Frustración

246 21 0
                                    


Hace unos meses.

La llegada de Edward significaba algo grande para la familia Wayne. Los niños estaban ansiosos por tener un nuevo hermanito, Alfred ayudaba a Joker en cada cosa que necesitaban para el bebé, comprando peluches, pañales y acomodando su habitación. Bruce al igual que su familia se sentía emocionado por tener a un pequeño más en la familia.

El día que recogieron a Edward del orfanato fue uno de los mejores días de sus vida. El bebé era una de las cosas más bellas que habían visto, su piel suave y cálida, su cabello negro azabache y sus ojos profundos como el mar enamoraron a la familia entera.

Los niños peleaban para pasar aunque sea un segundo al lado del nuevo integrante, a veces los varones se turnaban para hacer guardia alrededor de la cuna del infante para que nada malo le pasara. La llegada del niño había convertido a la familia completa y, en especial a Joker, quien ahora era más atento, preocupado y amoroso. Esto Bruce lo notó y se enamoró más de su esposo, verlo cuidar de forma amorosa y adorable a todos sus hijos encandilaba a su corazón. Sin embargo, esto también fue su enemigo, desde que Edward llegó su esposo centró toda su atención a él, dejándolo completamente de lado.

Bruce, tratando de negar su frustración, se sumergía en el trabajo como Batman, buscando en la adrenalina y el peligro un escape a sus deseos insatisfechos. Hizo todo lo posible para ocultar su frustración sexual, sin embargo era cada vez más imposible. Cuando pasaba tiempo con su esposo hacía todo lo necesario para controlarse, pues jamás estaban a solas y se negaba a ser un pervertido frente a sus hijos, ni siquiera un abrazo le daba por temor a todo.

Un día, Jason, notó la incomodidad en la mirada de su padre y se armó de valor para preguntarle qué le pasaba.

— ¿Ocurre algo papá? — preguntó el pequeño cuando regresaban de un patrullaje nocturno — Te he notado algo extraño desde hace un tiempo.

— N-no es nada — contestó su padre.

— No trates de engañarme papá, eso hago yo con ustedes — dijo el niño decidido — ¿Qué pasa?

— Jason no es de tu incumbencia! — contestó frustrado.

— ¡No mientas! — exclamó cansado — Algo te está ocurriendo y me estás mintiendo ¡¿Qué te está pasando?! No soy tonto para notarlo, pero soy inseguro al pensar la causa del problema ¿Acaso se debe a la llegada de Edward? ¿Ya no quieres hijos? ¡¿Es eso?! ¡¿Ya no nos quieres?!

— ¡Jason! — lo silenció sacandose la mascara de Batman — Esto no tiene que ver con ustedes, yo jamás dejaría de amarlos, pero lo que ocurre es....

— ¡¿Qué es?! — preguntó ansioso por saber.

— No puedo decírtelo — respondió apenado.

— ¡Dime papá o le diré a Joker que no quieres decirme algo! — amenazó cruzándose de brazos.

— Y-yo, yo estoy.... frustrado.

— ¿Frustrado? — preguntó sin entender — ¿Cómo es estar frustrado? ¿Por qué estás frustrado?

— ¿Sabes cómo se hacen los bebé no? — preguntó tratando de ocultar su vergüenza — Debes saberlo, pues firme el permiso para que veas ese "video" en la escuela.

Jason se quedó pensando por unos segundos hasta que logró conectar los puntos ¿Cómo se hacían los bebés? Recordó ese dichoso video educativo y al darse cuenta de que era lo que quería su padre se echó a reír.

— ¡¿O sea que tú quieres...?! — preguntó entre risas — Ja, ja, ja!!

Bruce se sentía en el fondo de un pozo en ese momento. Su vergüenza era grande y ya no podía disimularla. Jason dejó de reír y se apiadó de su padre.

— ¿Has hablado de esto con él? — preguntó el niño — Siempre nos dices que la comunicación fortalece a un equipo, ¿y acaso un matrimonio no es como un equipo? Sé que si hablas con él lo entenderá.

Esa misma noche, Edward dormía plácidamente en su cuna, Bruce y Jack ya se encontraban en la suya listos para dormir. La brisa nocturna susurraba entre las hojas, creando una atmósfera íntima y propicia para la sinceridad.

— Hoy Edward se tomó todo su biberón y quiso más, es un pequeño glotón — comentó el payaso con risa —, es un bebé muy adorable, me enoja que duerma aquí en nuestra cama también.

— Si, tienes razón — suspiró.

— ¿Pasa algo Brucie? — preguntó apoyando su cabeza en el hombro de su esposo — Jason me dijo que sentías mal por algo, pero no me dijo que era ¿Hay algo que deba saber?

Con la voz temblorosa , Bruce calmó su interior y dejó ir sus emociones.

— ¿Tú sabes que te amo?

— Mmmm... si, ¿por qué?

— Porque además de amarte te deseo desde que te conosco — confesó —, pero estos dos últimos meses siento que tu ya no me deseas.

— ¡¿P-por qué crees eso?! — preguntó nervioso y asustado.

— Últimamente solo haz pasado tiempo con los niños y ya casi no hacemos nada que no sea para ellos, y sé que esto que siento es egoísta porque nadie está haciendo nada malo y mucho menos tú, que lo único que haces es amar a tu familia. Me siento frustrado sexualmente.

— Bruce, sé que te sientes frustrado sexualmente, yo también lo estoy — comentó acariciando su rostro —. La llegada de Edward fue un gran cambio para todos, pero aún te amo y deseo. Prometo organizar mejor los horarios de los niños para tener aunque sea un minuto a tu lado.

— Me siento mal.

— No te sientas mal.

— No, en serio me siento mal, me siento egoísta al exigirte atención cuando apenas puedes respirar en el día por atender a una familia como la nuestra — dijo el héroe cubriendo su cara con su antebrazo — ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

— Cierra los ojos — ordenó el payaso con picardía.

Bruce hizo caso y cerró los ojos. Sintió un escalofrío por todo su cuerpo al sentir las manos del contrario trazar con un toque de fuego su piel. Aquellos toques cruzaron por sus hombros hasta su vientre donde ya eran llamas. Su corazón palpitaba y se detuvo al sentir el peso de un cuerpo sobre él.

— ¿Quieres esto? — le susurró Joker al oído y él atinó a sacudir la cabeza.

Esos toques ardientes y los besos que se daban sirvieron para incendiar el cuerpo del justiciero. Peor aún fue su excitación al sentir movimientos circulares sobre su sexo. El calor, los jadeos, suspiros y gemidos se compartían en silencio en esa habitación hasta que de pronto el desgarrador llanto de su hijo resonó por todos lados.

— ¡Es Edward! — gritó Joker bajándose de él y corriendo hasta la puerta — ¿Te parece seguir con esto otro día? Prometo hacerte y dejarme hacer lo que quieras.

Historias de la familia BatjokesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora