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Luego de que Sofia se retiró decidió sentarse bajo el árbol, el mismo donde por primera vez, se había enamorado de verdad y resultó ser de Axel. Ciertamente lo había conocido desde que tenía uso de razón, sus padres se conocían entre sí, además que sus historias eran parecidas, sus madres habían muerto, una primero que la otra, la diferencia era que su padre se casó otra vez pero el rey Garrick no.

Al principio se había interesado o más bien fascinado con Hugo, pues él era uno de los príncipes más populares de la escuela, debía admitirlo, el chico era bueno en casi todo lo que hacía, más que todo en los deportes y la sorpresa que se llevó al ver que tenía un talento nato para el baile sobre hielo.

Después de lo que le hizo a Sofia, durante la carrera de prueba para el equipo del derby, su fascinación por él había muerto, jamás podría seguir apoyando a alguien que casi lastima a su hermana, James, la escuela entera y ella, lo hubieran odiado de por vida de no ser por la misma Sofia, quien pidió que no lo molestaran y lo había perdonado con una gran facilidad.

Claro, su pequeña hermana tenía un corazón de oro que siempre perdonaba a todos, a veces se preguntaba cómo podía ser tan compasiva pero sin duda era un ejemplo a seguir.

Un año después, Hugo y Sofia se hicieron amigos luego de ganar la corona voladora, lo había visto allí junto a su padre en el balcón real, no le había prestado mucha atención pero todo cambio ese día que la salvo, que la sostuvo en sus brazos y podría jurar que su mirada, aunque parecía bromista, se veía preocupado por ella.

Días antes se había encontrado observándolo casi hipnotizada y le producía enojo verlo con la princesa Astrid, solo fue hasta ese entonces que descubrió que era porque estaba enamorada y no supo en qué momento ese amor se hizo más grande. Dejar de pensar en Hugo fue muy fácil pero con Axel era sumamente difícil y la respuesta era que a él lo tenía no sólo en su mente sino en su corazón.

La pobre no se había dado cuenta de que el mencionado continuaba oculto mirándola, se supone que la buscaba para hablarle de lo arrepentido que estaba por su acción pero al escuchar tamaña revelación, no sabía qué hacer.

¡Había descubierto que le gustaba a la princesa mayor de Encantia!, ¿podría ir y actuar como si nada frente a ella?, quizás no pero se dijo que no podía seguir así, había quedado con ella y no podía echarse para atrás, como pudo, salió de su escondite y siguió su camino hacia dónde estaba la chica, aunque algo le decía que este árbol lo había visto antes.

"Prin...princesa Amber" - le llamo con vos trémula, sacando a la rubia de sus pensamientos y provocando que sus mejillas volvieran a teñirse de rojo y ni qué decir que las de él estaban igual.

"A...Axel" - murmuro de la misma forma, procedió a levantarse pero inmediatamente la detuvo.

"No, no...descuida..no tienes que pararte...de hecho, ¿podría sentarme a tu lado?" - le pidió bastante tímido.

La joven gritaba internamente de emoción, esto era casi un sueño, un hermoso sueño. Su adorado príncipe le estaba pidiendo sentarse junto a ella, debajo del árbol donde había comenzado su historia de amor, bueno, desde su punto de vista así era.

"Si" - le respondió tan tímida como él

Le agradeció y se sentó a su lado izquierdo, mirando hacia el paisaje, mientras que ella miraba hacia sus manos, entre las cuales tenía su clásico abanico.

"Entonces... ¿de que...querías hablar?" - preguntó después de unos minutos de silencio.

"Lo siento" - sorprendía se voltio a verlo, ¿se estará refiriendo a lo que le hizo a su hermano?

"¿Qué?" - era a Hugo o a su padre al cual tenía que darle disculpas no a ella.

"Si, lo siento, me comporté como un idiota, un estúpido sin conciencia y todos los malos adjetivos que quieras ponerme, no fui un buen hermano mayor ayer y por culpa de mi error perdí a mi hermanito para siempre" - podía ver la tristeza y pesar en su rostro y su voz sonaba quebrada, era claro su sufrimiento con todo esto.

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