2

7 1 0
                                    

¿Es posible que la amistad y el amor pueda lastimar tanto? No lo sabía, hasta esa tarde que lo conocí.

26 DICIEMBRE DEL 2019.

No pensé que el tiempo se pasaría volando, claro si es que tiene alas, pero ¿y si no?

Así fue como quedaban cinco días para terminar el año y empezar uno nuevo. Luego vendrían las vacaciones y empezaría la universidad. Sin embargo, amaba esta temporada del año primero porque todos salían de las escuelas y segundo porque pasaba mucho más tiempo con mis primas. Sandra, Melissa e Iana, mis amigas de la infancia que conocía desde la infancia, si bien no teníamos la misma sangre, eso no impedía que las quiera como si fueran mi familia, mis primas de cariño. Ni siquiera me bastó saludarlas cuando me acerqué a ellas que se encontraban reunidas en el centro del parque, las tres adolescentes más altas que yo me habían envuelto en un abrazo cálido.

—Siempre me ha gustado abrazar a Luna, es tan linda. —expresó entre risitas Melissa. En el grupo era mayor que ellas, pero mi estatura no ayudaba de mucho.

Mi aspecto físico no lucía como una jovencilla de dieciocho años y ni qué decir mi forma de vestir, los pantalones flojos, converse azules o blancas y polos con estampados de caricaturas de los dos mil es algo que siempre me ha caracterizado ponerme. Nunca me importó si estaba maquillada o no, yo estaba cómoda siendo yo misma, con mi cuerpo flacucho, mi ropa suelta y el aún presente espíritu de niña que anhelaba tener algún día un amor así de bonito como en los libros y series románticas.

—¿Qué se siente ser mayor de edad y seguir siendo la niña tierna de siempre? —me sonrió Sandra.

—No se preocupen que próximamente ustedes tendrán mi edad. —espeto emocionado.

—Suficiente halagos me la van a ojear a la pobre. —comentó Iana, —Olvidé decirles que dentro de un rato vendrá Chris, Dave y Connor.

—Chris y Dave, los conozco. —continué, —El otro chico, creo que no.

—¿El ex de Nora? —preguntó Melissa. Nora, una amiga nuestra desde muy pequeña se mudó del otro lado del mundo en octubre de este año y al parecer tuvo un vínculo con el chico que mencionaron.

—Sí, esa relación terminó muy mal. —afirmó Sandra. ¿En serio? Al parecer todas lo conocían y yo pensé que Nora me tenía la confianza de contarme que salía con un chico después de ser mi confidente en la época de la escuela y por todos los años de amistad que alguna vez tuvimos antes que partiera a Europa. El hecho que me lo haya ocultado, claro que duele.

—Y existe un porqué. —resaltó Iana.

—Lo suponía. —afirmó Melissa.

—Era muy obvio. —siguió Sandra.

—Bueno. —espeto, —Gracias por no contarme nada las tres.

—Ja, ja, ja. —se rieron al ver lo volada que me encontraba de ese tema.

—¡Chicas! —la voz masculina de Chris junto a la compañía de Dave se integró a nosotras, dejando de un lado el tema de Nora.

Nos saludó atento a cada una, podía percibir las miradas entre Dave y Melissa seguido de los juegos cariñosos que se hacían Iana y Chris. ¿A caso me perdí otra cosa más?

Sandra prefirió ir a su casa con la excusa de beber agua, pero ya no más regresó. Quizás habrá sido por las parejas que se habían formado desde que ellos llegaron.

—Ustedes... ¿se traen algo?

—¿Por qué? —rió Iana.

En ese momento, mi mirada se cruzó con la silueta de un chico vestido con una polera negra y pantalones del mismo color. Parecía perdido, hasta que observó hacia nuestro grupo, mirándonos desde lo lejos.

CÍRCULOWhere stories live. Discover now