IV

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∆ ADVERTENCIA ∆

- Descripciones de violencia.
- Violencia con armas.
- Consentimiento dudoso.

×××

Lucci había quedado algo perturbado por la última conversación que había tenido con Rayleigh y Roger; además de la incógnita de lo que realmente estaban comiendo Ace y Sabo con tanta tranquilidad; ¿En realidad era un ciervo o un brujo?

Era mejor no pensar completamente en eso. Por su propia salud.

"Habla Kaku"

— Necesito que me consigas un arma.

"¿De que calibre?"

— Una de caza.

"¿Por correo o voy a dejarla?"

— Correo, no quiero que te lleve algo de aquí con lo estúpido que estás.

"¿Qué?"

— Hay algo aquí Kaku, algo que siempre te ve, te observa, algo que siempre sabe dónde te mueves y lo que tienes—. Lucci estaba quizá paranoico, entiendan al hombre, era la primera vez que la ciencia le decía que lo que tenía enfrente no era ficción.

Antes de que logrará continuar hablando, alguien tocó su ventana, al voltear notó que la tabla que cubría la ventana se movía por la fuerza en la que estaba siendo tocada. Cometió la mayor estupidez de su vida cuando decidió abrir la tabla y ver el cristal.

"¿Lucci?"

Afuera de la ventana había una figura alta, parecía cubierta con la piel de un oso y en la cabeza lo que parecía ser el cráneo de un venado, solo lo suponía por el tamaño de los cuernos; aún que también podría ser por un alce; volvió a tocar la ventana con el único objetivo que Lucci le abriera la ventana.

"¡Lucci!"

Rob reaccionó por el gritó de su mejor amigo, rápidamente cerró la ventana y se alejó de la misma, podía escuchar como la cosa de afuera seguía golpeando erráticamente la ventana que el ruido estaba dándole dolor de cabeza y su pulso estaba acelerándose por la ansiedad que estaba empezando a experimentar.

— Kaku, envíame esa puta arma rápido—. Luego de decir eso colgó, alejándose todo lo que pudo de la ventana.

Cuando Marco llegó a la casa notó como Lucci estaba durmiendo en el sofá, le pareció extraño y solo lo dejo dormir en el mismo sillón sin deseo alguno de preguntarle realmente que había pasado, solo vio la placa en la entrada de la casa, una regla en específico:

– Si escuchaste algo: no, no lo escuchaste. Si lo viste: no, no lo viste. Si te habla: no, no te habló.

Paso sus manos por su rostro antes de ir hacia su habitación para sujetar ropa limpia para ir a bañarse y quitarse la sensación incómoda sobre su cuerpo. Se quitó la ropa sin mucha prisa o pensar realmente lo que podía pasar si solo estaba bañándose.

El agua fría tenso ligeramente su cuerpo por unos segundos antes de relajarse y dejarse llevar por el agua sobre su piel, pasando sus manos por su cabello para que estuviera húmedo  por todos lados fue el momento correcto para colocar el shampoo, cerró la llave del agua para que la aplicación fuera más fácil sobre sus hebras, lo que no esperaba era que mientras tenía sus manos en el cabello un par de manos empezarán a recorrer su cuerpo desde su cadera hasta su pecho, colocando especial atención en el tatuaje que cubría toro su tórax.

"Hola Marco".

Cuando se dio la vuelta notó que los brazos habían desaparecido con la misma rapidez con la que habían aparecido, con algo de nerviosismo abrió la llave del agua y cerró los ojos para dejar que el agua se llevará el jabón de su cabello. Entonces las manos volvieron para tocar su piel; específicamente su tatuaje.

Los Susurros en el Viento [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora