Interrogatorio

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- Mikasa dónde demonios estuviste anoche, sé que no tuviste guardia llame al hospital - le gritó Jean ebrio mientras la sujetaba de los brazos - ¡dime la verdad!

- Suéltame Jean, me estas lastimando - replicó la mujer mientras se intentaba zafar.

Jean observo el abrigo de Mikasa, se dio cuenta que era otro y que parecía de hombre.

- ¿Estuviste con otro hombre? - la estrujó con fuerza.

- ¡Sí! - gritó - sí Jean si estuve con otro hombre.

Mikasa lo observó con coraje quería que el sintiera un poco de lo que ella había sentido, aunque sabia que no se igualaría el dolor ni en un millón de años. Jean no se pudo contener y le dio un golpe en la cara.

- ¿Qué se siente Jean? - continuó Mikasa con una sonrisa en la cara, el labio inferior ya comenzaba a sangrar - ¿Te duele?

- ¿Con quién? ¡¿Quién es el maldito bastardo?!

- Te pregunte si te duele Jean

- ¡Me engañaste Mikasa no es obvio! - le gritó sacudiéndose el cabello con las manos. Jean se estaba volviendo loco.

- ¿Y tú no Jean? - Mikasa hablo con un tono de voz calmado y valiente - ¿tú no me haz engañado?

- No sé de qué demonios hablas Mikasa, yo jamás te haría algo así - Jean observó a mujer con recelo -, ¿por eso lo hiciste? ¿piensas que te engañé? ¡Eres una idiota Mikasa!

El hombre furioso se reía con sarcasmo. Le quitó el abrigo con fuerza, le dio otro golpe, la tiró al piso y le destrozó la camisa de seda, dejando su ropa interior superior al descubierto.

- ¡Quiero el divorcio Jean! - ella le gritaba mientras lo tenía encima y forcejeaban.

- No te daré nada Mikasa, para que salgas corriendo detrás de ese imbécil, ja estas loca. Tu te vas a quedar aquí hasta el día que yo lo quiera. Primero muerta te dejo ir y empezó a besar su cuello desesperadamente.

- Puedes golpearme Jean y quebrantar mi espíritu, pero jamás volveré a confiar en ti ni querer estar contigo de nuevo - hizo una pausa y continuo - Lo sé todo, sé que te acuestas con Pieck.

Jean se tensó y se incorporó un poco esto ayudó a Mikasa lo empujó con todas sus fuerzas, se levantó rápido y corrió a la habitación. A Jean se le dificultó levantarse del suelo por su estado de ebriedad, pero al final lo hizo.

- Quien te dijo esa estupidez, seguro fue el tipo con el que te revolcaste anoche verdad - Este corrió detrás de la joven y empezó a golpear la puerta - Te lo digo eres una perra idiota, solo te lo dijo para meterte en su cama y tu caíste como una estúpida. Eres una sucia zorra.

Mikasa se encontraba aterrada y con la cara cubierta de lágrimas. Nunca había visto a Jean comportarse de esa manera, jamás le había puesto un dedo encima, en ningún momento la había insultado, pero ahora lo desconocía completamente no podía creer que el había sido capaz de golpearla y forzarla solo por coraje y desquite. Los golpes en la puerta se detuvieron y la joven empezó a preparar una maleta con su ropa, sabía que tenía que salir de esa casa cuanto antes, o si no su seguridad corría peligro. No podía llamar a nadie, Jean se había quedado con el abrigo donde se encontraba el celular. Pronto se percató que el silencio la ponía más ansiosa y le aterraba más que los gritos y golpes que estaba dando el hombre.

- No te dejaré ir Mikasa, en algún momento tendrás que salir de esta habitación y yo estaré aquí esperándote.

Las horas pasaron, pronto se hizo tarde y Jean seguía montando guardia afuera de la habitación.

En el transcurso de la mañana, Levi atendía la llamada de atención de su jefe el sargento Erwin por no presentarse a entregar el reporte médico solicitado. Sabia y entendía que actuar rápido o no en un caso podría hacer la diferencia por lo que aceptaba el castigo el cual consistía en una suspensión por una semana.

- Hange y Armin se harán cargo del caso - terminó el superior.

Armin era un novato, pero rápidamente empezaba a destacar por su inteligencia. Y pronto se daría cuenta que este era muy amigo de Mikasa. Antes de marcharse pasó a ver a Hange y Armin que ya se encontraban interrogando a un sospechoso y esperó a Hange en la sala continúa observando de manera atenta la actitud y las respuestas del individuo. El sospechoso era un tal Floch Forster a quien se le había visto muy sospechoso acosando a la chica horas antes de la trasgresión. Cuando terminó el interrogatorio Hange se acercó a Levi.

- Creo que ya estas enterada que Erwin me suspendió - dijo el chico de cabello negro.

- Si, ya lo sé. Fui notificada cuando llegué - continuo confusa - ¿Qué te pasó? Tu nunca dejas pasar algo importante y menos cuando se trata de trabajo.

- No pasó nada grave - prosiguió indeciso -, fue algo personal.

- ¿Personal? - la chica de lentes pregunto muy sorprendida - Estas saliendo con una chica - dijo revoloteando de emoción por la sala.

- No claro que no - se apresuró, pero la chica no le hizo caso.

- Dime quién es, si... se te ve una mirada diferente hee - decía con una risa pícara.

- No es nadie Hange deja de hacerte ideas idiotas - cambió rápido la conversación, ya se estaba molestando - aquí te dejo una copia del reporte médico, las fotografías de la escena y de las marcas de la víctima, si necesitan cualquier cosa ya sabes dónde me puedes encontrar. Me largo - terminó y salió de la sala antes de que la mujer castaña le hiciera un interrogatorio a él también.

Tres días después, Levi recibió una llamada de Erwin donde éste le pidió acercarse a la jefatura cuanto antes. Al llegar pasó directamente a la oficina de su superior, ahí también se encontraba Hange.

- Levi, recibimos una llamada del hospital St. Sina - empezó Erwin

Para ese momento el hombre de cabello negro se encontraba muy confundido.

- La Dra. Mikasa Ackerman no aparece - hizo una pausa y continuó aclarándose la garganta - su esposo ya levantó una denuncia de desaparición, no me lo tomes a mal. Tienes más de 6 años trabajando aquí y jamás he recibido queja de ti. Pero las cámaras de vigilancia en el hospital te ponen a ti como un sospechoso. Todo lo que sepas nos lo tienes que decir Levi, antes de que lo sepa la prensa y tu carrera se vaya al carajo. - terminó el superior con un tono muy serio.

No podía creer lo que estaba escuchando y no quería hablar sobre los problemas de Mikasa, no quería sentir que había traicionado la confianza de la mujer. Pero tampoco podía permitir que su trabajo de muchos años se fuera a la basura y le dieran de baja sin derecho a una pensión.

Ahora que has llegado (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora