𝐖𝐀𝐑 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒 ⌈Lucerys Velaryon⌉ (En proceso de mejora)

·𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟖·

𝐄𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐜𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫í𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐮𝐜𝐡𝐚𝐫:

➺Rhaenyra's Welcome; by Ramin Djawadi

A LOMOS de la gran bestia, Alynne sobrevolaba los cielos del Mar Angosto, llegando a los confines de este, cada vez más cerca de King's Landing. Cannibal extendía sus grandes alas opacando los brillos de la mar y consigo aterrorizando a los barcos pesqueros, las noticias llegarían rápidamente al reino pero no antes que el dragón. Finalmente se pudo divisar aquella gran isla, rodeada por sus campesino y realeza. King's Landing había sido alcanzada.

Los campesinos aterrorizados por la llegada del nuevo dragón fueron los únicos sonidos que inundaron la ciudad. A pesar de ello, ninguna vida fue arrebatada. Cannibal se dirigía rápidamente a la fortaleza.

—¡Dragón desconocido!, ¡preparad el escorpión!—Los guardias atemorizados movieron la gran estructura de madera hacía el dragón, esta contenía una peligrosa lanza, suficientemente grande para matar a una gran bestia. Entre ellos Sir Criston que observaba y dirigía a los caballeros estaba decidido, debía proteger a la realeza a toda costa.

Y cada vez, el dragón se acercaba más, tentando a su suerte, pues no fue hasta que Criston Cole ordenó el ataque que Alynne comprendió su error.—¡Disparad!—Una flecha fue lanzada, esta recorrió un tramo directo al dragón. Cannibal tenía intención de esquivar la inmensa arma pero debido a su tamaño no pudo realizar un giro perfecto, la afilada punta de acero valyrio impregno en la escama del animal, dañando una de sus patas. Un gran estruendo produjo el dragón, victima del dolor. Y fue entonces cuando los caballeros entonces esperaron ver caer al gran dragón.

Pero por desgracia, la princesa y Cannibal aterrizaron imprevistos sobre una de las torres de la muralla, dejando caer estructura rota que sobresalía debido al peso del dragón. No fue hasta que este inclinó el cuello que se pudo ver a la muchacha. El Sir leal a la reina madre palideció, aquella muchacha por la que se había discutido resurgía de la nada y acompañada de un dragón, uno considerado extinto.

—Llamad a la reina madre— Ordenó, pero sus hombres poco obedecían, estaban paralizados ante la sorpresa.—¡Llamadla!—Exigió a gritos, haciéndolos reaccionar.

Cannibal utilizó sus garras para recorrer con furia la muralla que envolvía el castillo, quebrando las zonas débiles y antiguas en pedazos, dejando a su paso un rastro de roturas que arreglar. Segundos después alcanzó el escorpión. Destrozándolo por completo, el dragón fundió la gran arma, dejando desfavorecidos a sus atacantes, a estos mismos les fue dirigido un gran bramido.

Los ojos rojos de Cannibal se asemejaban al agua inyectada en sangre, pues la furia de un dragón era de temer. Desgraciados serían los caballeros a no ser que este siguiera siendo salvaje. Pues un dragón indómito no se intimida a la muerte.

Reverenciándose levemente, Cannibal le permitió una bajada segura a su jinete. Una vez resguardada por el suelo de la muralla su dragón se tumbó y esta se acercó a revisar su herida. La flecha había conseguido dañar las escamas de este, profundizando en el tejido y forjando una herida ensangrentada.—¿Los cobardes os refugiáis tras los muros?, ¿o acaso os habéis confundido de castillo? Responded cobardes, ¡¿soy acaso enemiga a la corona?!—Alynne estaba furiosa, su dragón había sido dañado y ella había sido abandonada por los guardias que juraron protegerla.