Tres Tiburoncitos para Enamorarte [Fedri]

[04: La primera, última y única oportunidad]

Los tiburoncitos cuando Ferran les dijo que Pepi no será su papi:

🌻🦈

Pedri escuchó el timbre, a lo mejor eran los chicos que venían a llevar el álbum. Entonces fue rápido a recibirlos, pero grata fue su sorpresa cuando se encontró a un Ferran con aroma agrio y el ceño fruncido. 

—Vengo a pedirte una disculpa por lo que hicieron mis hijos. Debió de haberte sido incómodo que hayan hecho eso, de haberlo sabido no les hubiese permitido. —Ferran estaba cabizbajo, sudaba de los nervios que sentía porque el omega se molestaba. Pero Pedri solamente soltó una risita, fue a la sala y trajo el álbum de fotos. Suponiendo que vino a llevar eso el alfa. 

—Dijeron algo de crear recuerdos, son cachorros y a lo mejor les agrada la idea de un omega que les brinde atención. —Pedri soltó entre risas, le entregó a Ferran el álbum aún con una sonrisa confundiendo al mayor. —Los cachorros que carecen de un lazo con su padre o madre omega, siempre buscan el confort de ese sentir en alguien más. Casi siempre ellos escogen al omega y no viceversa. —siguió explicando, sin darse cuenta de que Ferran se había perdido en un punto de la conversación. Un suspiro brotó de lo profundo del pecho de alfa. 

—Ellos... ellos, ¿qué te dijeron? —preguntó con un dejé de pánico. Pedri se rió nuevamente. 

—Nada, ellos solo me trajeron regalos para crear recuerdos. —dijo señalando la cajita de dulces y las flores. —Los cachorros cuando quieren crear lazos, tienden a ser muy observadores e imitar acciones que crean correctas por verlos en los adultos. Me trajeron flores, unos chuches y el álbum de fotos de ellos. Es muy tierno. —Ferran se quería golpear, sus hijos ni siquiera han hecho algo malo o dicho algo para molestar a Pedri y él los regañó. Se sintió el más tonto de los hombres por lo que hizo. Su alfa estaba molesto con él. 

—Pedri... tú... —vaciló ante lo que iba a decir, el menor lo miró con atención cuando no terminó la oración. —¿Por qué sabes tanto de cachorros? —preguntó. 

—Soy pediatra y psicólogo infantil, Ferran. 

—Ay, sí. Que tonto, me lo habías dicho la otra vez. —se rasco la nuca de forma incómoda. Siempre que hablaba con Pedri estaba más enfocado en suspirar por él que por lo que está diciendo. O simplemente esperando que sus hijos no hagan algo tonto para mantenerlos abrazados o algo. 

—Tus cachorros son unos amores, mi omega los quiere mucho. —confesó con una risita, dejando estático a ambos. Pedri miró al mayor con un sonrojo furioso en sus mejillas, esa información era justamente innecesaria en ese momento. 
Ferran no estaba mejor. Lo había escuchado bien. La había cagado en grande con sus bebés, se puso a pensar en cuantos chuches debía de comprarles para que lo perdonen. 

—Eh, debo volver con mis hijos. 

—Eso... es... Bien. —Pedri se sintió tonto, sus propias palabras fracasaron al salir. 
Ferran se dio la vuelta, aunque rápidamente regresó. Un sonoro beso fue depositado en la frente del omega antes de darse la vuelta y correr a su casa. 
Pedri se quedó con la sensación del contacto sobre su piel. En la planta alta de la casa de los Torres pudo observar a los polizones observando desde la ventana. 

Pedri entró a su casa con un suspiró, su omega moviéndose en su interior. Ferran no era consciente de todo lo que causaba en él. Apretó sus labios y miró el calendario, su celo empezaba mañana. Entonces se iba a perder de tres o cuatro días de interacción con los pequeños y se negaba a usar supresores. 

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El resonar de los pasos alertó a los tres niños que estaban arriba. Se metieron los tres en la misma cama porque Gavi ocupaba uno completo. Seguían enojados con su papá incluso si había besado a Pedri, no les perdonarían nada. 

—Bebés... —llamó el mayor cuando entró, un vil traidor salió de debajo de las cobijas. Sabía que confiar en Lucas no era lo correcto, fue el primero en llorar y salir corriendo a los brazos de su papá. —Mi amor, mi pequeño bebé. Por favor, perdónenme, soy un completo idiota. No debí haberles regañado por algo que no hicieron. —tomó en brazos al pequeño, lo cubrió con su aroma y este se quedó sollozando. Se sentó a un lado de los otros dos que seguían cubiertos. Gavi los miraba con una sonrisa desde la cama de Ángel. 

—Papá... ¿no estás enojado? —preguntó Lucas, el alfa al ver los ojitos acuosos y un poco hinchados sabía que su bebé estaba llorando. Eso empeoró su malestar. 

—Perdóname, por favor, soy un adulto tonto que no entiende lo que ustedes hacen; Pedri me ha dicho sobre los regalos y el álbum. Por favor pequeños. Perdónenme. —para ese punto los tres estaban atentos a él, Gavi ha abandonado la habitación hace un buen rato. 

—Si nos dejas dormir contigo una semana. —Negocio Ángel. 

—Ir por hamburguesas con Pepi. —Diego dijo la siguiente condición. 

—Enamorar a Pepi. —Lucas soltó de pronto. 

Ferran apretó sus labios ante las peticiones, las primeras dos eran muy sencillas pero la última le sería imposible. 

—Esta bien. —aceptó, los tres niños se tiraron encima suyo, dejándolo acostado en la cama de una plaza y ellos encima de él. Porque no cabían a los costados. —Creo que mejor será ir a mi cama, aquí no podemos dormir ninguno. 

Los niños se levantaron y siguieron a su papá hasta la cama, Gavi salió de la casa un poco ofendido. O sea hizo todo ese trabajo por nada y ni lo despiden, aunque fue buena idea decirles a ellos las condiciones para perdonar a Ferran. 

Arriba en la planta alta, los pequeños habían ocupado ambos lados de Ferran. Y Lucas encima suyo, los tres cubiertos con el aroma del mayor. Aunque sentían que le faltaba un poquito del fresco aroma de Pepi, mismo que Lucas descubrió en la camiseta de su papá. 
Y le agradó mucho, porque el aroma de Pepi era como su fruta favorita. 

Así que puso su nariz en ese lugar en específico. Ventajas de ser más pequeño. 

Continuará...

Los tiburoncitos resuelven🤪🦈

Pato🦈