4. Lo que hizo Blas

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Cuando llegan a Hackerville, lo hacen juntos, los cinco juntos.

Tiene el brazo de un alfa encajado en su cintura y la mano de un omega entrelazada con la suya cuando eso pasa, Matías y Enzo llevan desde la noche que les confesó lo que sabe sobre el apocalipsis y lo que hay en su vientre cuidándolo como si fuese suyo. No lo besan, pero siempre están con él, lo miman, acarician su vientre como si el cachorro que crece allí fuese suyo y prácticamente lo tratan como si fuese su pareja.

Está confuso, pero no se está quejando exactamente y Fran y Esteban no hablan de ello, aunque todos sepan que hay algo claramente fluyendo entre él y la pareja de destinados.

—Estamos acá, Rey Fantasma —transmite por la radio, y tiembla ligeramente cuando se ve en la compuerta del lugar. 

Casi no se lo puede creer, pero está de pie justo al lado de Hackerville, el graffiti en la puerta así lo indica y es altamente probable que Juani lo hiciese en algún momento antes de que estallase el apocalipsis y hubiese infectados por todos lados. Han tenido que limpiar la entrada, de hecho, y rápidamente el grupo que lo acompaña se dio cuenta de que viajar con él es en realidad muy útil. Él puede acercarse sin que lo ataquen, así que es más fácil para todos sobrevivir en ese mundo, la simbiosis perfecta.

Hackerville es en realidad una vieja fábrica abandonada y blindada por todos lados, no por nada los que viven ahí dentro y que ya lo hacían antes de que el mundo acabase son expertos en tecnología. Confió en ellos porque lo ayudaron a salir de BioSyn, pero una parte de él todavía desconfía aunque pareciesen alejarlo genuinamente de los mercenarios que lo perseguían siempre. Quieren una cura, como él también la quiere, pero nunca dejará que dañen a su cachorro para conseguirla y toca nerviosamente su vientre mientras espera a que la compuerta se abra.

Su cachorro por nacer es lo único que le queda de Blas, y una parte de él se siente mal por sentir que se está enamorando de nuevo solo unos meses después de perder a su marido, pero el apocalipsis es una cosa caprichosa, nunca sabrán qué día será el último.

Quiere que lo besen, hace algún tiempo que lo desea, temeroso de que un día sea demasiado tarde para hacerlo, pero aún no se atreve a pedirlo.

—¿Estás seguro de esto, Agus? —le pregunta Enzo a su lado, y él asiente tímidamente. No las tiene todas con él, pero intentará ver si realmente puede confiar en esos tres omegas.

Los tres omegas que tiene delante cuando la compuerta se abre.

—¡Agus! 

Ese es Juani, sin duda el Rey Fantasma, un omega de rulos y aroma dulce que lo abraza al momento, como si lo conociese de antes aunque no es así. Nunca lo había visto aunque sabe que trabajó en la ciberseguridad de BioSyn un tiempo antes de que él se uniese a la compañía, y se sorprende por lo cercano que se siente su abrazo.

—Tenía tantas ganas de verte, de conocerte... —le dice Juani, hablando atropelladamente. Es un omega enérgico, casi caótico— Todos estos meses fueron muy intensos, todo el tiempo guiándote, me moría por verte en persona...

Está algo rojo ante esa información, aunque el otro omega no huele a interesado. Tiene dos mordidas en su cuello a juego con las de Valentino y Pipe, pero nunca le viene mal sentirse apreciado después de esos meses tan duros. Conocer al grupo con el que viaja aligeró la pesada carga sobre sus hombros, pero fueron dos meses muy duros hasta encontrarlos, estando solo y embarazado, perseguido todo el tiempo.

—Pipe... —dice con una sonrisa, cuando otro omega de ojos azules se acerca y también lo abraza. Es más calmado que el otro omega, y decide que le gusta su suave olor a galletas.

Elecsys - X002Donde viven las historias. Descúbrelo ahora