Bajo el cielo que se tiñe de crepúsculo,
baila la silueta de un día que se despide,
una coreografía de luces que se extinguen,
y sombras que crecen, abrazando la llegada de la noche.Es la danza del ocaso, triste y hermosa,
una sinfonía visual que declina en tonos suaves,
rojos, naranjas y púrpuras que se entrelazan,
en un último suspiro de luz antes del anochecer.Las estrellas comienzan a asomar, tímidas,
testigos de la transición,
de la lucha diaria entre la luz y la oscuridad,
un recordatorio de que después de todo,
la noche siempre llega.Pero en esta danza hay también una promesa,
la promesa del retorno,
porque cada final es un preludio,
cada conclusión, el susurro de un comienzo.La danza de ocaso es también la mía,
un reflejo de mi alma en el espejo del cielo,
moviéndose al ritmo de los ciclos eternos,
girando con los hilos del tiempo que se desvanecen.Y mientras la oscuridad envuelve el horizonte,
en el abrazo seguro de la noche,
puedo sentir la esperanza,
como una melodía que espera su momento para elevarse,
en el gran concierto de la existencia.Así, con cada caída del telón diurno,
me recuerdo a mí mismo:
No hay danza sin pausa,
no hay música sin silencio,
no hay vida sin esos momentos
de serena contemplación en la danza de ocaso.
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ᴀʟᴍᴀ ᴇɴ ᴇʟ ᴠᴀᴄíᴏ
PoetryLa colección de poesía titulada "Alma en el vacío " es un viaje melancólico y reflexivo a través de los rincones más sombríos y a la vez esperanzadores del espíritu humano. Cada poema es una veta en la mina de las emociones, explorando la soledad, l...