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Ser un chico con problemas familiares siempre a sido un gran problema para él, desde aquel día en qué sus madre falleció él junto a su hermano se han distanciado mucho de sus padre, aquel qué era un gran soberano de todo un inmenso imperio, un sultán en tierras densas.

Tuvo la gracia de nacer siendo un poderoso y muy guapo Alfa al igual qué su padre, por desgracia familiar el único qué salió Omega fue su hermano mayor, Sae Itoshi quién iba de sucesor para la corona real. Ellos aún seguían siendo un par de niños traviesos buscando aventuras, un par de chiquillos buscando la protección y cariño de sus madre qué en vida ya no estaba, dos chicos qué en una burbuja de ensueño siempre permanecían evitando la trágica realidad.

Podía oír todos los días la discusión qué sus parientes daban, podía escuchar cómo Sae se rehusaba al matrimonio forzado, evitaba a toda costa el emparejamiento por poder. Rin quería ayudar en algo pero no podía meterse en esos asuntos, sólo podía quedarse callado escuchando a su hermano lamentarse en su hombro, él no era el futuro rey pero el de rojizos cabellos sí, así qué no le quedaba de otra qué observar todo aquel caos familiar, era amarga tanto dulce la noticia qué su hermano se casaría, qué se encontraba comprometido con otro príncipe de tierras lejanas.

Poder,
eso era lo qué más le importaba a su padre.

Sae muchas veces le sugirió y comento qué si él quería, podía tomar su puesto y gobernar todas aquellas hermosas tierras para gobernar cómo el nuevo sultán, por obvias razones prefirió negar aquella propuesta incontables veces debido a qué era consciente del gran esfuerzo qué le llevó a sus dos mayores conseguir todo aquello. No quiere ser un aprovechado.

── Sae, ¿estás libre?

── ¿Qué sucede Rin?

── Sólo... quería salir a jugar.

── Vamos, he terminado con todos mis deberes.

Siempre escapaban cada vez qué podían, iban al pueblo muchas veces disfrazados de gente ordinaria para ver y disfrutar de todo aquel mundo nuevo qué les rodeaba, de todo aquel territorio suyo qué tenía prohibido visitar.

── Vamos Cala, esa fruta se ve muy interesante.

── Espérame Lirio.

No podían revelar sus identidades por el temor de ser atrapados por los guardias qué merodean la ciudad, la elección de aquellos nombres claves fue algo gracioso para ambos jóvenes, ambos usaron los nombres de sus mascotas. Sae cómo Lirio, de su halcón y él cómo Cala, de su pavo real.

Las maravillas qué descubrían cada vez qué salían les fascinaba mucho, todo eso hasta qué llegó trágico día para él, la noticia llegada a sus oídos acerca de la desaparición de su mayor. En una fría y triste noche Sae desapareció de su vida dejándolo sólo y con muchas responsabilidades encima.

Vuelve Sae, por favor... te necesito.

La vida era muy cruel para Rin, el abandono de su hermano lo hirió gravemente creando un vacío en su corazón y llenando su cabeza de malos pensamientos, todas las noches lloraba con amargura al recordar qué posiblemente era él el culpable de todo, la muerte de su madre, el enfado de su padre y la desaparición de su hermano, todo era su culpa.

Su padre exigía y exigía más de él por ser el único qué quedaba, mientras los guardias aún buscaban al príncipe heredero todas aquellas responsabilidades del mayor eran traspasadas al menor, los eventos, reuniones e incluso contratos con otras naciones eran sus nueva tareas. Todo aquello le agotaba tanto y se cuestionaba muchas veces, cómo su hermano pudo con eso hasta esa edad, comprendía el motivo de su huida, sólo esperaba qué estuviera sano y salvo dónde quiera qué este.

Su vida se volvió monótona, en su pluma ya no corría la tinta y su página se quedó a medias. Todo eso, hasta qué algún tomó de ella y marcó una nueva historia.

Fue en una salida cuándo en su pueblo observo a una persona cuál belleza competía inmensamente contra la de su hermano, un chico de hermosa apariencia qué opaca a todos los de su alrededor, se veía lindo desde su distancia pero creyó qué sólo se trataba de un humilde campesino y nada más, quiso charlar con él pero sus escoltas lo llevaron nuevamente al palacio junto a su familia, podía ser sólo por unos segundos pero en aquel momento se sintió realmente flechado por aquel ser.

Fue mucho más antes qué su familiar se fuera, visito el pueblo muchas veces pero nunca más lo volvió a ver hasta qué un llamado de su majestad, le dio un comunicado especial.

── Vendrán los príncipes y nobles qué piden la mano de tú hermano, tú te encargarás de vigilar los y calificar cómo son ellos en realidad, entendiste? Rin.

── Si, majestad.

── Vete ahora, necesito descansar.

Los primeros príncipes se le hacían aburridos e incluso muy fanfarrones, todos unos arrogantes interesados. Los tachó de inferiores y elimino de la lista, pasaban de duques a condes, de condes a marques y de marques a barones, todos con un defecto qué a Rin irritaba.

Todo hasta qué llegó el "prometido" de su hermano, acompañado de alguien más qué a escondidas llegó allí, el molesto príncipe y futuro emperador, heredero a todo un imperio llegaba acompañado de un Omega llorón.

Un Omega qué pronto lo enamoró.

── ¿No eras un campesino?

── ¡¿Disculpa?! Cómo te atreves a llamarle a sí a mi primo.

── Pido una disculpa por mi insensato hablar.

── Qué molesto eres, príncipe Itoshi. No te atrevas a acercarte a mi primo.

── ¿Por qué está aquí? Tengo entendido qué sólo las futuras parejas pueden venir.

── Mis tíos me lo dejaron a cargo, no es mi culpa, él se quedaría sólito sin mi.

── Pido una disculpa, príncipe Itoshi.

Aquellos ojos cuál preciosos y valiosos zafiros me recordaron al inmenso mar, tan profundo y tranquilo qué llenaban mi alma, mis pensamientos e incluso mi corazón.

Ese chico tiene algo qué doblegó mi orgullo y ocupó mi corazón, allí se resguarda desde aquella ocasión.

Quédate conmigo, por favor.
No me dejes tú también.

ᵖᵘᵉᵇˡᵒ ⸙ 𝑴𝑰𝑶  「𝚁𝙸𝙽𝚂𝙰𝙶𝙸」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora