Prólogo

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¿Saben qué es lo mejor de Pandora? Que cada lugar, cada criatura, cada cosa minúscula puede hacer que te enamores completamente de ella. Así como yo lo estoy de este paraíso que me honra llamar hogar en el cual vivo plenamente feliz con mi familia.

Hay diferentes clases de Na'vi, y cada clase vive en su propio ambiente, con sus propias reglas y sus propias costumbres. Pero hasta ahora tengo una lista de cosas en común que tienen los Na'vis del Bosque y el Océano y mi favorita es la del Cordón Musical, al poco tiempo de venir a vivir aquí, aprendí a cómo tejer una, la cual canto cada cierto tiempo para ayudar a mi familia para recordar, cada cuenta representa una historia en nuestra vida.

La primera fue cuando me uní Txamsanr frente a los ojos de Eywa, la mejor noche de mi vida. Otra fue cuando Kali me reconoció como su madre y otra cuando mi primogénito nació, Zìma'pay.

Y no puede faltar la primera comunión de mi hijo con Eywa, porque el pueblo dice que todos vivimos en Eywa y que Eywa vive en nosotros, que la Gran Madre lleva a todos sus hijos en su corazón. A pesar de que muchos tuvieron y siguen teniendo sus dudas sobre su llegada a este mundo, sabemos como vivir en paz, siempre anteponiendo la felicidad de nuestros hijos.

Y cuando menos lo esperé, Txamsanr y yo formamos una familia de seis integrantes. Él, yo, Kali, Zíma'pay, mi pequeña Iteneym y nuestra hija adoptiva humana Theresa, o Tessa como la llaman sus hermanos.

Sí, una hija humana

Hasta el océano llegó el rumor de que cuando las Personas del Cielo fueron enviadas de vuelta a la Tierra, algunos se quedaron, científicos y unos pocos soldados que les son leales a los Na'vi. Mucho después de eso, Txamsanr y yo nadábamos en una zona cerca a la costa que conecta al bosque, vimos un laboratorio abandonado. Como la chica curiosa que soy, decidimos investigar y descubrí que era un laboratorio para curar enfermedades infecciosas, para curar a Personas del Cielo que fueron enviadas con la finalidad de que los recursos aquí pudieran ayudar a sanarlos, se llevaron a todos, menos a una bebé que dejaron en crio aquí, pensaron que fue lo más humano que dejarla morir o matarla.

Tessa sufría una enfermedad respiratoria que la hacía propensa a contraer infecciones y en casos graves, paros respiratorios, algo en mí no podía dejarla así, por lo que me di la tarea de curarla. Y pude hacerlo con el apoyo de Txamsanr, de Ronal y algunos reportes que las Personas del Cielo dejaron en el lugar, pero no solo la curé, sino que también le di la habilidad de poder soportar los gases tóxicos de Pandora, algo que no esperaba y que me alegra que haya ocurrido, porque gracias a eso pudimos traerla con nosotros.

Con el tiempo, a pesar del peso de las acciones del pasado, la felicidad formó parte de nuestra vida diaria, y todo empezó a pasar muy rápido, cuando menos lo esperé mis hijos cumplieron 19, 14, 8 y 2 años. Y estábamos en la mejor etapa de nuestra vida, ser felices fue tan simple como respirar o como... una cita sin hijos.

Ese día, Txam y yo dejamos que Kali y Zìma cuidaran de sus hermanas para poder salir y estar solos, nadamos por todo el arrecife, fuimos a la Caleta de los Ancestros donde nos quedamos hasta el atardecer y decidimos pasar la noche en ese lugar. Por unas horas, la felicidad estuvo presente, pero lo malo con la felicidad es que puede esfumarse en un segundo, en este caso fue el ver una estrella en el cielo, una estrella que vi por última vez hace 15 años y que solo podía significar una cosa.

El regreso de las Personas del Cielo a Pandora

Desde donde estábamos pudimos ver muchas naves en la órbita de Pandora, así como descendían a tierra firme, y no tuve que estar allí para saber que quemaron gran parte del bosque con ese simple hecho. Esa noche, volví a llorar como hace mucho tiempo no lo hacía, porque significaba que los días de tristeza volverían y tenía miedo de que mi hermano no pueda salir vivo de esta nueva guerra.

Lo peor vino unos meses después, cuando barcos de las Personas del Cielo empezaron a rondar por nuestros océanos, y para poder hacerles frente, tenía que estudiarlos y Txamsanr y yo nos vimos en la obligación de dejar a nuestros hijos con sus tíos.

- No se preocupen, todo estará bien – le susurró Txamsanr a Zìma y a Iteny.

- Madre, debe haber otra forma de parar esto... una en la que no se vayan – me suplicó Kali.

- Qué más quisiera, mi niña – sollocé abrazando a Tessa – pero tenemos que saber lo que las Personas del Cielo hacen aquí... solo así podremos detenerlos... y nadie los conoce mejor que yo, lo sabes.

- Sí – soltó un sollozo al mismo tiempo que dejaba a Tessa dormida en sus brazos para luego ponerle mi collar.

- Tienes que prometerme... que tus hermanos serán tu prioridad... hasta que nosotros volvamos... - me quité la pluma de mi cabello para ponérselo a ella – ellos cuentan contigo... eres la hermana mayor, naciste para protegerlos.

- Lo haré.

Asintió y le sonreí antes de abrazarla para luego ir con el resto de mis hijos, de inmediato se aferraron a mí, suspiré quitándome mi broche para ponérselo a Iteny y luego quitarme la cuenta del cabello para ponérselo a Zìma para luego verlos a ambos.

- Sean fuertes... mis pequeños guerreros... siempre estaremos con ustedes – dije antes de besar sus frentes y volver a abrazarlos.

- Leah... es hora – dijo Txam y solté un sollozo antes de soltarlos para ir con mi esposo tomando su mano para alejarnos un poco – vamos a volver... lo prometemos... recuerden... los Sully...

- Somos uno – dijeron al mismo tiempo y suspiré antes de sonreírles para luego ver el sol alzarse entre las aguas.

- ¿Lista?

- Para todo... si es contigo.

Intercambiamos una mirada antes de saltar al agua con él y montar nuestros Tsurak para empezar a alejarnos de la aldea y el arrecife, dejando una parte de nuestros corazones atrás.

Avatar: El Camino del AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora