Capítulo 5

19 8 0
                                    

Eileen.

Me dirigí a mi Oficina, entre y me senté a ver unos papeles importantes, estaba cansada y a penas iba comenzando el día, me merezco una vacaciones de un año al menos.

—Ya llegué —Habla Marcelo por teléfono —¿Necesita algo?

—No, gracias estoy bien —Digo sin más.

—Bueno, supuse que si.

—Okey —Digo para terminar la conversación.

Zoilo, un nombre no muy común al menos para mi, bueno a simple vista se mira un chico timido, espero que no sea asi,  no me gusta los hombres así, aunque puedo hacer una excepción si...

Me quedé pensado en Zoilo, cuando tocan la puerta, Marcelo no me aviso nada si alguien quería verme. Se abrió la puerta y era Marcelo.

Debi imaginarlo, entra con una sonrisa en el rostro y se va acercando a mi, yo mientras tanto no le tomó atención y sigo con lo mío.

—¿Porque me ignoras? —Me pregunta serio, mientras se sienta en el sofa de en frente.

—Solo tengo mucho trabajo y no tengo tiempo —Contestó cortante.

—Déjalo para más tarde — Se levanta y se va acercando más a mí.

—No puedo —Respondo.

Se coloca a mi lado, gira la silla para quedar frente a mí y se inclina para tener una mejor vista, toma mi mano y deposita ligeros besos en ella.

—No hagas eso, es demasiado cursi —respondo mientras retiro mi mano e intento volver a mi posición original para recoger los papeles.

—Pero quiero hacerlo —vuelve a sujetar la silla con más firmeza—. Será rápido.

—No, estoy ocupada y no tengo la mente para estas cosas.

Libera la silla y vuelvo a mi posición original; se sitúa detrás de mí, aparta mi cabello hacia un lado dejando al descubierto una parte de mi cuello, comienza a depositar suaves besos, pero yo simplemente lo ignoro mientras intento apartarlo.

—¿Qué te pasa? —pregunta con enfado.

—Ya te lo dije.

—Siempre estás ocupada y ahora no quieres. Sé que no hay nada especial entre nosotros, pero tú comenzaste esto y a ambos nos gustó —responde molesto—. ¿Por qué de repente ya no quieres más?

No le respondo y continúo leyendo y revisando los papeles. Vuelve a besarme el cuello mientras coloca sus brazos sobre mis hombros y gira la silla hacia él, quedando de espaldas al escritorio, lo que le permite mayor acceso a mí; rápidamente sus manos viajan hacia mis piernas y las separa.

Sé que no quiero esto, pero me está poniendo las cosas difíciles. De repente siento mi cuerpo arder y le permito hacer lo que quiera, abro un poco más las piernas.

Comienza a desabrochar los botones de mi camisa, me besa los labios y correspondo; es un beso apasionado y desesperado. Sujetándolo por su camisa, abre mi camisa dejando mis pechos al descubierto.

Se concentra en ellos y yo permito que se demore; introduce una mano entre mis piernas para jugar con sus dedos. Su toque me excita tanto; es delicado pero salvaje, una mezcla extraña que me gusta.

Suena el teléfono y trato de alcanzarlo; logro contestar y veo que es el encargado del envío. Dejo el teléfono a un lado y me concentro en Marcelo.

Vuelve a sonar; vuelvo a tomarlo y él otra vez. No sé si debería contestar.

—Contesta, pero no intentes gemir como sueles hacerlo —me dice Marcelo con un tono excitante mientras retira sus dedos de mi entrepierna.

—Por favor, detente ya —respondo jadeante.

—Está bien —se aparta un poco de mí aún arrodillado y desabotona los botones de su camisa. Se acerca al escritorio y se recuesta en él; yo me giro junto con la silla para quedarnos frente a frente.

La llamada de nuevo se corta, pero solo veo a Marcelo que empieza bajar su cremallera del pantalón y lo desabotona también, para después meter su mano en su bóxer y sacar su gran miembro.
Me quedó emboboda, pero vuelve a sonar el teléfono.

—Contesta —Vuelve a decir mientras empieza a masturbarse —Contesta mientras me miras así, y tócate también.

—Así no puedo —Le contestó.

—Hazlo —Me dice aún haciendo lo que hace —Ponelo en altavoz también.

hago caso y contestó la llama lo pongo en altavoz y empezó a tocarme también, al menos traer falta fue una buena idea.

—Hola señorita, disculpe, solo que fui a su oficina pero no encontré a nadie afuera, y no quise entrar sin avisar —Solo me concentraba en Marcelo verlo así me ponía más excitada —Así que le llame.

—No —Tengo que hablar bien, pero que difícil así.

—¿No? —Preguntan desde la otra línea.

Marcelo me mira y me hace una señal con su cabeza para que conteste: —No, se preocupe —Marcelo deja de tocarse para acercase a mi, su mano toma mi mano para dejarla a un lado y ahora el es quien me toca, acerca si cara a la mía mientras me mira tan excitante.

—Si, quería decirle que los envió del día de ayer no se pudieron enviar a su destinó, no acaban de notificar.

—Gracias —No quería gemir así que empezaba hacer pausas -Después lo veo.

Marcelo aceleró más y ya no podía parar de sacar unos gemidos, mientras que el encargado me decía unas cosas que no le tome atención, sentía que ya estaba por acabar en su mano cuando quería colgar aún si el encargado no había acabado de decir las cosas Marcelo no me dejó.

No podía pararlo, el encargado en la llamada, Marcelo sin sacar sus dedos de su entrepierna y yo apuntó de estallar, unos segundo después no aguante y Marcelo me beso para callar el gemido.

El mismo corto la llamada y me empezó a dejar pequeños besos en la cara, mis piernas temblando, sudando y solo sintiendo sus besos en mí.

—No era tan difícil —Me dice — Solo termina esto.

Se pone en pie y se toca su miembro y se acerca a mi, para yo tomarlo y para masturbarlo.

Estaba casi por acaba, acelere más con mi manos en su miembro y acercó mi cara a él, pero el me quita y hace que me arodille frente a el, para acabar en mis tetas.

—Y eso que no querías —Me dice de último y solo baja a darme un beso en mis labios y salir de la oficina como si nada.

Mientras tanto yo, me acerco al baño de mi oficina para limpiarme y arreglarme.

Convertido en obsesión (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora