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Pedri llegando tranquilo a su nueva casa, estos tres locos dispuesto a enamorarlo:

Pedri llegando tranquilo a su nueva casa, estos tres locos dispuesto a enamorarlo:

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(No encontré a tres niños vestidos de tiburones, sorry)

🌻🦈









Pedri desempacaba sus cosas con tranquilidad, sabía que alistarse a un nuevo lugar no era lo mejor. Pero después de mucho tiempo logró establecerse en un solo lugar. Su vida ha sido aparentemente buena. Pero siendo un omega soltero de veinte y tantos años, sus padres ya hasta daban por perdido que algún día consiga pareja. 

No es que no quiera, simplemente él cree que todo llegará a su debido tiempo. Cuando acomodó la última caja dentro de la sala pudo escuchar los pequeños gritos provenientes desde afuera, al salir para ponerle seguro a su auto pudo ver a tres niños que corrían de un lado a otro vestidos de ¿peces? ¿Tiburones? No sabe, pero le resulta tan adorable. Un perrito sale de la casa con la misma aleta. 

Observa cómo los pequeños corren de un lado a otro, jugando juntos. Hay poca diferencia de estatura entre ellos, por lo que supone que son trillizos. Observa la casa y no ve a nadie salir de ella. Se queda a un lado de su auto observándolos. 




××××××


—¡Corran más rápido! Los tiburones no son lentos. 

Diego, quien comandaba ese "cardumen" de tiburones, dijo con emoción. Lucas que iba corriendo detrás de ellos, se detuvo. 

—Hay un nuevo vecino. —dijo el más bajito de los tres, ahora mismo los dos niños que iban delante suyo; imitaron su acción. Los tres se pararon a mirar al "señor" que los miraba, no sería mala idea saludar, ¿verdad? 
Los tres niños se miraron entre sí, después hacía la ventana donde su padre siempre los miraba cuando jugaban solos afuera. Entre sonrisas cómplices y a pasos apresurados salieron del jardín, les fue fácil porque todo el vecindario sólo tenía rejas bajas. Era tranquilo y muy poco concurrido, miraron ambos lados de la calle y pasaron corriendo, cuando no venía ni un vehículo. 

Pedri se asustó cuando vio a los niños llegar al pie del bajo portón de madera Blanca que separaba su casa de la vereda. 


—¡Buen día, señor vecino! —el corito de voces enterneció a su omega. 

—Hola, pequeños. —saludó un poco tímido, los pequeños sonrieron en grande. 

—Somos: Diego, Ángel y Lucas. —Diego los presento señalando a cada uno. 

—Soy Pedro o Pedri, mucho gusto. —correspondió el choque de puños que los niños esperaban.

—¿Te quedarás mucho tiempo? —preguntó Ángel. 


—¡Ángel! Disculpalo señor Pedro, está casa siempre está sola y triste. Por eso mi hermano pregunta eso, nosotros vivimos en frente. —Diego explicó. 


—De hecho, si me quedaré mucho tiempo. —Pedri siguió la conversación. 


—Genial, eso es divertido. Podríamos invitarte a nuestra casa si estás solo, nosotros por las mañanas estamos hasta las diez, después nos vamos a practica y después a la escuela. —Lucas explicó con emoción. Pedri sonrió por lo tiernos que son estos tres. 


—Yo también estoy libre por las mañanas, ustedes pueden ayudarme a recorrer el barrio. —dijo pensativo. 


—¡Genial! A papá le vas a encantar, eres muy lindo. —las mejillas del omega se tiñeron de rojo, los niños lo observaban con grandes ojitos y sin soltarse las manos aún. 


—¡Diego! ¡Ángel! ¡Lucas! 


El gritó paniqueado de alguien hizo reír a los niños. 
Los tres que aún seguían en la vereda opuesta charlando con el nuevo vecino se dieron la vuelta. Pedri miró al hombre que salía con un delantal de tiburón y descalzo. 

—Ese es nuestro papá. —Ángel dijo con una risita, los tres miraban como el alfa se daba la vuelta por toda la casa. —Se llama: Ferran Torres. Es un poco tonto, y no nos va a ver hasta que tibu se lo diga. 

Los niños con Pedro observaban cómo el hombre buscaba por todas partes hasta que el cachorro de perro empezó a ladrar hacia donde estaban ellos. 

—Nunca salimos sin él, pero aquí es cortito. —Lucas habló. 
Los cuatro observaban cómo el hombre cruzó la calle. 


—Casi me dan un infarto, pequeños. —Ferran miró con reproche a sus tiburoncitos. Los tres sonrieron con inocencia. —Oh, disculpa si te han molestado. Son muy curiosos. —Ferran esta vez observó al omega que lo miraba. 

—No son ninguna molestia, de hecho ellos son los únicos que me saludaron. —Pedri negó antes de mirar a los pequeños niños que sonreían ante la interacción. 

—Papá, tienes la cara Blanca. —Lucas dijo antes de soltarse de la mano de Diego y acercarse a Pedri. —Que tengas buen día, señor bonito. —ambos adultos estaban sonrojados hasta las orejas, Ferran por tener la cara llena de harina y Pedri por el halago de los niños. 


—Puedes avisarnos cuando quieras conocer el barrio. —Diego también se acercó para chocar los puños con Pedri. 

—Papá también irá con nosotros. Es responsable. —Ángel dijo, los tres hermanos se tomaron de las manos antes de cruzar la calle otra vez. 


—Algunas veces no se si son mis hijos o mis mayores haters. —Ferran murmuró para sí mismo, aunque terminó sonrojado cuando escuchó la risita del moreno. 


—Son adorables. —dijo Pedro. —Fue un placer conocerlo señor Ferran Torres, soy Pedro González o Pedri, su nuevo vecino. —dijo el omega antes de darse la vuelta. 
Su omega había empezado a desprender su aroma cuando vio al hombre, sus brazos, su espalda y el tatuaje que sobresalía en su cuello. No era bueno mantenerse cerca de un alfa emparejado. 


—Eh, ¡Lo mismo! Pedri. —Ferran se dio una palmada mental ante lo estupido que se sintió por decir eso. 

Corrió a su casa otra vez, sus hijos estaban jugando otra vez como si nada. Aunque en su mente quedó la linda sonrisa del joven de enfrente. 



Mierda, era muy atractivo. 













Continuará...






Jsjsjsjs se me ocurrió y lo hice.


Pato🦈

Tres Tiburoncitos para Enamorarte [Fedri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora