capítulo 3

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La clase de educación física es mi favorita. Siempre fui bueno para los deportes, sobre todo el tenis y el fútbol que eran mi preferencia. Graceland tenía una pista de Tenis, una de baloncesto y otra de fútbol. Además de las clases de educación física podía apuntarte a todo tipo de actividades extraescolares, la lista era prácticamente infinita y eso era el paraíso para los amantes del deporte.
Caminé bajando las escaleras y saliendo del edificio para dirigirme al campo de fútbol. Según leí en el horario la clase de educación física de esta semana iba a ser dedicada a ese deporte. Yo jugaba de delantero junto con Saul el curso pasado. Josh a veces era portero debido a su gran tamaño y otras estaba en el centro, si me permiten una sugerencia personalmente yo le
veía más utilidad en la portería, correr no era lo suyo. Avancé a buen ritmo hasta llegar hasta allí. Divisé a Saul y a Josh, ambos calentando en el césped minutos antes a que comenzase el partido.

-Ey - les saludé mientras también me sentaba dispuesto a estirar un poco.

Nuestro profesor nos insistía en que era importante hacerlo antes y después de la actividad física. El curso pasado uno de los mejores jugadores del equipo se lesionó durante el partido. Yo estoy seguro de que fue porque Josh se le tiró encima pero nuestro profesor el señor Jones estuvo aferrado a la idea de que fue por no calentar. Verán, Josh no es bueno para las actividades académicas pero lo que son los deporte destaca demasiado. Nuestro profe lo sabe y lo protege a menudo de algo por lo que se hubiese ganado la expulsión unos cuantos días y la decepción de sus padres.

-Vaya mierda la clase de biología - comenzó a decir - Ya tocaba divertirse un poco.

-Toda la razón - le respondió Saul - La señorita Fawly cada vez nos tiene más manía

-Eso ocurre porque os la pasáis hablando en su clase – contesté riendo - Ella es buena maestra, pero no tiene carácter suficiente para imponer respeto.

-La momia esa debería jubilarse de una vez - rio Josh - Y que la sustituyesen por una que estuviese buena al menos.

-Claro, por una como Melania Soto - respondió Saul entusiasmado.

-Uffff con una profesora así hasta atiendo a sus clases fíjate. Sería el mejor alumno

-Ya no te hace falta entrar en calor ¿verdad, Josh? – pregunté a lo que Saul se rio a carcajadas.

Melania Soto era la madre de Rafael Smith Soto y era profesora de infantil. La conocimos el día de visitas de Graceland, generalmente los domingos, y nos quedamos atónitos. Era simplemente hermosa, hermosísima, lo juro. La verdad esa palabra se queda corta para describirla. Empezando con que era pelirroja, con un cabello largo y rojo como el fuego, a mí me vuelven loco. Le caía en ondas por sus delgados y pálidos hombros. Sus ojos eran azules y profundos. Su sonrisa perfecta. Los tres estuvimos aquel día sin quitarle el ojo de encima. Cómo no queríamos incomodarla tuvimos que ser muy discretos, aunque apuesto lo que sea a que está más que acostumbrada a recibir piropos y miradas de miles de hombres. Aun así, sé
que a mis amigas no les gustan los babosos por lo que entendí que a las milfs como ella mucho menos. Estuvo todo el rato junto a su marido, también profesor, y a Rafael por lo que no era una situación muy idónea para intentar ligar. Rafael era alto y musculoso, podríamos buscarnos problemas.

-¡Chicos! - la voz del entrenador nos despertó de la fiesta de hormonas y no nos quedó otra que levantarnos y atenderle.

El cielo estaba algo nublado y corría una fría brisa por el campo lo que me llevó a pensar de inmediato que nos iba a llover a mitad de partido. Mierda, claro que acerté, podría ser pitoniso. “Pitoniso Colby a las 00:00 llamen para que les adive su hado”La primera mitad transcurrió como siempre. Comenzamos haciendo equipos de dos. Yo fui elegido capitán de uno de los equipos y seleccioné a varios jugadores (obvio a Josh y Saul). Me desanimó ver que el otro capitán era Anthony O'Connor. Ese chico era una auténtica bestia. Al igual que Josh no tenía reparos en saltar encima de los otros, dar codazos y empujones. El entrenador evidentemente se hacía el loco, este era incluso mejor que Josh. Me molestaba aquello, nuestro entrenador era muy duro con los alumnos que no destacaban en actividades físicas sometiéndoles a regaños que rozaban las humillaciones, ah, pero con aquellos que eran los mejores no tenía reparo alguno en pasarles todas, por muy jodidas que fuesen sus
acciones. Esos mierdas jamás ayudan a quién lo necesita.
Íbamos perdiendo casi cuando estaba a punto de acabar la primera mitad del partido. El equipo de O'Connor había metido dos goles y el mío únicamente uno y fue gracias a Josh. Sólo el equipo ganador podía optar a sobresaliente este trimestre. Yo muy pocas veces había obtenido sobresaliente en educación física, me conformaba con mi notable de siempre. Como dije antes yo no sobresalía en nada, pero irónicamente todo se me daba bien, no encontraba calvario alguno ni académicamente ni en deportes. Como era algo de suponer no pasaron ni cinco minutos más hasta que comenzó a chispear y después a llover con más fuerza. Los profesores saben perfectamente que va a caer el chaparrón, pero aun así se les mete en la cabeza continuar con su agenda normal, siempre  ocurre. A pesar de que no hacía calor yo me encontraba sudando por la carrera que me metía tras la pelota y temí constiparme. Mi cabello castaño claro desprendía gotas de sudor que resbalaban hasta la punta de mi barbilla, era asqueroso. El entrenador se portó bien y no nos obligó a seguir jugando. Recogimos el balón y nos metimos dentro. El hombre nos indicó que
fuésemos al vestuario a cambiarnos. Antes de que marchase me felicitó por lo bien que había jugado a pesar de que mi equipo iba perdiendo. Le caía simpático. O eso creo. Aunque no me
tragué sus halagos ni por un segundo. Posteriormente a ducharme con rapidez (odiaba hacerlo delante de los demás alumnos) me
dirigí donde estaba Josh ya vestido. No es que me avergonzase mucho mi cuerpo, obviamente
hay cosas que cambiaría, pero no era el motivo, simplemente me incomodaba ducharme en baños públicos.
Como no tenía nada que hacer le acompañé hasta el lavabo, y para no aburrirme me puse a darle conversación mientras se afeitaba. Esta era la última hora de clases así que no había una prisa desmesurada, aunque no debíamos llegar tarde al comedor. estábamos solos porque todos los demás ya se habían marchado del vestuario. El calor ahí era horrible y los cristales
estaban empapados del vaho de las duchas de agua caliente. El vestuario era enorme y contaba con unos 15 lavabos. Josh se situó en el primero de ellos y yo me quedé sentado en uno de los bancos, donde los alumnos cuelgan sus camisetas. Olía a sudor y humedad, el vapor te asfixiaba y costaba respirar.

La solitaria tumba de Graceland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora