Libre

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Ya habían pasado días desde que Mikasa solicitó su divorcio ante un juez, ella quería llegar a un acuerdo de manera rápida y sin escándalos, pero ante la negatividad de Jean los dos tuvieron que irse a juicio por decisión del juez. En la sala Mikasa presentaba los motivos de divorcio argumentando la relación extramarital de Jean.

- No hay pruebas de una infidelidad de parte de mi cliente, son solo suposiciones señor juez – mencionaba el abogado del castaño; Marco Bodt.

- Si las hay señor juez – respondió tajantemente la abogada defensora de Mikasa; Rico Brzenska mientras en una pantalla le daba a reproducir al video que la pelinegra había grabado con su celular tiempo atrás.

- ¿Cómo es que no sabias de este video? – se dirigió Marco a Jean con sorpresa y molestia en su rostro – estamos perdidos y olvídate de todo acuerdo a tu favor.

- Las pruebas son más que claras del adulterio del señor Kirschtein. Y ya que ambos clientes están casados en sociedad conyugal y que el mayor crecimiento económico del señor Kirschtein fue durante los años de matrimonio con mi clienta queremos solicitar el 50% de todos sus bienes y que la señora Mikasa Ackerman sea la única dueña legitima de la residencia compartida durante el matrimonio.

- Muy bien, y tomando en cuenta las evidencias mostradas durante este juicio, declaro que, como parte del acuerdo de separación de bienes, el señor Kirschtein debe pagar un millón de dólares paradisianos1, así mismo, debe ceder todos los derechos legítimos de la residencia compartida a la señora Ackerman. Teniendo todo esto en cuenta y que no hay hijos de por medio, en este momento declaro disuelto este matrimonio a favor de la señora Ackerman, una vez que se hayan cumplido con los requisitos establecidos en las cláusulas. Por lo que ambas partes quedan nuevamente en aptitudes de contraer matrimonio si así lo desean en el futuro. Sin más, declaro la conclusión de esta audiencia, pueden retirarse – suena un golpe de mazo de madera del juez.

A la salida del juzgado Mikasa se encontró con Jean y este no parecía arrepentido.

- Ya estarás contenta maldita perra, te vas a ir a gozar de los furtos de mi trabajo con otro desgraciado. Seguro le harás lo mismo no.

- No Jean no soy como tú, y, aunque no me lo creas tengo un profundo dolor. Pero tu qué sabes. Ni siquiera eres capaz de reconocer tus errores y tu infidelidad aun teniendo pruebas. Además, quedarme con tu dinero y tu casa es lo menos que merezco después del secuestro y la golpiza que me diste, deberías de estar agradecido que no quise mostrar las evidencias de tu maltrato, si no te hubiera ido peor, quien quita y ahorita estuvieras mordiendo el polvo tras unas rejas... - la chica se regresó y lo volteo a ver a la cara para continuar - Y sabes qué, no eres tan guapo como piensas, tienes un extraño rostro que ahorita me hace recordar a un caballo, qué raro no.

El castaño se quedo en silencio, no supo que responder en el momento, pero su rostro se notaba iracundo. La pelinegra se volteo y siguió con su camino con una sonrisa satisfactoria.

A las 7 de la tarde la chica de cabellos negro había citado a los más cercanos a ella a pasarse por un restaurant-bar cerca del departamento que compartía actualmente con el chico de cabello negro.

- ¡Sasha por aquí! – Mikasa agitaba su mano desde una mesa reservada en un rincón del restaurante.

- Mikasa te extrañe demasiado – decía la chica mientras le ofrecía un abrazo a la de pelo negro – qué hacemos aquí tu generalmente no sueles salir, me tomó de sorpresa.

- Lo sé, tenía ganas de hacer algo nuevo, no lo sé bailar y relajarme más, tal vez.

- ¿Está todo bien contigo?, ¿Qué le hicieron a mi amiga? ¿te golpeaste la cabeza? – la observaba con cara de preocupación y confusión.

Ahora que has llegado (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora