Prólogo.

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Decían que los ángeles únicamente podían residir en el cielo, pero JiMin empezaba a creer que habían excepciones a dicha afirmación. De lo contrario, ¿cómo podría explicarse la presencia de un ser angelical caminando entre los mortales comunes y corrientes? Jeon JungKook era ese ángel.

Para JiMin era difícil apartar los ojos de ese chico cada mañana, cuando caminaba por el pasillo principal de la escuela viéndose tan radiante y precioso como era habitual en él. Esos ojos grandes y destellantes que le recuerdan a un cachorro inocente, las ropas holgadas que parecían ser una talla más grande pero que de alguna manera lograban sentarle de maravilla, la sonrisa de conejo que iluminaba su bonito rostro al saludar a uno de sus amigos.

Y luego estaba el que era su detalle favorito sin duda, su cabello largo y ondulado. Esas ondas castañas que caían con gracia sobre sus hombros, enmarcando sus facciones de manera etérea. Además como si eso no fuera suficiente, JungKook tenía el hábito de adornarlo diariamente con diversos accesorios coloridos. Un día podría lucir broches con diseños de mariposas o flores, mientras que al siguiente día optaría por lazos de tela atados a mechones sueltos de su cabello.

A JiMin le parecía asombroso cómo era capaz de combinar los diferentes colores con su ropa cada día sin repetir.

Cada vez que posaba sus ojos en él, sentía que su corazón se llenaba de ternura. Era como si hubiera sido diseñado a la perfección, combinando rasgos delicados con un aire juvenil que lo hacía simplemente irresistible.

Sin embargo, en ocasiones fue testigo de cómo era objeto de burlas y comentarios hirientes por ese gusto particular. Escuchó apodos despectivos que solo provocaban furia en él porque el niño bonito no se merecía ninguno de ellos, no merecía ser menospreciado simplemente por mostrarse como era. A veces JiMin quisiera hacer algo para defenderlo pero la única opción que tomaba era guardar silencio y reprimir su impotencia en lo más profundo de su ser.

JiMin admiraba profundamente en secreto la forma en que él manejaba esas situaciones. Hacía oídos sordos a cada uno de esos comentarios, siguiendo luciendo orgulloso los bonitos accesorios en su cabello que tanto lo caracterizaban. Era de respetar esa fuerza interior para mantenerse fiel a sí mismo sin importar las opiniones ajenas.

JiMin, aunque anhelaba poder acercarse e intercambiar palabras con él, solo podía observarlo desde la distancia. A pesar de su deseo de tener una cercanía con el chico, se mantenía al margen. Conocía su nombre gracias a los murmullos que corrían por los pasillos de la escuela, así como por el hecho de que JungKook era el mejor amigo de NamJoon, uno de los jugadores destacados del equipo de rugby y su propio amigo también. Esta conexión indirecta era lo único que le permitía a JiMin saber un poco más sobre aquella persona.

Tal vez un día cuando fuera lo suficiente valiente, se atrevería a acercarse para decirle lo precioso que era y que nunca dejara de decorar su cabello porque así lucía aún más encantador. Fantaseaba con la idea de que sus palabras pudieran provocarle una sonrisa genuina, haciendo que sus ojos brillaran con alegría.

Mientras tanto solo sería el gran capitán del equipo de rugby, que ante los ojos de los demás era considerado heterosexual cuando en realidad era bisexual.

—Tierra llamando a JiMin. —sintió un brazo abrazarlo por los hombros con fuerza de repente, haciendo que despertara del trance de sus pensamientos para encontrarse con la mirada de NamJoon cerca de él—. ¿Todo bien, amigo?

JiMin asintió, tratando de despejar su mente sobre cierto chico con ojos de ciervo.

—Lo estoy.

—Pues no parece porque te estaba llamando a la distancia pero parecías andar con la mente por las nubes. —dijo en un tono medio burlón, dándole unas palmadas en el hombro.

Pretty Boy┃JiKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora