Seattle día 1: Pasado

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Sin esperar más seguimos nuestro camino por el canal de televisión, sabiendo que había que salir de ahí.

— Pues... está muerta... ¿cómo se sienten? – Preguntó Dina refiriendose a Leah.

— Me molesta no poder hablar con ella. – Respondió Ellie.

— Sí, pero ella no le hizo daño a Joel. – Añadió Dina. – Sería algo cruel hacerla hablar.

—Escuchen, Leah ya no es nuestro problema. – Les dije interviniendo. – Deberíamos concentrarnos en salir de aquí.

Sabía que no era el momento adecuado para profundizar en emociones complicadas. Escuchamos voces y pasos acercándose, eran miembros de los Lobos. Nos pegamos a la pared mientras escuchaba su conversación.

—Esto es una maldita locura. Están todos muertos.

—Scars, estos malditos cada día son peor.

Mientras escuchaba, noté que un arma se asomaba junto a mí. Actué rápido, enredando los brazos del sujeto y desarmándolo antes de presionarlo contra la pared. Saqué mi cuchillo y lo hundí en su garganta para evitar que gritara y alertara a sus compañeros. Las chicas observaron en silencio

Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, uno más apareció y no tuve más opción que dispararle, llamando la atención de los demás. Eran demasiados, y se dieron cuenta de que estábamos en el lugar. Ordené a las chicas que se alejaran y salieran por donde habíamos entrado, pero al llegar allí, nos encontramos con una camioneta estacionada y personas que nos dispararon al vernos.

— ¡Mierda, retrocedan! – Grité mientras nos dábamos la vuelta.

Corrimos sin parar hasta que encontramos una ventana que daba al exterior. A medida que los disparos y gritos se acercaban, nos metimos en una vieja estación subterránea.

Pero antes de llegar a la salida, nos dimos cuenta de que estaba bloqueada por una reja. Actué rápidamente, abriendo una de las tantas puertas, de una patada, y las chicas pasaron. Derribé una máquina expendedora de refrescos para bloquear la puerta y evitar que los Lobos nos siguieran.

— ¿Están bien? – Pregunté, buscando confirmación de que ninguna de ellas había resultado herida en la huida.

Las chicas asintieron.

— Bien, esto no durará mucho. Sigamos. – Les ordene. 

Encendí mi linterna y saqué mi revólver mientras avanzábamos por el lugar, metiéndonos en algunos huecos. El deterioro se hacía más evidente a medida que avanzábamos, lo que no era una buena señal y no porque el lugar se estaba por derrumbar.

— Esporas adelante. – Dina señaló. – Máscaras.

El intercambio de miradas entre Ellie y yo al colocarnos las máscaras de gas no pasó desapercibido. Ambos sabíamos que no la necesitaba, pero no estaba claro si Dina lo sabía, o al menos eso prefería creer. Opté por no hacer comentarios al respecto y simplemente seguimos adelante.

Lideré el grupo, avanzando con cautela en busca de una salida. Mientras tanto, Ellie y Dina se mantenían alerta, vigilando nuestro entorno en busca de posibles amenazas. El sonido característico de los chasqueadores pronto llegó a mis oídos, y sin demora, les advertí a las chicas del peligro inminente.

— Chasqueadores. – Susurré, instando a todos a estar alerta mientras continuamos avanzando.

Descendimos por un tramo de escaleras, y de repente, el lugar a nuestro alrededor se iluminó con un resplandor rojo, causado por las bengalas que se habían encendido. Las voces de los miembros de los Lobos resonaron en el túnel, y nos apresuramos a escondernos detrás de una repisa mientras escuchábamos su conversación.

Look for the dark || Tú en the last of us 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora