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Al príncipe Axel le gustaba burlarse del príncipe Hugo, su hermano menor, le encantaba ver la cara enojada que ponía cuando usaba algo que a este le molestaba, asustaba, irritaba o avergonzaba pero un día fue la gota que derramó el vaso.

Hugo, no le tomaba tanta importancia a las burlas de Axel, eran inofensivas,...hasta ahora.

Todo empezó aquel día que la clase de Axel, la misma en la que estudiaba la hermana mayor de Hildegard, la princesa Astrid, habían ido de visita para dar una charla a los futuros graduando, por lo tanto Axel y esta, eran parte de los alumnos escogidos para dicha charla, cuando vio entrar al auditorio de la Academia Real a la clase de la cual formaba parte su hermanito una idea macabra se le formó en la mente, podría usar todas las situaciones vergonzosas que sabía y verlo apenado mientras sus amigos se reían de él, luego regresar a casa juntos y como si nada hubiera pasado, que equivocado estaba.

Hugo se sentó en la misma fila en la que la princesa Sofia estaba sentada, su hermosa princesa era ahora una jovencita de 14 años, desde hace un año se había dado cuenta de sus sentimientos por ella, le gustaba, estaba perdidamente enamorado de ella, adoraba todo, sus ojos, su pelo, su piel, su sonrisa, su voz, todo, absolutamente todo le gustaba de ella, alguna vez se atrevió a decirle en un momento en el que su corazón tomo su voz y le dijo "eres perfecta" a lo que ella se sonrojaba bonito y se ría agradeciéndole el gesto pero a la vez le decía que ella era una humana normal como todos pero para él, ella era de otro mundo, ese que le encantaría conocer y de nuevo la escucho reír con esa misma risa afrodisíaca por la cual daría todo lo que tenía por oírla aunque sea un día completo, era unánime, Sofía le había robado el corazón, a veces se hallaba imaginando como sería si le diera un beso en los labios, varias noches se había despertado en medio de un sueño muy hermoso con ella, soñaba que la besaba y que ella le decía que lo amaba con todo su corazón pero solo era eso, un sueño, no creía que sintiera algo por él más que amistad por lo que no le decía la verdad y se preguntaba cuándo tendría el valor para decirle sus verdaderos sentimientos.

A sus 15 años el más joven de los dos príncipes de Albuquerque seguía siendo uno de los más cotizados por las chicas de la academia, guapo, inteligente, caballeroso, amable, generoso, hábil, valiente, seguía tomando la clase de baile sobre hielo junto a Sofía, a pesar de que la Srta. Flora le había dicho que era todo un experto y que si quería podría graduarse antes de tiempo pero se negó y el hada de rojo intuyo el porqué, ya había notado la química entre Sofia y él, no le pidió explicaciones, ya eso era respuesta suficiente para ella. Mientras, Sofía estaba muy entretenida hablando con Amber.

"¡Wow!, Amber, los mejores príncipes y princesas del ala oeste de la academia real vendrán a hablarnos sobre esta nueva etapa en nuestras vidas, ¿no es emocionante?" - Sofía era muy estudiosa, le encantaba leer y aprender, claro, como todo pre - adolescente no le gustaba que le den mucha tarea pero sin duda le gustaba aprender de lo que no sabía.

"Oh, Sofía, te emocionas con algo tan simple como una charla" - a Amber le encantaba ver la ilusión marcada en el rostro de su hermanita, como si recibiera un juguete nuevo. - "ya fuimos a un recorrido el año pasado, ¿recuerdas?"

"Si pero aquí podemos escuchar más sobre cómo es la vida allí y como es estar dentro de las clases" - le comentó muy emocionada.

"Bueno, supongo que será como conocer un poco del terreno, ¿no?" - ambas rieron por el comentario de la rubia.

"¿Supieron?, el príncipe Axel estará entre los chicos que nos darán la charla" - les hablo emocionada la princesa Jun, que estaba sentada al lado de al frente de Amber.

"Si, es uno de los príncipes mayores más guapos de la academia real" - comentó ilusionada Maya que estaba enfrente de Sofía.

"¿Axel?" - preguntó la rubia mientras sus mejillas adquirían un sutil sonrojo.

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