Granja: Una última decisión.

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Desperté lentamente, sintiendo la suave brisa matutina que se colaba por la ventana entreabierta, acompañada por el reconfortante calor de Ellie acurrucada a mi lado

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Desperté lentamente, sintiendo la suave brisa matutina que se colaba por la ventana entreabierta, acompañada por el reconfortante calor de Ellie acurrucada a mi lado. La abracé un poco más, deseando permanecer en ese momento de paz por un poco más de tiempo, pero sabía que tenía que levantarme para ventilar un poco la habitación.

Con cuidado, me separé de Ellie, procurando no perturbar su sueño sereno. Me levanté de la cama con movimientos suaves y me dirigí hacia la ventana, abriéndola para dejar entrar el aire fresco de la mañana. La brisa matutina trajo consigo el aroma revitalizante del exterior, llenando la habitación con una sensación de renovación.

Justo cuando estaba a punto de regresar a la cama, un ruido proveniente de abajo me hizo detenerme en seco. Mis sentidos se agudizaron mientras intentaba identificar el origen del sonido. Ellie seguía dormida, ajena al leve revuelo que había perturbado la calma de la mañana.

Mi mente comenzó a trabajar rápidamente, evaluando las posibles causas del ruido. Si fuera Dina, lo sabría de inmediato. Sin embargo, la incertidumbre me invadió, y decidí no correr riesgos innecesarios.

Con movimientos cautelosos, me acerqué al lado de la cama y alcancé el lugar donde había escondido una pistola debajo del colchón. Mis dedos se cerraron alrededor del arma con fuerza, preparado para enfrentar cualquier amenaza que pudiera acechar en mi casa.

Bajé las escaleras con cautela, cada paso marcado por la determinación de proteger a Ellie y a mí mismo. El frío metal del arma se sentía firme en mi mano, y mi dedo estaba tenso, listo para actuar en un instante si fuera necesario.

Cuando llegué a la sala de estar, la luz del dia envolvía cada rincón. Giré rápidamente hacia el sonido que había perturbado la tranquilidad de la casa, mi entrenamiento y mi instinto en alerta máxima.

Justo en ese momento, cuando estaba a punto de apretar el gatillo, reconocí la figura que se encontraba frente a mí. Mi corazón dio un vuelco en mi pecho mientras la adrenalina se desvanecía, reemplazada por un alivio mezclado con incredulidad.

—¿Tommy? – Exclamé, bajando el arma mientras mi mente procesaba la sorpresiva aparición de mi viejo amigo. –¿Qué demonios haces aquí? ¡Casi te vuelo la maldita cabeza!

—Lo siento, amigo – Dijo Tommy, su voz cargada de sinceridad mientras se acercaba hacia mí. –Toqué la puerta y, como nadie salió, decidí entrar.

Asentí con comprensión, dejando de lado momentáneamente mi inquietud inicial. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había visto a Tommy, y su presencia era más que bienvenida, a pesar de las circunstancias.

Caminamos juntos hacia la sala de estar, la luz se filtraba por las ventanas revelaba el aspecto cansado de Tommy. Su rostro, marcado por los años, mostraba signos evidentes de desgaste. Una cojera evidente afectaba su paso, un recordatorio constante de la herida que había sufrido durante aquel fatídico encuentro en Seattle. Su ojo gris, ahora sin visión, una cicatriz visible de los peligros que habíamos enfrentado juntos.

Look for the dark || Tú en the last of us 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora