Capitulo 10:Encontrando La Paz

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Había pasado días en mi habitación,no quería salir y verlo ,mucho menos hablarle .

Olivia me estuvo trayendo comida ,hasta que un día desperté por la mañana triste por lo que había pasado.Asi que sin entender por qué me subí a la ventana y podía ver mi ciudad a lo lejos también parecía un lugar perfecto pero no era más que un sitio lleno de odio, de tristezas, de muerte y de gente egoísta. El bosque en cambio, era un lugar pacífico.

Sequé una lágrima y luego no pude llorar más, sentí que ya no me quedaban lágrimas para derramar.

Abandoné la vista de aquel paisaje y contemplé el vacío y tomé algo de valor, ignorando los gritos de mi consciencia que me suplicaba meditara las cosas, haciendo caso a esa voz en el fondo que me decía que nada valía la pena, que ya no debía seguir esforzándome por cambiar lo que no podía, que podía tener la tranquilidad que tanto deseaba sólo si saltaba.

Dí un último respiro antes de acercarme aún más al borde. Uno de mis brazos yacía extendido en el aire, estaba a punto de lanzarme cuando ese hermoso ser llegó.

En mi mano se posó ese pajarito bonito y particular, el mismo que cantaba feliz en las mañanas. Y podía jurar que me miró fijamente y ladeó su cabeza. Sus ojos curiosos y tiernos me veian y no me moví por temor a espantarlo.

Dió unos pasos sobre mí y luego se fue volando. Y aunque ya se había ido, me quedé mirando en donde había estado antes.

Una repentina y enorme paz abordó mi corazón, sentí una frágil y cálida sensción extenderse desde ahí. Me envolvió y me hizo sentir viva.

El temor salió a la luz junto con la razón y temí estar equivocada.

¿Era ese un acto desesperado y cobarde? No estaba segura de qué pensar al respecto, pero me encontré retrocedienzo y cerrando la ventana.

Pensé en el ave. Era algo extraño e incluso estúpido sentirse cuidada por un pájaro, pero es que de alguna forma sentí que él no quería verme morir, sentí que le importaba.

Sin darme cuenta, sonreí.

Salí de mi habitación desesperada en busca de Genoveva. Ni siquiera sabía si mi padre estaba en casa y tampoco me importó, sólo quería encontrar a mi nana.

ㅡ¡Nana! ㅡla llamé, no la encontré en el comedor y corrí a la cocina mientras seguía gritandoㅡ: ¡Nana, nana!

Genoveva entró corriendo a la casa con un rastrillo, al parecer estaba recogiendo las hojas del patio.

ㅡ¡¿Qué pasó?! ㅡgrito alerta, alzando la herramienta de jardinería como si fuera a usarla contra alguien.

Extrañaba las expresiones de susto que hacía cuando la llamaba de esa forma. Seguía siendo como cuando tenía siete años y me escondía para asustarla; ella se espantaba y después nos reíamos.

ㅡ¡Nana! ㅡrepetí, corriendo hacia ella. La abracé tan fuerte como pude y casi la tiroㅡ. Nana, perdóname, no debí gritarte. Lo siento, te quiero mucho, por favor, no te enojes conmigo

Genoveva acarició mi cabello y empezó a llorar.

ㅡEstá bien, cariño, no pasa nasa. Yo también te quiero y mucho, daría cualquier cosa por verte feliz

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