Illusion

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Sus labios se sellaron por un momento

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Sus labios se sellaron por un momento.

Se sentía atrapado entre sus acciones y palabras; ante la fantasía y la realidad.

De un segundo a otro su corazón se aceleró y dejo de parpadear, porque, aunque todo esto fuera un sueño no quería perderse en ningún momento esos increíbles ojos.

Sin embargo, su mente seguía en esa lucha interminable. ¿Debía tocarla? ¿A caso le haría daño? ¿Iba a... Ahogarlo?

Félix permanecía de cuclillas mientras la criatura sobre la roca seguía intacta.

Sus facciones duras y neutras, sus largas pestañas formaban pequeñas sombras sobre sus pómulos, finalmente sus gruesos labios en línea recta.

-¡Félix!- gritaron a sus espaldas, el nombrado volteó y desde lejos diviso la figura de Osvaldo. Sólo en ese entonces reacciono por completo. Observó cómo este se acercaba jadeante -Félix te busque por todos lados.

-Uh... -nervioso sus ojos volvieron a la roca. Ya no había nada. La marea que antes era pacifica ahora formaban grandes marejadas, como también, las palabras de Osvaldo se volvieron murmullos inaudibles.

¿Todo este tiempo estuvo soñando? ¿Alucinaciones?

-¿Félix?... ¿Me escuchas?- Cuestionó el chico frente a él -Oscar te está buscando, necesita que lo ayudes en el restaurante.

-¿Uh, qué?- dijo aun desconcertado.

-Oscar te necesita en el restaurante- repitió antes de mirar alrededor -¿Qué haces aquí? ¿Cómo puedes salir con este clima? Mejor vuelve a casa.

-Yo, vine a tomar fotos.

-¿Y tú cámara?

-¿Ah?

-No traes cámara- replicó -¿Cómo vas a tomar fotos?

-¡Oh! Mi teléfono- respondió viendo como Valdo abría su boca, pero él fue más rápido -Mejor ya me voy al restaurante.

Y antes de que Osvaldo pudiese formular alguna frase Félix se dio la vuelta y salió corriendo. Osvaldo sin perder tiempo saltó sobre una roca.

-Samy...- susurró -Samantha déjate ver maldito pedazo de pez- miró la marea ahora que lucía tranquila -Samantha... ¡Renacuajo en desarrollo sal!

Un pequeño oleaje se formó en la orilla, esperó hasta que una sirena apareció frente a él.

-¿Sí, Osvaldo?- dijo con calma, aunque sus rasgos no lo expresaban, le hacía gracia ver a Osvaldo molesto.

-¿Cuántas veces tengo que recordártelo, Samantha? Los humanos son malos, no puedes socializar con ellos- espetó.

-Tú eres un humano.

-¡Mierda, Samantha! ¿Sabes qué sucederá si ese chico le dice a alguien?

-Lo tomaran por loco.

-No entiendes, acaba de llegar a la ciudad y podría hablar. ¡Nos van a investigar - Exclamó, sin embargo, en el procesamiento de sus palabras negó -No, no, a ti te van a matar y a exponer, ¡y yo seré perseguido por el resto de mi vida! ¿Quieres que nos separen?

-No- Su cabeza gacha y sus ojitos acuosos demostraban que no le gustaba ser regañada.

-Entonces, ¿Por qué te dejaste ver?

-No lo sé, Valdo, solo... solo quería verlo más de cerca... Nunca había sentido eso.

Más allá de la playa, en el segundo piso de su hogar, un chico completamente confundido intentaba ordenar sus ideas

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Más allá de la playa, en el segundo piso de su hogar, un chico completamente confundido intentaba ordenar sus ideas.

Dos horas acostado mirando el techo de su habitación no le basto, sin procesar muy bien lo que hacía entré sus cosas tomó su cámara de mano y se dirigió a su destino.

-¡Félix mira el nuevo diseño del uniforme!

Sin embargo, el comentario de Oscar quedó en el aire ya que Félix ni siquiera lo miró.

No contó el tiempo cuando ya estaba sobre la misma roca que hace unas horas atrás. Tomó unos pocos pies de distancia a la orilla, relamió sus labios y soltó un suspiró. Sentía miedo, pero la curiosidad era más grande. Espero pacientemente, sabía que estaba allí.

Pocos segundos después vio el pequeño remolino en el agua y como un deseo-secreto hecho realidad volvió a ver esos alucinantes ojos.

-¿Eres una...? - Sus labios temblaban al momento de pronunciar esas palabras, no esperaba una respuesta, estaba completamente seguro de que ella no sabía hablar. Por lo que su corazón dio un salto cuando escuchó una voz seria.

-El término correcto sirena si se te hace más fácil.

Negó -Lo que sea que seas no debes existir.

-Pero lo hago.

- ¿Tienes nombre?

-Samantha.

-Tú no debes estar aquí, ¡No eres real! - Retrocedió negando repetidas veces con su cabeza.

Bruscamente se levantó dispuesto a irse, los ojos azules no dejaban los suyos causándole temor.

- ¿Volverás?- Preguntó esperanzada, su delicada voz saliendo temerosa.

Félix la escuchó, sin embargo, no volteó y mantuvo sus labios cerrados hasta que llego a casa.

Apago la luz de su cuarto, el cielo crepuscular era lo único que iluminaba. Podía oír el rugido desatado de la mar, se sentía extrañamente a gusto a pesar de todas las rarezas vividas ese día.

 Podía oír el rugido desatado de la mar, se sentía extrañamente a gusto a pesar de todas las rarezas vividas ese día

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Love In The Water || Riverducción || Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora