Atrás Satanás

capítulo 7

Al fin acabó la pesadilla… Podré descansar pero ya nada será
igual. No quiero imaginarme que pasará en el futuro.
-Oye… Siento lo que ha pasado… No sabía que te iba a
causar problemas, es duro, no sé que decir.
-No, lo que se ha ido no volverá. Solo quedan los recuerdos y
todo lo que viste es suficiente. Yo soy el único que me tengo
que disculpar, fui muy tonto al faltarte el respeto, en ese
momento tu eras lo que no parecias. Me salí de control, al
verlo después de lo que hizo… No podía pensar, tenía la
mente en blanco, me limité a pensar en matarlo, estaba
cegado por la venganza, ese fue mi error desde el principio
hasta que me reviviste , ahí fue cuando sentí una verdadera
calma. En el otro mundo, vi a mis padres y me dijeron que no
estaba preparado para morir, gracias a ti, ahora estoy aquí.
Yo soy el más estupido aquí…
-Entonces… ¿Me podrías considerar como tu hermano? Me
da vergüenza decirlo, es la primera vez que digo esto.
-Sí… ¡Cuando quieras!
-Gracias, hermano. A partir de ahora, tienes que preparar
bien el culo. Aparte del jabalí-humanoide, van a venir más
enemigos, incluso más fuertes. No siempre puedes depender
de mí, con ese poder que te he prestado, tienes que
entrenarlo. Conviértete en un mini yo. También compartimos sangre, puedes convertir esa sangre en más
porcentaje y superarme, si lo consigues claro.
-Claro que lo haré, solo que aún sigo flipando. Desde cuando
soy un superhéroe… Parezco un personaje de cómics que
dibujo.
-Realmente me alegro que sigas vivo, verte ser tan tonto
como antes. Que alegría…
Él se puso a llorar otra vez, se nota que de verdad le
importo, yo también me alegro supongo. No estoy
acostumbrado a tener demonios dentro de mi y me
observen, que coraje.
Me da curiosidad lo que dijo Azael antes de morir, dijo algo
como “No me arrepiento de lo que le hice a ese bicho que
tienes dentro”, no le quiero preguntar, no quiero incomodar
ni ser molesto, quizás en otra ocasión, que todo esto acaba
de ocurrir.
De repente siento que algo me estaba abrazando, claro
quien iba a ser, él me estaba abrazando de alegría. Yo
tampoco pude evitar las lágrimas, los dos llorábamos como
nada en el mundo, pero esto era diferente, no eran gotas de
tristeza, eran de saber que estábamos vivos, si,
verdaderamente me alegro de que sigamos aquí y que así
perdure. (No soporté)