Ahora que has llegado (RIVAMIKA)

Buenas noches

De regreso al departamento Mikasa se detuvo en un semáforo dándole la oportunidad de hacer una llamada.

- Si dime – respondió la voz al otro lado de la bocina.

- ¿Porko ya lo sabe?

- Me temo que no; la boda aun esta programada, de saberlo seguro habrían cancelado.

- Mmm entiendo.

- Pero porqué preguntas, pensé que ya no te importaba ese tema.

- No me interesa, te dejo que el semáforo se ha puesto en verde. Hasta luego Sasha – terminó la llamada sin escuchar a la chica.

En el siguiente retorno dio la vuelta y se dirigió a otro lugar. Al llegar toco la puerta y un hombre la recibió.

- Hola Mikasa que te trae por aquí – preguntó Porko desconcertado.

Mikasa sin responder entro a la antesala, enseguida Porko cerro la puerta y se giró para observar a Mikasa quien se empezaba a quitar el abrigo para después desabotonar su camisa y dejar al descubierto el sujetador de color rojo con encaje.

- Pero qué haces Mikasa, que te pasa estas enloquecida

- Shhh no digas nada, seguro que después me lo vas agradecer, no te vas arrepentir – le dedicó una sonrisa falsa y se le lanzó a dar un beso

- No puedo, en unos días me voy a casar

- No te preocupes, tómalo como tu despedida de soltero – le dijo mientras le empezaba a desabotonar la camisa y el cinturón – solo déjate llevar, nadie puede ser tan santo y tampoco nadie es completamente fiel.

Porko no se pudo resistir a la fogosidad de Mikasa y terminó cediendo, este la dirigió al sofá y la recostó con cuidado. Los besos se extendieron a los pechos de Mikasa y el le soltó el sujetador mientras ella luchaba con su pantalón y deshacerse cuanto antes de ellos como lo había hecho con su camisa.

El cuerpo de Porko estaba muy bien trabajado; era corpulento y musculoso. En general el era atractivo, pero Mikasa en ese momento no sentía el fuego arder por su cuerpo, solo estaba ahí intentado sentir algo. Cuando logró bajar los pantalones pudo ver que el escenario se veía prometedor, así que no dudó en tocarlo, estaba duro y agrandado, pero no era mejor que el que había tenido en sus manos la noche anterior. Observó al hombre a los ojos mientras se lo acariciaba y pareció que eso le gustó. Mikasa solo conservaba su ropa inferior así que dejo de acariciar a Porko y se quitó su pantalón junto con sus bragas.

La cara de Porko se volvió oscura y también se quitó lo que quedaba de su ropa se acercó a ella y puso su polla en la entrada de Mikasa. Él se preparaba para dar la primera embestida sin que ella estuviera lista cuando se abrió la puerta y Pieck dejó caer las bolsas que traía en sus manos.

- ¿Qué esta pasando aquí Porko? – le gritó sin ver a la mujer que estaba debajo.

Porko se levantó y rápidamente se puso su boxer.

- Hola Pieck, ¿te gustó la sorpresa? – se levantó del sofá y tomó su ropa para empezar a vestirse – quise hacerle una despedida de soltero a Porko, no quería quedarme con las ganas de saber que se sentía estar con él, así como tu no te quedaste con las ganas con Jean. Me pregunto ¿Porko lo sabes?

- ¡Cállate maldita! – la interrumpió Pieck mientras se le lanzaba encima.

Porko logró interponerse y exigió la atención de Pieck.

- De que está hablando Mikasa – Porko parecía más confundido que antes, pero empezaba a unir las piezas.

- Lo siento Porko, no tengo nada contra ti, pero es necesario que sepas que te ibas a casar con una zorra que se acostó con un hombre casado ¿no te lo dijo verdad? No te dijo porqué me divorcie de Jean – Hizo una pausa esperando que Pieck dijera algo – fue por ella. Ella y Jean se acostaron, nos engañaron a ti y a mí.

El lugar se quedó en completo silencio. Pieck se encontraba completamente encolerizada pero no decía palabra alguna. Porko por su parte la veía esperando una explicación y Mikasa se encontraba detrás de Porko y cara a Pieck a quien le dedico una sonrisa de satisfacción, pero estaba muy lejos de sentirse de esa manera porque en el fondo sabía cómo había herido a Porko. A pesar de que ellos no eran amigos ella podía entender por lo que él iba a pasar.

- Te lo dije Porko que no te ibas arrepentir – le colocó una mano en el hombro – bueno, yo me tengo que retirar.

Recogió su bolso y antes de irse le plantó un beso a Porko en la mejilla, casi rozando la comisura de los labios. Pieck solo abrió más lo ojos y cerró con fuerza sus puños.

- Nos vemos luego.

Cuando llegó al departamento, la cara de Mikasa se encontraba empapada por las lágrimas. Levi estaba leyendo unos papeles de un caso en el sofá y cuando escuchó que Mikasa había entrado levantó su vista, al verla se levantó y le ayudó con su bolso y su abrigo.

- ¿Estas bien? ¿te pasó algo? – le preguntó mientras percibía de un ligero olor a alcohol.

- Hice algo malo, no soy esa mujer buena que piensan que soy.

- ¿Qué hiciste?

- Casi tengo sexo con un hombre por mera venganza – los ojos de Mikasa se volvieron a llenar de lágrimas.

Levi se quedó completamente en silencio, en el fondo el entendía que no podía haber algo serio entre él y Mikasa, que lo que había pasado anoche seguramente ella no le tomaba importancia y que tal vez se arrepentía igual. Pero no podía evitar sentir celos por lo que acaba de escuchar. No le gustaba la sensación que tenia al imaginar a Mikasa con otro hombre. Apretó su puño y continuó escuchándola tratando de fingir que lo que dijo no lo había tomado desprevenido y que lo estaba tomando de la mejor manera.

- De no haber sido porque Pieck llegó, tal vez no me habría detenido. Lo siento Levi soy una persona terrible ¿verdad?. Es tal como lo dijo Sasha; no hay nada después de una venganza. Me siento igual de vacía o quizá peor. Pero Porko tenia derecho de saberlo o se casaría engañado y tal vez viviría engañado.

- Tomate esto, es un café. Te bajará la borrachera – mientras le extendía una taza se sentó a su lado - Escucha tienes razón que ese chico tenía que enterarse, tal vez no fue la mejor manera. No soy quién para juzgarte y jamás lo haría. Esto no te hace una mala persona es un error que tal vez tenías que cometer.

- ¿Por qué eres tan bueno conmigo? Yo solo te he traído problemas.

- No lo sé.

- Crees que algún día vuelva a sentir algo.

- Es muy probable, todos lo hacemos. – la mirada de Levi parecía triste, el brillo que tenía esta mañana se había esfumado y tenía un sentimiento de derrota. Creía que ahora tenía una posibilidad o una ventaja.

- Tengo sueño – dijo mientras recargó su cabeza en el hombro de Levi.

Poco a poco los ojos de Mikasa se empezaban a cerrar hasta quedar completamente dormida. Levi permaneció unos minutos sentado viendo hacia el horizonte oscuro y sin luna a través del ventanal. El cuerpo de Mikasa se fue recostando poco a poco hasta quedar acostada en el sofá con su cabeza en el regazo de Levi. Este le acarició el cabello y lo aparto de su cara con delicadeza.

- Si fueras mía jamás hubiera permitido que te apagaras. Te he visto hace un tiempo atrás como alguien inalcanzable y cuando supe que te divorciabas fui feliz; pensé que sería suficiente que tenía una ventaja, pero ahora, viéndote aquí, no me siento suficiente para ti. Soy un idiota pensando que con algo de sexo podrías voltear a verme como un hombre. Pero al menos valió la pena intentarlo.

En sus brazos llevó a Mikasa a su cuarto, la recostó en la cama, le quitó los zapatos y la arropó. La observó dormir y le acarició la mejilla antes de salir.

- Buenas noches Mikasa descansa.

Esa noche Levi no pudo dormir, la revelación de Mikasa lo había dejado inquieto y pensativo. El sabía que lo que sentía no era amor, pero había algo que lo atraía a ella como si fuera una clase de imán. Conocía el sentimiento de amar de tiempo atrás. Había estado completamente enamorado de una mujer. Sus caminos se habían separado cuando el inició su carrera como detective y desde entonces jamás volvió a saber de ella. El trabajo lo consumió; quería ascender tan pronto como pudiera y ella simplemente no lo pudo soportar. Qué será de ti, seguro ya estarás casada y con hijos como lo querías. Pensó Levi.