Mientras Mikasa lloraba en el asiento del copiloto, Levi no podía hacer más que acompañarla en silencio, no sabía qué decir porque no estaba seguro de lo que estaba pasando con ella.
- Me engañó – murmuró –, me fue infiel.
Levi no pareció sorprendido, pero asintió haciéndole saber que la había escuchado.
- No quiero ir a ningún restaurante, no puedo, no tengo más fuerzas – susurro viendo a Levi a la cara y él volvió a asentir.
- Entiendo, entonces, ¿te llevo a tu casa? – preguntó dubitativo.
- No... no quiero verlo, no quiero estar cerca de él, no quiero escuchar una sola palabra llena de mentira que salga de él – replicó con su mirada triste.
- Bueno – prosiguió con duda –, ¿tienes una amiga que te pueda recibir en estos momentos?
- No y nadie lo sabe, ni siquiera Jean sabe que estoy enterada – dijo esta vez viendo hacia el frente con la mirada perdida.
Levi dudó, pero al final se decidió.
- Si no te incomoda y solo si tú lo quieres, puedes quedarte en mi casa, descansar esta noche y mañana puedes decidir mejor lo que harás.
Mikasa solo asintió de manera automática, en ese momento no estaba reflexionando las palabras de Levi.
Levi vivía en una zona cerca del centro de la ciudad no era un sitio lujoso como en la zona en la que residía Mikasa pero era muy bonita y sobre todo limpia. El edificio tenía una arquitectura victoriana y el departamento de Levi era de estilo industrial moderno con concepto abierto. Ya dentro Levi preparó té negro y le ofreció una taza a la joven mientras recalentaba curry y arroz.
- ¿Cómo te sientes?, ¿esta cómoda?
- Si
- Oí -, se animó a decir a manera de consolarla - eres una mujer carismática, inteligente y muy fuerte. Si te pusieran un puñado de titanes seguro que los acabas sin esfuerzo. Esto no es el fin del mundo y quiero que sepas que vas a superar este caos y que en el proceso tal vez te derrumbes unas cuantas veces, pero está bien, una recuperación no es lineal y al final vas a encontrar la manera de salir y volver a vivir y sentirte mejor. Si necesitas de alguien, yo estaré aquí si así tu lo quieres, si necesitas hablar, llorar o simplemente estar así sentada sin decir una palabra también puedes hacerlo. No eres la primera ni la ultima mujer en ser engañada por un idiota que no sabe lo que tiene.
Mikasa no respondió, pero en el fondo agradecía cada palabra que Levi le había dicho y saber de alguna manera cómo la percibían las personas a su alrededor la hacía sentir mejor, le daba algo de ánimo. En seguida los dos se sentaron en la isla de la cocina, la comida estaba servida y Levi la animo para dar su primer bocado.
- El curry esta muy rico, muchas gracias – comentó mientras se llevaba otra cucharada a la boca - ¿tú lo cocinaste?
- No, en realidad no soy bueno cocinando, soy mejor en otras habilidades. Hange a veces prepara comida extra y me regala un poco. Hoy tuvimos suerte.
Al terminar, Mikasa se levantó para limpiar los trastes, sin embargo, Levi no se lo permitió, no dudaba de la capacidad de la chica, pero le ponía nervioso que no siguiera el método correcto para lavar la vajilla. Cuando terminó con su minuciosa labor se detuvo para ver a Mikasa sentada en el sofá, la luz de la luna entraba por el ventanal y se reflejaba en su piel blanca y tersa como la porcelana, parecía casi un ser mítico, casi como una hermosa hada. Mikasa no se dio cuenta que Levi la observaba fascinado por su belleza. Ella seguía sintiendo un profundo dolor que se reflejaban en su mirada, cerraba sus ojos con fuerza para no llorar más. Veía a la luna preguntándole si había sido suficiente.
- Puedes dormir en mi cama yo dormiré en el sofá, te aseguro que las sábanas están limpias, las cambio todos los días – dijo el chico con un cambio de ropa bien doblado entre sus manos – te traje ropa por si quieres darte una ducha, en el closet del baño hay toallas y una caja con cepillos de dientes nuevos puedes elegir el que quieras.
- Gracias, pero no quiero despojarte de tu cama, puedo dormir aquí – le respondió mientras tomaba la ropa.
- De ninguna manera, a mi me cuesta dormir así que mejor tu disfruta la cama y descansa.
Asintió derrotada y subió por las escaleras para dirigirse a la única habitación, se duchó y se puso la ropa de Levi; una playera blanca y un jogger de algodón negro. Salió del baño, recorrió la habitación y las escaleras para avisarle al chico que ya había terminado, este la vio con su ropa en las manos y le señalo el cuarto de lavandería por si quería lavar su ropa y ella accedió.
A las 5 de la mañana Levi ya se encontraba preparando el té e intentando hacer un desayuno decente, no había podido conciliar el sueño durante gran parte de la noche, no quería admitirlo, pero se sentía nervioso como adolescente y contento de tener a la chica en su casa, aunque sabia que solo era momentáneo. Esta mañana ella se iría y jamás volvería, pensaba que ella perdonaría a su marido y regresaría con él. "¿Porqué los idiotas tienen tanta suerte?" pensó.
Mikasa por su parte había dormido tranquila, la cama de Levi era cómoda, grande y suave, eso la hizo sentir protegida y aliviada, lo que la ayudó a reflexionar y a no llorar más. Al final había aceptado su realidad: Su esposo era un infiel mentiroso y ella no tenía la culpa.
Ambos desayunaron tranquilos, los dos eran callados y había silencio, pero, no era incomodo como lo es usualmente. Se podría decir que se sentían muy cómodos en compañía el uno y del otro, como si se conocieran de mucho tiempo atrás o en otro universo y no tuvieran esa necesidad de llenar el vacío con palabras triviales.
- ¿Quieres que te lleve al hospital? – pregunto el joven azabache mientras se secaba las manos después de haber terminado su metódica limpieza de vajilla.
- No tengo ningún problema en tomar un taxi al hospital, lo último que quiero es que no llegues tarde a tu trabajo – continuo pensativa – ya haz hecho mucho por mi y de verdad te lo agradezco. No se qué hubiera hecho de estar completamente sola. Estar aquí me ayudó mucho y por favor discúlpame por el drama que te traje no era para nada mi intención y me siento muy avergonzada contigo – terminó sonrojándose.
- No tienes porqué sentir vergüenza. Te lo dije cuando lo necesites aquí voy a estar, esta es tu casa.
Si a Levi ya le parecía hermosa ahora la veía mucho más, pero era algo que no aceptaría. Notó un cambio ligero en sus ojos ya no se veían tan perdidos en el dolor y lo hizo sentirse mejor por ella.
- Llevarte no me va a retrasar, la oficina me queda de paso por el hospital.
- Bueno, está bien acepto, veo que no tengo otra opción señor detective – dijo con tono bromista y los dos se sonrieron.
La joven ya se sentía mucho mejor, tenía mejor ánimo y sabía lo que tenía qué hacer. Los dos terminaron de prepararse para salir y Mikasa buscó su celular, recordando en seguida que lo había dejado en su consultorio. Al salir del edificio una brisa fría recorrió el cuerpo de la chica, esta se estremeció y de manera automática se rodeó con sus brazos. Levi notó el gesto y vio que ella no llevaba abrigo.
- Dame un minuto – y se regresó por donde venía.
Apareció con un abrigo extra en sus manos y se lo puso por encima de los hombros. Ella no supo cómo reaccionar al gesto,pero, le gustó. La hizo sentir especial nuevamente. Se puso el abrigo y notó elexquisito aroma que desprendía y disimuladamente respiró profundo disfrutando elmomento. Ya en su consultorio Mikasa tomó su celular, tenía una cantidad exagerada de mensajes yllamadas perdidas de Jean a diferentes horas de la noche y madrugada. Pidiócancelar todas sus citas del día y se dirigió a su casa.
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Ahora que has llegado (RIVAMIKA)
FanficAntes que empieces a leer debo advertir que esta historia puede llegar a incluir contenido delicado y tocar temas sensibles para algunas personas, por lo que se recomienda discreción. Esta historia se desarrolla en una era más moderna y en un mundo...