2- El padre de mi hijo

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Lili Stuart

Cuando mi media hermana estrella de la familia me dijo que había encontrado al amor de su vida, el hombre perfecto, moreno de ojos grises, cabello negro, físico de infarto. Nunca pensé que terminaría siendo mi aventura de hace tres años y el papá de mi hijo. Y no sé si llamarlo aventura, porque a penas fue una noche, donde fui una estúpida calenturienta con a penas 18 que entregué mi virginidad a un desconocido. Dicho desconocido que al día siguiente me dejó sola en una habitación de hotel cara, con dolor en mi zona íntima, recuerdos, un nombre falso y una resaca de los mil demonios.

Luego vino el caos con mi familia cuando me enteré de las consecuencias de esa noche e intenté buscarlo. Pero era como un fantasma. Cómo un sueño que me viro mi mundo al revés pero a la vez me dió el mayor regalo del mundo, el cual tengo en mis brazos justo ahora cuando su padre biológico nos mira.

Siendo como una bomba, porque la siguiente es cuando Leila me pasa como un huracán y se lanza a su prometido abrazandolo.

- Llegaste- proclama mi hermana feliz.

Él mantiene sus manos a ambos lados dejando caer las flores que seguramente son para ellas y la caja. Sus ojos continúan en mí, y me obligó a moverme y reaccionar, aclarando mi garganta mientras arrullo a mi pequeño bebé que llama mi atención jalando mi cabello.

- Oh perdón, estás deben ser para mí - Leila recoge las flores y se gira hacia mí con una sonrisa tomandolo por la mano- Lili viste que romántico, te dije que era perfecto- continua hablando mi hermana peoduciendome un huracán de emociones en mi estómago.

Tengo ganas de llorar, gritar, no se cómo reaccionar.

- Caidan te presento a mi media hermana Lili y mi sobrino Eli- me señala mi hermana y luego continúa con su sonrisa hablando- Lili este es Caidan Remilton el picher titular de los Dover y mi prometido, supongo que estás sorprendida porque claramente mi amor es famoso, mucho más que yo.

Quién lo diría deportista y yo de tonta nunca lo había notado, por no mirar noticias, ni revistas. Lo mío era mi trabajo de Bibliotecaria, entre libros. No como Leila que su vida era el deporte. Y después de lo del embarazo y ser la oveja negra de mi familia, nunca asistía a eventos sociales con mi hermana. De hecho la única noche loca que había tenido era esa. Ya que todo en mi vida era planificado. No permito que nada se me valla de las manos, exepto esto que no me lo esperaba claramente.

- Mucho gusto- obligo a mis labios a moverse creando una coraza para que no se me note que esto me afecta y extiendo mi mano libre hacia el hombre, que a pasado de sorprendido a darme una mirada furiosa-

Pero disimula muy bien o mi hermana está adaptada. Toma mi mano entre una de las suyas callosas, grandes y masculinas. Haciendo que el aire se espese por la tensión del momento, así como por la corriente que me atraviesa cuando su piel hace contacto con la mía y su voz rasposa masculina se hace presente.

- El gusto es mío señora Lili-

- Por Dios Caidan- ríe Leila- Mi hermana no está casada es madre soltera, la mejor de hecho. -

- Chicas no se queden en la puerta - la voz de mi madre rompe el incómodo momento y la ceja enarcada que me da Caidan, apartó la mirada rápido rompiendo la burbuja y soy la primera en irme hacia donde están mis padres en el patio, preparando la mesa para el almuerzo.

Acomodo a mi travieso hijo en su silla por ta bebés con las manos temblando y mi corazón a mil. Mientras el juega con su carrito y grita.

- Abu- haciendo reir a mis padres con sus dientesitos.

Me siento a su lado concentrándome solo en él, peinando su cabello.

Ignorando el hecho de que mi hermana llega minutos después sentándose junto a su prometido frente a mí. Por lo que siento la mirada de Caidan en mí todo el tiempo alternando entre yo y mi hijo. Para luego seguirle la conversación a mis padres, que lo adoran desde el inicio.

Me concentro en comer y darle la comida a mi hijo. Que se empeña en tomar la cuchara el mismo como mi pequeño gruñón por lo que lo tengo que regañar de vez en cuando y se queja diciendo mamama.

- ¿Qué edad tiene tú hijo Lili?- esa voz masculina resuena hacia mi paralizandome y es mi hermana la que responde en seguida impidiendome inventar si quiera una mentira creíble.

- Tres años aunque parece de dos, Eli es muy inteligente- alaba Leila y por la mirada de Caidan sé que está atando cabos, aunque es más que obvio, sus ojos son una replica de los de mi hijo y rezo porque mis padres o mi hermana no sé den cuenta. No sabría cómo explicarselos.

Por lo que me levanto, de la mesa y tomo a mi bebé, entre mis brazos con la excusa de limpiarlo. Me dirijo a pasos apresurados hacia su habitación en el primer piso y siento que estoy a salvo cuando estoy dentro de las cuatro paredes, pintadas de blanco con juguetes por doquier, libros, camita personal. Y mi niño en brazos el cual me sonríe y beso sus mejillas regordetas.

- Te amo cariño-

- amu mama- responde mi bebé sacándome una sonrisa.

Mientras deja caer su carrito. Y ya veo de dónde sacó su fuerza en los brazos cuando caigo en cuenta que su padre es picher.

Baño a Eli y me refugio en su habitación, hasta horas más tarde que agradezco internamente que Caidan se halla marchado de mi casa, mientras mi madre me reprende por ser grosera.

Leila se fue junto a él quien sabe a dónde. Y aprovecho que mi hijo duerme la siesta para buscar a Caidan por Google antes de que mis dedos y mi mente puedan detenerse.

Y me sorprende todo lo que encuentro sobre el, desde fotos de revistas, escándalos, su trayectoria estrella como picher titular, así como sus escándalos con numerosas mujeres que hunden mi estómago y me hacen más estupida. Lomás probable es que fuera una más. Me acuesto boccarriba en mi cama cerrando los ojos,mientras aparto el aparato de mi cara, y trato de regular mi respiración ante el recuerdo de él parado está mañana en mi puerta o lo bien que luce su cuerpo en las fotos con su uniforme de juego que encontré en Google, las cuales ni le hacen justicia.

"Mi cuñado es el papá de mi hijo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora