16. Sanando heridas

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Días después

Estos días han sido un caos para mí.

Primero la pelea con Bryana que acabó mal, me queda claro que entre nosotros ya no hay nada. Tal vez más adelante hablé con ella, cuando yo esté más estable y más preparada y no me tome por sorpresa.

El ataque de ansiedad, deje de tenerlos hace meses.

Después cuando decidí alejar a Drystan de mi lado. Es una de las cosas que me dolió, no puedo parar de pensar en ellos y darle vueltas al asunto, cada vez que lo hago me repito que es lo mejor.

Ahora no sé quién ha sido el beneficiado si él o yo, está claro que ninguno de los dos. Pero vamos, si sigo así no quiero que él viera todo eso que he trato de olvidar y ocultar al mundo.

Pocos son los arranques de valentía que suelo tener, como cuando le dije a Chelsea y a Peyton que les contaría todo. Tuvieron paciencia y lo agradezco; escucharon cada una de mis palabras.

No me juzgaron.

Me abrazaron cuando terminé de narrar todo, me sentí tan bien y en mi pecho había ese cálido abrazo envuelto de cariño.

Encontré unas excelentes amigas sin siquiera buscarlas, amigas de verdad.

Y como lo han prometido mis padres, buscarían ayuda. Justo ahora estoy aquí, estoy a nada de pasar con la psicóloga.

Es un centro de rehabilitación, tengo un nerviosismo desde que puse un pie al inicio del lugar. Este poco tiempo que no estuve con una me sentí rara y ahora vuelvo a sentir extraña de volver a un lugar aunque ya no sea de forma permanente.

Me está siendo difícil aceptar venir, ya estaba acostumbrada a la Doctora White, mi estancia en Canadá solo pase por dos psiquiatras y me quedé con la Doctora White.
No sé qué tan bien me pueda ir aquí, no sé si seré capaz de hablar.

Siempre he odiado el color blanco en los hospitales y en los centros, como aquí y como en el que estuve. Es un color muy sombrío para mi propio gusto y me hace sentir más enferma de lo que ya estoy.

Golpeteo mis dedos contra la tela de mis pantalones de mezclilla que llevo. Mi vista la mantengo baja para que ese color blanco no me cause algún dolor de cabeza.

Mis padres pasaron por mí después del instituto. Ha sido muy difícil todo, desde que salí hasta que llegué aquí. Mi corazón ha latido rápido y sin miramientos.

Trato de calmar esa sensación de nervios y desesperación, sé que solo estoy un poco alterada por ver a alguien nuevo en esto.

Mi mamá sostiene mi mano, se ha dado cuenta de lo nerviosismo. La acaricia sin decir absolutamente nada, me hace bajar un poco de todo.

—Todo irá bien —besa mi cabello—, todo irá bien hija.

Cuantas veces no lo he escuchado, pero viniendo de mis padres sé que puedo confiar, en mí también para que esto funcione.

Cuantas veces he deseo poder avanzar, creer en mí en que si puedo. Voy a echarle todas la ganas para poder iniciar una nueva etapa donde no haya miedo ni mucho menos pesadillas de mi pasado.

Me ha costado demasiado llegar hasta acá, hubo instantes donde no pensé lograrlo. Fui de esas personas que no creía en mí misma, estaba tan rota que creí que darle de nuevo un fin a mi vida solucionaría todo.

—¿Crees que por fin lo pueda lograr mamá?

—El futuro es incierto hija, lo que sí puedo decirte es que necesitas confiar en ti y enfocarte en ti, solo en ti. A veces solemos preocuparnos de más y por las personas que nos rodean que nos descuidamos de nosotros mismos —aprieta mi mano—. Es hora de que veas por ti Hazel. Confía en ti.

Yo también quiero mi final feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora