La cereza del pastel

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- Necesitas ayuda con eso – le pregunto con cara angelical mientras le observaba el miembro rígido y agrandado.

Levi la observo mientras corría el agua formando un trazo desde su cabello, su cara y luego todo su cuerpo tonificado, era la primera vez que una mujer desnuda asaltaba su ducha y no era cualquiera era Mikasa. Ella permanecía parada e inmóvil esperando una señal al otro extremo de la bañera, sus pechos eran redondos tal como los recordaba en sus manos, pero ahora podía apreciarlos libremente; eran blancos como dos montañas de nieve en las que en la punta destella un contraste rosado y abultado, su abdomen perfectamente plano con las líneas abdominales marcadas y una cintura pequeña con caderas redondas y formadas como las de una guitarra, pero menos pronunciadas. Su cabello negro profundo también contrastaba con su piel blanca y sus piernas largas y torneadas se encontraban ligeramente cruzadas tratando de mantener el pudor y dando asomo a la timidez. Levi soltó su miembro y Mikasa se acercó a él, lo sujetó con su mano derecha y empezó a masajearlo lentamente sin apartar la vista de los ojos color gris azulados. Una chispa de picardía se asomaba ahora en los ojos de la chica y su boca se hacia agua por probar el sabor del hombre. Hambrienta se hincó no sin antes verlo nuevamente esperando su aprobación, Levi respondió con un gesto de afirmación y Mikasa se metió el gran palo a la boca sin dejar de sujetarlo de la base con su mano y empezó a chuparlo lentamente desde la cabeza hasta el tallo. Se detuvo a juguetear con la lengua alrededor de su cabeza y después, en una movida arriesgada contuvo el aliento, abrió la boca y procedió a metérselo hasta la garganta. Al rozar su garganta con el pne provocó que se le enrojecieran los ojos y se le acumularan lágrimas como acto reflejo.

- Ahh maldita mocosa – le dijo mientras la sujetaba de la cabeza y le hacia una cola con sus manos – que bien lo haces.

Ella sacó el miembro de su boca y levantó su mirada para inspeccionar la cara del Levi, quien ya se encontraba en pleno gozo.

- No te detengas – le pidió mientras le acariciaba la mejilla sonrojada con una mano.

Obediente Mikasa se volvió a meter la polla en la boca hasta cubrirla por completo con sus labios, lo estimuló, después recorrió todo su tronco con la lengua, lo escupió para lubricarlo bien y darle un pequeño masaje en la cabeza con la palma de su mano sin dejar de rodearlo, después sujetó el miembro envolviéndolo con la mano completa desde la base y lo presionó para subir y bajar a lo largo del tallo. Esto enloqueció a Levi quien lo manifestó con un gruñido grave. Al escuchar el gemido del hombre nuevamente se metió el miembro lo sacudió dentro y después lo succionó hasta la base sin dejar de ver a Levi a los ojos mientras se le enrojecían los ojos cada que tocaba su garganta. Los fluidos de Levi se mezclaban de vez en cuando con el agua, pero Mikasa pudo notar un sabor entre dulce y salado.

La vista de Levi desde arriba era todavía más excitante, el culo de Mikasa formaba un corazón mientras esta se encontraba arrodillada con sus piernas flexionadas hacia atrás lo que hacía que su culo se mantuviera alzado por los talones. El agua de vez en cuando tocaba la cara de la chica y dejando gotas que le daban un toque tierno al rostro sonrojado de la chica mientras sus ojos se volvían a llenar de lágrimas. Levi sujetó la cabeza de la mujer con la mano sin deshacer la cola que le había hecho para poder observar la cara detenidamente y empezó a dirigir la felación aumentando de poco a poco el ritmo sin interrumpir. Mikasa notó la intención así que también aumento la intensidad de las succiones y se percató que Levi estaba por llegar al final. ¿Qué haré, me tragó su semen o lo tiro? ¿Qué será lo que él le gusta? Pensó Mikasa sin darle tiempo de decidirse sintió como el miembro se estremecía dentro de su boca y brotó un líquido cálido, denso y espeso.

- Puedes tirarlo si lo prefieres – Levi se apresuró a decirle, no quería obligarla hacer algo que ella no quisiera.

No obstante, Mikasa decidió tragárselo dejando una gota sobre la comisura de su labio, la limpió con su pulgar y se lo llevó a los labios para limpiarlo. Ahora el sabor dulce y salado se había intensificado. Se descubrió gustosa y orgullosa de si misma ya que con Jean nunca había tenido la oportunidad de practicar el sexo oral porque él lo consideraba desagradable o al menos eso le decía a ella. Levi la ayudó a incorporarse y terminó de lavarse el cuerpo con agua y jabón para salir de la ducha y darle privacidad a la mujer.

Decidió vestirse solamente de la cintura para abajodejando su torso al descubierto. A pesar de que el clima era frío él se seguía sintiendoacalorado y descubrió que la mujer lo había dejado extasiado; la acción final habíasido la cereza del pastel.

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