1. El principio del fin

228 23 65
                                    


Enzo lo sabe en cuanto ve a su marido aparecer por la puerta principal, cubierto de sangre y oliendo todo a ansiedad y a miedo, claramente buscándolo a él y suspirando cuando ve que está sano y salvo.

Los medios les están mintiendo.

Siempre supo que BioSyn acabaría con el mundo, por eso acabó tan mal con la compañía farmacéutica y por eso se llevaba tan pésimo con uno de los científicos jefes, Polidori. Había algo claramente mal con él, y no lo sorprendería si la mente culpable detrás del apocalipsis fuese la suya.

Tampoco le cabe duda de que el mundo no volverá a ser nunca como era, lo sabe cuando su marido desliza un arma en su mano, algo que su alfa solo haría como medida desesperada.

—Vamos —le dice Matías— tenemos que marcharnos ya, iremos donde Kuku y Fran. Están alejados, pero tenemos que irnos ya, antes de que cierren los accesos a la ciudad. Amor, esto es...

Asiente y estira de su alfa para besarlo, con la corazonada de que cada beso a partir de ese momento podría ser el último.

—El principio del fin —dice, terminando la frase por su esposo, y Matías asiente.

Matan a unos cuantos infectados en el camino a su coche, están por todos lados y claramente los atrae el ruido que también está por todas partes, en la ciudad reina el caos y Enzo sabe muy bien lo que pasará después, cuando el bullicio se calme y solo queden cadáveres andantes vagando por lo que antes eran sus hogares.

Hay demasiadas películas al respecto como para no saberlo, y él era investigador en virología en BioSyn como para no saberlo.

—Solo está comenzando —murmura, mientras su esposo conduce a toda velocidad y logra llevarlos a los a las afueras de la ciudad. Todavía tiene que disparar a un par de infectados, pero sin duda es peor en el centro.

Donde estaba la sede central del laboratorio.

Nada más acaba de empezar, se pondrá peor, Enzo lo sabe y le preocupa.

***

Fran está viendo el noticiero cuando su esposo llega con él y cierra su casa a cal y canto.

Viven lejos de la capital, Esteban y él lo decidieron cuando se casaron, preferían perder un par de horas conduciendo hasta sus trabajados todos los días que vivir en ese bullicio. Su hogar es un remanso de paz y de tranquilidad, y además es muy conveniente para la situación que viven.

O que van a vivir, no lo sabe.

—Matías está de camino con Enzo. —le dice su alfa, abrazándolo por la espalda, y él asiente— Solo los acogeremos a ellos, Fran, no podemos ayudar a todo el mundo. Esto es... Lo que está pasando...

Asiente de nuevo, entrelazando una mano con la de Esteban en su cintura. No puede procesar muchas cosas en ese momento, superado por el hecho de que aparentemente los una de las grandes farmacéuticas de su país creó un virus que se salió de su control y gracias a eso ahora están en medio de un apocalipsis zombie.

Aparentemente los zombies existen, también. Infectados, lo que sea.

—Lo entiendo, alfa —le dice a su esposo— estaremos mejor con ellos que por nuestra cuenta. Matías sabe disparar, y Enzo también.

Había llamado paranoico al esposo de Matías cuando le enseñó a disparar a Enzo, solo por si acaso. "Uno nunca sabe" le había dicho el alfa policía, mientras enseñaba a su omega como apuntar mejor, y aparentemente también tenía razón.

Rápidamente preparan su casa para cuando ellos lleguen, bajando todos los colchones y mantas disponibles a la sala, y también colocan a su disposición toda la comida y agua que poseen. Su marido es otro paranoico igual que Matías, al parecer, pero también había tenido razón sobre tener suficientes repuestos en casa por si la carretera que los unía con la ciudad se veía afectada en algún momento, dejándolos incomunicados.

Elecsys - X002Donde viven las historias. Descúbrelo ahora