06

88 8 0
                                    

Martes por la mañana, hoy era un día libre, perfecto para organizar el torneo de esgrima de Albuquerque.

En el reino de Encantia, Baileywick le estaba llevando el desayuno a la cama a la princesa Amber.

"Buenos días princesa" - pronunció con su respeto y afecto acostumbrado, mientras entraba a la recámara de la joven - "Le he traído el desayuno, su favorito, ¿cómo se siente hoy?"

"Oh, gracias Baileywick, la Srta. Mildre tenía razón, una buena noche de sueño es lo que necesitaba, me siento mucho mejor" - respondió con un bostezo y más animada.

"Me alegra mucho princesa, seguro Praline aparecerá muy pronto" - le comentó con amabilidad.

La chica sonrió un poco, aun con todo no podía quitarse la tristeza pero agradecía el cariño y buena voluntad de los demás, más que todo el de su mayordomo que más que un mayordomo era parte de su familia, después de que su mamá murió, Baileywick era el que los cuidaba a James y a ella cuando su padre no podía y más que cualquier sirviente era casi como un segundo padre.

"Gracias Baileywick" - le agradeció tomándolo por sorpresa con un afectuoso abrazo y este lo recibió de la misma forma.

"Es un placer princesa, ahora la dejaré para que desayune, buen provecho" - le dijo al retirarse.

Empezó a comer con un poco más de entusiasmo, no podía ser pesimista. Un rato después tocaron la puerta, dio permiso y vio que eran sus padres junto con sus hermanos.

"Hola hija, ¿cómo te sientes?" - le preguntó Miranda, la noche pasada se había asustado al saber que había sufrido un desmayo producto del desgaste físico por el estrés pero en parte tenía algo de alivio al saber que al menos Clover y Crackel habían aparecido, heridos pero estaban con vida.

Roland casi se muere al ver a su hija mayor en esas condiciones, presionó a la guardia real para que se apresuraran a dar con el paradero de Praline, agradecía que Garrick y los reyes de Zumaria, mantendrían a sus soldados activos en la búsqueda para ayudarlos, tenían que encontrarlo y pronto.

"Todavía estoy triste pero al menos estoy mejor que ayer" - respondió con sinceridad - "Sofia ¿más tarde tienes que ir a Albuquerque para practicar para el torneo de esgrima?"

"Si pero ¿segura de que quieres que vaya?" - le preguntó pues tenía miedo de que se sintiera sola.

"Por supuesto que vas a ir, es más, yo también voy" - su familia la vieron impresionados - "¿Qué?"

"Amber, te desmayaste ayer en plena clase y ¿quieres salir a un evento?" - le cuestionó su hermano.

"Así es James, sé que están preocupados por mí pero en serio quiero ir a apoyar a mi hermana además me servirá para alejar mi mente de los malos augurios" - les dijo levantándose para empezar a buscar que ponerse.

"Bueno, tal vez tengas razón, necesitas distraerte y no estar encerrada, a Praline no le gustaría verte triste" - corroboró su madre con una dulce sonrisa.

Luego salieron del lugar para permitirle que se cambiara pero antes de eso le pidió a Sofia que la ayudara a escoger un vestido adecuado pero la verdad era que quería preguntarle algo.

"Sofia, ¿Clover no te ha dicho nada sobre Praline?" - pregunto recordando que uno de los poderes del amuleto de su hermana era hablar con los animales.

"No, solo me ha dicho que no estaban con él y se muestra un proceso recio por el tema" - comentó todavía confundida, su conejo siempre tenía algo que decir pero ahora estaba más callado, supuso que debía darle tiempo para superar el miedo a lo que seguramente los atacó aunque su intuición le decía que había otra cosa que no quería decirle.

HERMANOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora