7. El futuro ante nuestros ojos

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Matías y su manada encuentran paz y calma entre los pasillos de la fortaleza segura que es Edén, una vez la limpian de indeseables y no tardan mucho en hacerlo.

No se hizo policía para disparar contra civiles ni tampoco Esteban, pero la ira lo recorre de pies a cabeza cuando tienen atrapados a los tres científicos que aún residían en el complejo además de Paula Baldini y Agustín señala a uno en concreto.

—Ese. —dice su omega más reciente— Ese es el que me dijo que me mataría después de quitarme a mi bebé.

Le dispara sin pensar, aunque no hubiese durado mucho de todos modos, la vacuna que hicieron con la sangre de Agustín los contagió accidentalmente y se iban a convertir inevitablemente si no contaban con la sangre del cachorro que crece en su vientre, y ahora sabe más que nunca que jamás lo tocaran mientras él viva. Nadie pondrá las manos sobre ese vientre abultado que tanto ama, nadie que no sea de su manada y solamente para acariciarlo, como hace Enzo a su lado en esos momentos.

—Nunca dejaré que te hagan daño, precioso mío... —oye como le susurra su esposo en ese momento, y adora ver el sonrojo en las mejillas pálidas de Agustín.

Enzo está aún más encima suyo desde que lleva su marca en el cuello, algo que no fue voluntario pero sí necesario para salvar su vida y su marido no se está quejando del vínculo permanente con su omega embarazado.

—¿Qué hacemos con estos dos? —pregunta Valentino a su lado, y la forma en que mira a los dos científicos con desprecio le dice que no es la primera vez que los ve.

—¿Los conociste?

Valentino asiente, y no se le escapa como se acerca un poco más a sus compañeros omegas en ese momento, casi como si quisiera protegerlos.

—Brevemente, pero sí. Estaban involucrados con el proyecto Croatoan, así que seguramente también en Elecsys y tuvieron que ver con lo que le pasó a Agus de alguna manera. Son despreciables, nadie que estuviese en ese proyecto es trigo limpio.

Agustín a su lado tiembla, seguramente recordando lo que su propio marido le hizo, como lo usó y lo embarazó para después morir y dejarlo solo en un mundo tan cruel como ese. Sabe que lo segundo no fue a propósito y que Blas intentó justo lo contrario en realidad, pero nada cambia que enfermó a su pareja a propósito y Agustín ha sufrido las consecuencias.

Nunca lo dejarán solo de nuevo, ni él ni Enzo, aunque es consciente de que el omega embarazado no necesita realmente su protección. Es fiero, él mismo vio como peleaba contra varios alfas más fuertes y corpulentos que él cuando lo conocieron y hace apenas una semana que lo vio lanzar a Paula Baldini por un ventanal sin que su vientre de ocho meses se lo impidiese.

Así es como le gusta, todo fiero y valiente, así y cuando les dice a él y a su esposo que los ama con las mejillas sonrojadas y las piernas abiertas, pero no es momento de pensar en eso.

—¿Andy, opiniones? ¿Pueden sernos útiles? —le pregunta al otro alfa presente, que niega con la cabeza.

—Ya tenemos todo lo necesario para crear la cura una vez su cachorro nazca. —le dice Andy, señalando al omega embarazado— No se preocupen, nunca los dañaríamos a ninguno.

Agustín a su lado asiente y una parte de él casi se siente celoso, pero sacude los celos fuera de su cabeza cuando apunta a los científicos y dispara a la cabeza sin dudarlo.

—El mundo ya era una mierda antes y es peor ahora. —dice Pipe, configurando la IA con su apariencia para que los proteja en caso de una posible invasión de infectados, aunque es improbable que eso suceda en Edén— No necesitamos a personas así en el nuevo mundo.

Elecsys - X002Donde viven las historias. Descúbrelo ahora