Capítulo 1

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—Mamá, me tengo que ir ya —grité—. No puedo llegar tarde.

Se me hacía tarde para ir a la entrevista, y mi mamá no paraba de llamarme desde la cocina para que fuera a comer un poco.

Opté por vestirme formalmente, elegí unos zapatos formales, me peiné decentemente, pero eso era todo lo que tenía para presentar; no es que tuviera mucho más que mostrar de lo que no soy.

—Está bien, hijo, como quieras —se apresuró mi mamá hacia la puerta—. Pero cuando vuelvas, comerás —dijo mientras me daba un beso en la frente.

Me despedí y salí hacia la parada de autobuses para dirigirme a mi destino. Mi papá se ofreció a llevarme en su auto, pero no quería llegar una hora y treinta minutos antes de la entrevista. No quería parecer desesperado, aunque lo estaba, pero no quería aparentarlo.

Subí al autobús y traté de controlar mis nervios. Había trabajado antes, pero nunca en un empleo formal. Siempre había sido para matar el tiempo y ganar un poco de dinero, pero ahora era algo más serio, y tenía que mostrarme más serio también.

Llegué al lugar, era un edificio grande de 4 pisos, pero sabía que había más edificios. Entré y vi a una señora y a una joven de unos 28 o 30 años en recepción.

—Vengo a la entrevista —dije seriamente—. Mi nombre es Zoilo Sinclair.

La joven comenzó a buscar en su computadora.

—Zoilo Sinclair, puede pasar al piso 3 —dijo con un tono amable y serio—. Lo están esperando.

Agradecí y seguí caminando hacia el piso 3. ¿Me estaban esperando? ¿Había llegado tarde? Seguro que no, faltaban diez minutos. Lo dijo porque... Era mi primer trabajo formal y me dijeron eso. Bueno, no pasa nada. Subí en el ascensor y presioné el botón para el piso 3.

Salí del ascensor sin saber a dónde ir. Había un pasillo, había personas y muchas puertas. Caminé para no pasar vergüenza; lo más seguro era eso. Llegué a un gran cuarto grande y me encontré con una puerta que decía "ENTREVISTAS", así que entré.

¿Qué se supone que uno hace en una entrevista?

Entré y vi unas sillas y a un hombre sentado en un escritorio. No sabía qué hacer, así que le pregunté:

—Soy Zoilo Sinclair.

—Un momento —me dijo seriamente.

Presionó un botón y dijo: —Zoilo Sinclair, ya está aquí.

—Puede pasar —me dijo manteniendo su postura.

Me apresuré hacia una puerta, toqué y se abrió. Me sentí importante. Me reí en mi mente; tenía que mantenerme serio. Así que entré y vi a una mujer joven, quizás de 24 o 25 años, a un hombre de unos 38 o 40 años, y a otro hombre, casi de mi edad o algo así, con unas páginas y un bolígrafo.

—Siéntate —me dijo seriamente el hombre mayor, imponente, alto, piel blanca, ojos negros, cabello negro; parecía uno de esos tipos que son villanos pero muy apuestos a pesar de su edad.

Me apresuré a sentarme en un sofá frente a ellos. Muy cómodo por cierto.

—Muy bien —volvió a hablar el señor. Soy Kenneth Palacios, dueño de la empresa. Ella es Eileen Palacios, mi hija y encargada de la empresa, y él es Marcelo Cox, quien será testigo de la entrevista y asistente personal de Eileen Palacios —Asentí.

—Muy bien, ahora que ya nos hemos presentado —dijo Eileen, una mujer elegante con piel blanca como su padre, ojos y cabello del mismo tono. Tenía el cabello largo y ondulado, era un poco delgada pero resaltaban sus curvas, y parecía un poco alta —comenzaremos con la entrevista.

—Está bien —respondí, un tanto nervioso.

—Zoilo Sinclair, estaré a cargo de la entrevista —dijo Eileen. Como sabes, nuestra empresa se encarga de enviar diferentes tipos de productos a otras empresas, lo que nos otorga un papel muy importante en la entrega de esos productos. Cualquier error puede resultar en una situación muy desfavorable.

—Entiendo.

—Bueno, ¿por qué te interesa trabajar con nosotros? —lanzó la primera pregunta.

Hablé con seriedad y tranquilidad, mostrando seguridad. Quiero trabajar con ustedes porque deseo aprender cosas nuevas y me gustaría destacarme en mi experiencia laboral para poder dar lo mejor de mí y seguir progresando.

—Entiendo —dijo Eileen mientras el chico empezaba a escribir. Me pregunté si habría dicho algo mal.

Ellos comenzaron a hablar entre ellos y luego se quedaron callados. Yo permanecí sentado sin hacer nada, solo observándolos. Debo admitir que me sentía intimidado, pero necesitaba este trabajo, así que me mantuve callado y serio.

—Bien —finalmente habló Kenneth— ¿tienes disponibilidad de tiempo?

—Sí —contesté.

—Perfecto. Entonces sigue a Marcelo; él te guiará a donde debes estar. Comenzará tu mes de prueba hoy mismo.

—Claro, está bien. Gracias.

Lo logré; bastante rápido en realidad. Pero conseguí el trabajo. Seguí a Marcelo, quien me llevó a una oficina y me explicó lo que debía hacer.

"Estarás a cargo de los pedidos. Si llega un pedido, lo enviarás a una carpeta que dice "Pedir ya". Todos los días entran más de 50 productos, y si olvidas un producto en el orden en el que van entrando, serás sancionado.

—No se preocupe —dije mientras me sentaba en la silla frente al escritorio con la computadora, algunos papeles y otras cosas más.

—A veces los productos no llegan con nombres claros, así que tendrás que enviar un correo electrónico a la persona que lo envió, y decirle qué pidió o encargó, ya que a veces hay errores con los nombres.

—Está bien —contesté.

—Bien, eso es todo por el momento. Buena suerte —dijo y se marchó.

Comencé a hacer mi trabajo tal y como él había dicho.

Convertido en obsesión (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora