cerca de su boca, la atacará y en ese momento los dos pilares deberán proteger a la joven y matar al demonio ¿Es sencillo no? Pero... Antes necesitaban el ok de Akiko.

-No puedo hacerlo- Dijo la chica.

-Mira pendeja de Mier...- El albino se detuvo al recordar las palabras anteriores de su amigo, se cruzó de brazos y frunció el ceño.

-Te pedimos que por favor cooperes, ambos nos aseguramos de tu cuidado y seguridad - El azabache se acercó a la jovencita.

-Es que... No creo que pueda... Soy torpe y me da miedo... Mucho miedo- Se escondía entre sus cabellos muerta de vergüenza.

Sanemi se acercó a ella y la miró -Necesitamos de tu ayuda, esto podría terminar hoy gracias a vos, te lo pedimos por favor-

Akiko miro al mayor y luego se miro los pies -Esta bien, aceptó su propuesta-

-gracias- dijeron los dos pilares al unísono.

Y así empezó el plan, Akiko se quedaría sola en el bosque y ambos pilares la vigilarian desde las sombras en espera del demonio.

-Si no funciona... ¿Que vamos a hacer?- Dijo Obanai mirando a la chica desde lejos.

-Confío que saldrá bien, vos siempre haces las cosas bien- El albino contestó -Solo quiero que está mierda termine- Que mentiroso, por el podía estar siglos al lado de su compañero y no aburrirse.

-Gracias... Tu compañía siempre es agradable- Las mejillas del azabache se hicieron rosas por el alago del mayor -Esta misión hubiese sido aburrida y cansadora si no estuvieras conmigo-

-Sabes que siempre voy a estar con vos en lo que necesites, Obanai- Sanemi embozo una sonrisa.

-Lo sé... Sanemi- el menor también sonrió.

Los dos quedaron en silencio mirando a Akiko en el medio de la nada, la noche era helada como las otras. El albino maldecía en su interior no tener un uniforme más abrigado y el azabache maldecía al demonio que se estaba tardando.

La luna se posicionó arriba de la joven, iluminaba su pequeña figura que temblaba un poco por el frío, una fuerte brisa sopló e hizo que sus cabellos se movieran. Los pilares se pusieron en guardia, una presencia se sentía y el olor ya les llegaba a las narices, el demonio había caído en el plan de Obanai.

-¡Akiko corre!- Gritó Sanemi.

La chica le hizo caso y corrió al pueblo.

-oh... Hicieron que mí comida se escape... No sé los perdonaré, cazadores- dijo el demonio girando el cuello para mirar a los dos pilares, al fin lo habían encontrado, pero...

-¡¿Es un demonio de bajo rango?!- Gruñó el mayor al ver al demonio, no era más que una simple criatura deforme que hasta los de rango Misunoto matarían con los ojos cerrados.

-que pérdida de tiempo...- El menor comenzó a caminar lejos del lugar.

-¿Eh...? Yo no mate a todas esas jóvenes para que me vean como un débil...- El demonio se lanzó al ataque.

-cállate salame- dijo el albino cortándole la cabeza al demonio -No lo puedo creer... Me Cage de frío al reverendo pedo- Maldijo y siguió a su compañero sin antes darle un escupitajo al demonio volviéndose cenizas.

-Me ensucie todo por andar escondido...- suspiro molesto Obanai.

-Lo hubiese dejados colgado en un árbol para que se incendie el hijo de...- Sanemi comenzó a caminar a la par de el azabache.

La cosa que nos unió ♡SaneOba♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora