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Aunque tenía toda la apariencia de un Romeo la verdad es que sus credenciales no eran muy alentadoras. Él estaba plenamente consciente de que con sus antecedentes como mínimo le provocaría un ataque cardíaco a cualquier madre si su hija lo presentaba como su novio. Pero este no era el caso, entonces por qué estaba tan nervioso.
Doblegarlo era algo que sólo había conseguido Jules Vaughn: primero en la clandestinidad de aquel parque la noche del carnaval, y la última vez, dentro de su camioneta cuando le entregó el disco que le robó a Cal. La razón era evidente, pero eso ya no importaba y estas eran otras circunstancias.
Los minutos pasaban y la mirada curiosa ahora inquisitiva de la chica que tenía frente a él lo intimidaba, pero no podía demostrarlo. La miraba retadoramente de vuelta. Cómo era posible, no era más que una extraña.
-JACOBS, es mi nombre, Nate Jacobs.
-Eso ya lo sé, ¿qué tanto me ves?- una respuesta a la defensiva como si estuvieran en un encuentro de taekwondo, tomando sus distancias, anticipando el siguiente movimiento del otro.
-No eres de aquí, no eres como todos aquí- miró alrededor y recorrió cada segmento del salón.
-Vengo de Florida, larga historia- Birdie levantó la barbilla era aun sentados era difícil estar a la altura de este tipo, era muy grande
-Tengo tiempo, miró el reloj qué estaba en una esquina del aula, -tengo exactamente 40 minutos, ¿es suficiente?
-Deberíamos hablar del proyecto ¿no crees?
Resignado Nate abrió su libreta y comenzó a dibujar el mismo diagrama que estaba en el pizarrón. Por instantes echaba un vistazo a los apuntes que ella estaba haciendo, tenía una manera peculiar de tomar notas. Su letra era grande, poco estructurada, muy redonda, escribía tan de prisa que en un momento dejó caer la mano ya exhausta sobre sus libros, fue entonces cuando el tatuaje en su muñeca fue visible.
Un punto y coma justo en el centro de su muñeca, cuando ella lo notó mirando se cubrió con las pulseras y puso la palma sobre la libreta. La profesora les dio media hora para estructurar su plan de trabajo.
-Podemos ir a la biblioteca si te parece.
-O podemos ir a tu casa o la mía, da igual.
-Nada personal pero, prefiero mi casa. Podrías ser un asesino serial y no tengo forma de saberlo.
Es gracioso por que más adelante ella misma sería testigo de sus alcances, pero no nos adelantemos, que esta historia se va tejiendo lentamente.
-Cuéntame, ¿Qué hace el mariscal de campo estrella de East Highland High School en un aburrido curso de verano?
-Mejor tú dime, ¿qué hace una chica...como tú entre perdedores?- ahh eso fue un golpe al peto tenía que darle el crédito por la réplica.
Nate tenía los labios entre abiertos y la recorría una y otra vez como intentando encontrar un flanco por el cual anotar su siguiente punto. Eso la puso en alerta y decidió que al ser un desconocido, daba igual lo que pensara así que optó por responder con la verdad.