¡LOS SAROCHA!

¡En todos las vidas posibles, siempre te elegiría a ti!

Freen

Estaba destrozada, él me odiaba. Ya ni de amiga me quería, lo perdí. Era lo que me repetía una y mil veces, mientras mis amigas me consolaban.

—Te... tengo que viajar y hablar con él, no puede pensar que le he mentido, yo.. yo lo amo más que a mi vida , no lo puedo hacer perder nam — ya en este momento era mas que llanto que persona

—Freen, ya cálmate — sentí como nam sacudió mi cuerpo  tratando de calmarme.

— Déjala que llore, nam — me abrazaba noey a su cuerpo — el miedo la está matando, comprendela.

Mis amigas no me dejaron sola nunca y mis papás ni que se diga. Ellos estuvieron para mí en cada momento.

— Hija siento que deberías ir por tu hijo, darle la cara, explícarle las cosas y el porque no le dijiste desde un principio la verdad — soltaba el último aliento mi padre, estaba agobiado de tan solo pensar que tuvo un nieto y ya lo había perdido sin conocerlo.

— Y si no me quiere ver, si ni siquiera me dirige la palabra a su madre que ha estado con él siempre, imaginense a mi, que me creía su amiga, luego resulta que soy su madre y le he mentido — mis lágrimas salian y apretaban mi corazón, me sentia morir, el miedo que sentia era inmenso.

Mamá estaba sentada y era la única que no opinaba nada, podía verla de reojos y estaba tan tranquila, tan perdida en su mundo que eso me hizo reaccionar.

— Ma — le hable casi en susurros — mami?

— si mi vida — siempre el amor en sus palabras que me hacía sentir tan amada y bendecida de tenerla en mi vida.

— Te pasa algo, estás bien? — me preocupaba la actitud de mamá ella no es así tan calmada — ella me miró y me regaló la sonrisa más tierna del mundo, sujeto mi rostro y lo acuñó en sus delicadas manos.

— Te amo hija, te he amado siempre y aunque el camino hasta aquí no ha sido fácil, siempre sabrás que existe en este mundo alguien que te quiera como yo — los ojos de mamá se ponían brillosos, mi corazón se aceleraba, no entendía lo que decía mamá.

— Ma, yo... — intenté hablar pero mamá me interrumpió.

— Me acuerdo la vez que castigue sin dejarte montar a la bici durante una semana — sonrió de lado al recordar, mi mirada era atenta a lo que mi progenitora me decía mientras me miraba con ternura y amor — recuerdas el momento que te lo hice saber mi decisión?

— si, claro que si. — bajo mi cabeza y recuerdo ese amargo momento, si pudiera devolver el tiempo, lo haria, me porte muy mal con mi mamá — no entiendo a qué traes esto ma, no me enorgullece recordar — bajo mi mirada por vergüenza, de solo recordarlo volvía el sentimiento de culpa.

— Tiene todo que ver — mi mamá besa mi frente y me transmite paz — ese día me dijiste que me odiaba y que ojalá yo nunca fuera sido tu mamá — ríe de tristeza, aún me arrepiento de mis palabras. Quise hablar Pero ella no me dejó — Ese día llore mucho porque aunque sabía que era una pataleta tuya y lo que pronunciaba no efa nada cierto dolía — fijo su mirada en mi, mienttas los otros en la sala miraban con atención nuestra charla.

— Ma lo siento — me abrace a ella, aún recuerdo cómo llore ese día después que se me había pasado la rabia y encontrar a mamá en la cocina llorando, me sentía la peor persona del mundo — No me va alcanzar la vida para pedirte perdón mami — ahora era yo quien besaba su frente.

— No hija, tu sacaste todo lo que sentías en ese momento, Pero — me mira y me sonríe — a las horas volviste con un dibujo y vuelta un manojo de lágrimas — no entendía nada ya a estás alturas, mi mamá siempre hablaba con esa calma y tranquilidad — lo que quiero decir es — recalca al ver mi cara de confundida — Que mi nieto ahora por rabia puede decir muchas cosas, otra es que lo sienta de verdad — Acuñó su mano en rostro y las lágrimas mías salieron a flote, con sus delicados y hermosos dedos me las limpio — ve por tu hijo, hija, el te ama, no te rindas — beso mi frente y me dio una sonrisa llena dd paz y de mucho a mor.