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-No me gusta que me vean así, ojalá pudiera decirte que esto no me pasa seguido pero sería mentir.
Avergonzada se levantó de la mesa y le dio la espalda.
-No tienes que ser fuerte todo el tiempo- ni él mismo se reconocía en sus palabras.
-Esta es exactamente la razón por la que las personas que me agradan, siempre se alejan- dijo entre lágrimas.
Después de algunos segundos por fin él decidió tomar el control de la conversación y se colocó frente a ella.
-Golpeé a un sujeto y lo mande a la cárcel con mentiras, sólo por acostarse con mi ex. Extorsioné a la única persona que valía la pena, por proteger a mi padre. Le apunte con un arma a Maddy para quitarle algo que me había robado y que ponía en riesgo el estatus de mi familia. Soy una mala persona.
Birdie se tomó su tiempo mientras procesaba esa nueva información. Eran datos duros sin duda, pero ella no era de las que juzgan un libro por su portada.
-¿No te da miedo que te lastime también después de lo que acabo de decir?- arrugó la frente desconcertado, asumiendo que estaba horrorizada y seguro saldría corriendo.
-No- respondió con total honestidad.
-¿Cómo diablos no? Mírame, ¡soy un monstruo! es lo que todos piensan- apretó los dientes con enfado, estaba acostumbrado a asumir la reacción de los demás.
-Yo tengo demonios en mi cabeza, más feroces y aterradores que tú- lo miró fijamente y le susurró -no todos los monstruos son malos.
La jaló hacia él y la sostuvo de los antebrazos, se inclinó tanto hacia ella que los labios de ambos casi rozaban, podría decirse que estaban compartiendo el aliento.
-¿Sabes siquiera...de lo que soy capaz?- él retrocedió por un instante, y sonrió sarcásticamente.
De dónde venía su valentía si él mismo veía como temblaba entre sus manos. Esta desconocida le estaba haciendo sentir algo que nunca antes había experimentado.
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