ᴀʟᴍᴀ ᴇɴ ᴇʟ ᴠᴀᴄíᴏ

El espejismo del sentir 🍂

En las cámaras silenciosas de mi reflexión,
se levanta un muro inquebrantable,
fortaleza de mi ser, santuario del escepticismo,
donde el amor es una leyenda, un mito, una fábula.

Crecí observando las marionetas danzantes,
hilos de ilusiones moviendo corazones y mentes,
pero en mi pecho, no hay cuerdas que tirar,
no hay melodías románticas que deseen sonar.

Dicen que el amor es la endemia de la existencia,
la condición simple de la humanidad,
pero yo, observador en la orilla de ese vasto océano,
veo las olas de la pasión como tormentas pasajeras.

No hay espejismos en mi horizonte,
no hay castillos construidos en la arena de la esperanza,
solo la realidad firme, el suelo sólido bajo mis pies,
y la convicción de que no todos los caminos llevan a Roma.

El amor, ese enigma que tantos buscan desesperadamente,
a mí me parece un laberinto sin salida,
un puzzle cuyas piezas cambian constantemente,
un idioma que no deseo aprender a hablar.

No me tildes de frío, no me llames insensible,
he elegido la claridad sobre el engaño,
la autenticidad sobre la farsa,
la independencia sobre la seducción de los cuentos de hadas.

El corazón no es un trofeo ni una moneda de cambio,
no es una necesidad ni un destino manifiesto,
es un órgano que late al ritmo de mi propia canción,
una canción que no necesita dúo para ser completa.

Este poema no es un canto de soledad,
sino una declaración de libertad,
la libertad de aquellos que no encuentran sentido
en las cadenas doradas del amor romántico.

Amar no es un deber, no es una obligación,
y en mi tranquila resistencia, encuentro mi significado,
en la paz de ser uno mismo, sin la complicación
de un corazón dividido en dos.

Y si la mente fácil se deja engañar por dulces palabras,
yo me quedo con la fortaleza de mi propia compañía,
porque en la serenidad de la autosuficiencia,
he encontrado el amor más duradero: el amor propio.