08

62 6 0
                                    

Abrió los ojos y lo único que vio fue un espacio totalmente en blanco.

"¿Dónde estoy?" - fue lo primero que se preguntó. Pronto se dio cuenta de que su voz tenía eco en aquel lugar, camino buscando encontrar una puerta o algo pero por más que lo intentaba solo veía lo mismo - "¡Papá!, ¡Hugo!"

Comenzó a desesperarse dando vueltas buscando alguna salida o alguna persona pero no había nada.

"Axel" - aquella voz, esa voz dulce y amorosa la conocía perfectamente, ¡era la voz de su madre!

Se volteó lentamente y quedo sin habla al ver frente a él a la mujer que les dio la vida a su hermano y a él, exactamente igual como la recordaba, estaba vestida de blanco y su rostro mostraba una preciosa sonrisa.

"Ma...mamá, ¿eres...eres tú?" - cuestionó totalmente incrédulo.

"Axel, hijo mío, soy yo, sé que es difícil de creer pero estoy aquí, vine para verte y hablar contigo" - le dijo tomando su rostro con ambas manos.

"Esto es increíble, mamá, no sabes cuánto te extrañamos, papá, Hugo y yo nunca te hemos olvidado - de sus ojos comenzaron a salir ríos de lágrimas, el día del funeral de su madre había llorado mucho, a esa edad no entendía porque Dios se la había quitado y más adelante supo que esa era la ley de la vida, nunca se sabe cuándo llegará tu momento, aun así el dolor de su pérdida seguía intacto pero se aseguró de que su hermano no sufriera y mantuviera vivo el recuerdo de su progenitora.

Sin embargo, también era bien sabido que había casos especiales en los cuales Dios concedía un milagro pero era difícil ver uno en estos días.

"Lo sé cariño, lo sé y yo a ustedes. Mírate, estás tan guapo, sé muy bien que tu hermano y tú son unos galanes entre las chicas y como no si son unos preciosos y adorables niños" - comentó bromista y orgullosa.

"Mamá, ya no somos unos niños" - respondió un poco avergonzado de los mismos que le daba pero se sentía feliz de recibirlos, verla y hablarle.

"Si, es verdad, ya no son unos niños y también cometen muchos errores, como decirle a la escuela entera los secretos de tu hermano" - él agacho la cabeza apenado.

"Lo siento, te decepcione, Hugo sufrió por mi incompetencia, perdón mamá" - la antigua reina de Albuquerque suspiro profundo y sonrió.

"Está bien, admitiste tu error y supiste repararlo, sabía que lo ibas a lograr pero hay otra cosa que tengo que decirte, hijo, este lugar es el limbo, la línea divisoria entre la vida y la muerte, es por eso que puedo presentarme ante ti con facilidad" - contestó sería.

"¿Qué?, ¿estoy...muerto?..pero.." - en ese momento sus últimos recuerdos pasaron por su cabeza.

Thomas a punto de apuñalar a Hugo y él apartándole para terminar recibiendo el golpe, el frío metal de la daga incrustarse en su estómago y las caras horrorizados de todos al verlo caer desangrado en el piso, la expresión de desesperación y dolor de su amada Amber y los ruegos de su hermano y su padre porque resistiera. Rápidamente se revisó de pies a cabeza, no tenía nada, toco su abdomen en donde se supone debía estar la herida pero no había absolutamente nada, era muy extraño.

"Axel, lo que está aquí es tu alma, tu cuerpo físico es el que tiene la herida, en estos momentos estás en el hospital luchando por tu vida, la razón por la que estás aquí es porque estás indeciso" - al notar que su primogénito no la comprendió decido continuar - "Al parecer, por un lado perdiste las ganas de vivir y por el otro quieres seguir, supongo que es la tristeza que sentiste al verte ignorado por Hugo, piensas que él estaría mejor sin ti y lo otro es por el amor, tú amor hacia la princesa Amber y el que le tienes a tu familia"

HERMANOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora