Tres Tiburoncitos para Enamorarte [Fedri]

[final.]

Mi gente linda no me lo van a creer 😭😭😭

🌻🦈

Robert observaba en silencio como los chicos empacaban sus nuevos juguetes, había logrado quedarse los dos días anteriores con Gavi con la excusa de cuidarlos, ahora los estaba vigilando mientras los niños empacan sus cosas. 

—Tío Robert... 

El alfa dio brinquitos internamente, los niños en cuestión de días lo habían llamado así y se sentía absolutamente feliz. 

—Dime, Lucas. —dijo con suavidad, se agachó a la altura del pequeño y este se acercó a abrazarlo. Robert lo miró con sorpresa pero correspondió. 

—Gracias por cuidarnos estos días con Tío Gavi, ha sido divertido. Aunque ahora vamos a tener que esperar mucho para poder estar contigo otra vez. —el pequeño seguía abrazado a él, su aroma natural le agradaba a su alfa. Los niños antes de presentarse olían dulce de leche como los omegas en gestación. 

—No es nada... ahora deben volver con sus padres. Ellos dijeron que los extrañaba mucho. 

—Suena bien cuando dices "nuestros padres", algo dentro de mí se pone muy feliz. —Ángel dijo con las mejillas levemente sonrojadas. Robert se rió de la tierna acción de uno de los tiburoncitos. 
Diego se mantenía al margen, pero en el fondo, su corazoncito latía feliz con la sola idea de llegar y encontrar a Pedri en su casa. 

—Vamos, tiburones. 

—Pensé que nos dirías tiburones rabiosos... —murmuró Ángel. 

—¡No! La mala impresión del primer encuentro debemos borrarlo. Ahora somos amigos. —Robert extendió su mano para chocar los puños con ellos. 

—Nosotros también te juzgamos mal. —Diego admitió con una sonrisita, Robert negó antes de ponerse de pie. 
Tenía unos tiburoncitos que regresar al mar. 

××× 

El tremendo vehículo de Robert aparcó frente a su casa. Cada uno de ellos bajó con sus mochilas y bolsas de compra en sus manos, Tío 'R' los llevó a comprar algunos juguetes más para volver a casa. Lo amaban profundamente. 

Gavi tocó el timbre mientras ellos esperaban, para muy su pesar de ellos y desilusión del pueblo entero. 

Ferran abrió la puerta. 

—Hola, papá. —el corito saludó. 

—Pequeños... —los saludó, los chicos fueron a abrazarlo y de inmediato sintió el aroma de Pedri en su ropa. Los niños no querían apartarse, pero la curiosidad los mataba.