Hola, soy shoto un chico de 17 años, ya muchos me conocen por lo de los héroes y tal, pero bueno, esta es la historia de como conocí a mi mayor fortaleza y a mí más grande debilidad en una sola persona, antes de todo yo solo quiero advertir una cosa...
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Cuando Katsuki regresó al departamento estaba bastante estresado, enojado y no lo admitiría pero también estaban preocupado, esos idiotas lo tenían en la mira.
Justo cuando tenia ganas de vivir estos idiotas llegaban a arruinarlo todo y a quererlo explotar desde sus entrañas.
Hizo una mueca de asco al pensar lo ultimo, en ese momento el elevador de su torre emitió un pitido señalando que ya había llegado a su piso, respiro profundo y camino por el pasillo hasta que llegó a su departamento, cuando abrió la puerta recordó que tenía un invitado.
— ¿Shoto? — dijo en voz alta sin respuesta alguna. — ¿Se fue? — esta vez sus palabras fueron para si mismo.
Camino por el lugar buscando rastro alguno del menor, cuando subió a su habitación y abrió la puerta lo primero que miro fue algo que le aceleró el pulso.
El bicolor estaba dormido en su cama la cual era bastante grande para él y se veía adorable, estaba sobre una almohada y la otra la estaba abrazando, se veía tan tranquilo que fue inevitable envidiar esa paz y querer que la compartiera con él.
— Hey... — dijo susurrando metiéndose entre los brazos del chico reemplazando a la almohada abrazándolo por la cintura.
Shoto abrió ligeramente los ojos. — Llegaste. — su voz sonaba somnolienta, era tan adorable. — ¿Cómo te fue?
— De puta madre. — Obviamente no le iba a decir la verdad.
El bicolor sonrió comenzando a pasear sus dedos entre las hebras de la cabellera ceniza adormeciendo a Katsuki el cual se acomodó sobre el pecho del contrario disfrutando de su aroma.
Mierda, pagaría por que todos sus malditos malos días terminaran de esa forma, con Shoto esperándolo en la casa para dormir juntos.
...
Cuando volvió a tener conciencia abrió los ojos levemente y miro que era su novio quien lo estaba llamando... mierda, "su novio" sonaba extraño, jamás imagino algo así pero eso no evitaba que el pensamiento le generara un cosquilleo en el estomago.
Ni cuando era un adolescente se permitió sentir algo así, mejor lo estaba sintiendo ahora, vaya ironías de la vida.
— Kat despierta ya llego la cena. — Shoto lucia algo despeinado pero eso no hacía que se viera mal, de hecho le gustaba mucho.
— ¿Encargaste?
— Si, encargue algo de sushi, ¿te gusta?
— Lo que sea esta bien.
— Bien.
Bajaron hasta la cocina donde ya estaban las cosas acomodadas las cosas en la barra.
