Te dije que te perdonaba no que lo olvidaba

9 1 0
                                    

Sentí una presión en mi pecho y se me humedecieron los ojos cuando confirmaste mis sospechas.

Solo porque estaban nuestros amigos, tú estabas aquí. De lo contrario, si hubiera sido yo sola, jamás habrías venido.

Aunque estuviéramos en el mismo sitio intenté alejarme por un momento, pensar en otra cosa y no hablarte. Sin embargo no me sirvió de nada, pues no entendías mi molestia.

No recuerdo en qué momento, solo que me levanté, me dirigí hacia ti y empecé a golpearte primero con los cogines, después solo con mis manos mientras me preguntaba en mi cabeza:

¿Porqué?.

¿Porqué si siempre te he mostrado la versión más auténtica de mí, si siempre he sido incondicional hacia ti?.

¿Porqué siempre debo ser yo quien te tenga que saludar primero, preguntar siempre primero acerca de tú día, cómo te has sentido, cómo has estado, que has echo, en esas cosas que te emocionan a ti. Porqué yo debo mencionarlo todo primero o si no ni me hablarías?.

¿Porqué te veo casi a diario pero siempre te alejas y prefieres pasar tú tiempo con otras personas?.

¿Porqué me has echo sentir que solo soy alguien más en tú vida sin mucha relevancia?.

¿Porqué a mí casi nunca me abrazas y cuando lo haces me doy cuenta de que estás incómodo. Pero con otras personas eres cariñoso de forma espontánea?.

¿Porqué tuviste que haberme mentido y haber traicionado mi confianza?; ese día todo sentimiento romántico que aún reprimía hasta que ya no existiera, lo mataste tú.

Se que me quieres, pues me lo has demostrado. Intentaste todo lo posible para aclarar las cosas solo para no perderme a mí la vez en que me mentiste.

Insisto: ¿Porqué?.

Seguí pegandote hasta que ardieron las manos.

—¿Listo?— Me preguntaste cuando me detuve.

Negué con la cabeza —Entonces sigue desahogandote.

Y así hice hasta que las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas.

—¿Estás bien?— Quisiste saber al notar que estaba empeorando mientras intentabas ocultar mi rostro para que los demás no se fijarán tanto en eso. Volví a negar.

Y cómo acto seguido me deje caer en tus brazos para llorar mientras tú me consolabas.

¿Has visto a un colibrí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora