4

4 0 0
                                    


***

31 DE DICIEMBRE DEL 2019

El año transcurrió en un abrir y cerrar de ojos, quedaban tan solo tres horas y comenzaría uno nuevo. Mamá había preparado una cena tan deliciosa que, con solo acercarme a la cocina, la boca se me hacía agüita. Papá había comprado unas cuantas bebidas que brindaríamos al sonar las doce. Busqué entre mi armario el vestido negro con florecillas blancas que madre me había comprado y unas zapatillas negras que a pesar que a ella no le gustó, a mí me hacía sentir cómoda. Esta vez por la insistencia de mi madre, me coloqué un poco de maquillaje tono medio rosado entre mis pómulos y un labial del mismo de tono muy bajito.

Ya preparada, salí a buscar a mis primas que se encontraban reunidas en la casa de Iana, tradición entre nosotras antes de iniciar el año.

—Luna, ¡Qué linda te ves con ese vestido¡—expresaron al ser la primera vez que me veían así, raras veces soy de usar este tipo de atuendo, pero mamá insistió, al ser una ocasión especial. Y no me quejo, las tres chicas altas también lucían muy elegantes con sus pantalones de cuerinas ajustados, delineando sus curvas y escotes en sus blusas.

—¡Debemos brindar antes de ir a casa de Luna! —dijo emocionada Sandra. Y sí, olvidé comentarles. Pasado siempre las doce, compartíamos un momento especial en mi casa, escuchando música, riendo y bailando.

—Hay que brindar por este nuevo año que en breve empezará y nuestra amistad que dure hasta viejita. —agregó Melissa.

Todas bebimos la copa de champagne que Iana nos invitó. De pronto el sonido de la puerta se escuchó, yendo rápidamente la dueña de la casa para abrirla. Entrando junto a Dave y Chris.

—Pensé que íbamos a pasarlo entre nosotras. —las miré un poco confundida al ver a los chicos justo aquí.

—No estaría mal si se unen a la fiesta más tarde. ¿Verdad, Luna? —preguntó Iana.

—Claro que no. —le sonreí ocultando pese a que no era del todo mi entusiasmo. Y no digo que no me guste tener amigos, pero por un momento pensé que sería como los años anteriores. Un año nuevo de chicas. —Arreglaré unas cosas que faltan, los veo en un momento.

—Allí estaremos.

Salí un poco desanimada al ver que mis planes, no resultaron como creí en su momento. Lo dejé pasar, sin embargo, ahora debía decirle a madre que llegarían más invitados a la casa. Sin darme cuenta, mi cuerpo da un pequeño brinco al toparse con la figura del único chico por la cual me desvelaba conversando estas últimas noches desde que nos presentaron.

—Connor. —acomodándome nerviosa el mechón de cabello que traía encima del rostro.

—Luna. —me sonrió sin dejar de verme desde la cabeza a los pies. Quizás porque en un momento le comenté que jamás me vería usando un vestido. Sí, así de exagerada soy. —¿Zapatillas con un vestido?

Esbozó una risita sin dejar la sorpresa en su rostro.

—No me gustan los tacos. —admití.

—Así me dijiste por los vestidos. —ríe descarado. —Y mírate ahora.

—Fue culpa de mi madre. —observando los dedos de mis manos que se movían de un lado a otro por los nervios. —¿No se me ve bien?

—Bueno... —sobándose la mandíbula, —Sí.

Sonreí.

Raras veces soy de darle importancia a los comentarios de las personas sobre mi aspecto físico, pero viniendo de él me estaba empezando a importar más de lo que hubiera imaginado. Quizás porque viene del chico, el cual me desvelo todas las noches conversando.

—De aquí los chicos vendrán a mi casa, puedes venir si gustas.

—Claro. —revolviendo su cabello. Las personas a nuestro alrededor comenzaron a salir de sus casas a contemplar los fuegos artificiales que iluminaba el cielo. Todos se abrazaban y los niños gritaban de la emoción. El nuevo año comenzó y Connor estaba aquí justo conmigo.

—Feliz año nuevo, Connor. —sin dejar de mirarle.

—Igualmente para ti, Luna. —no pude reaccionar cuando su cuerpo abrazaba el mío. Nuestro primer abrazo, lo sentí tan bien. Desde que lo vi por primera vez, imaginaba que se sentirá un abrazo de él y no pudo ser más perfecto. La llegada de Connor a mi vida, no lo pedí sólo sucedió para bien o para mal, el verano lo decidirá.

45 AÑOS

ACTUALIDAD

LUNA

Me estacioné en el aparcamiento del restaurante del edificio y salí. Entré al restaurante, uno de los jóvenes que trabajan del lugar me dirigió hacia el asiento donde él se encontraba esperando. Connor se encontraba vestido con una camisa color carmesí manga larga ocultando los tatuajes en sus brazos y encima una casaca negra de cuero. Esta vez traía sus lentes y sus rulos se mantenían tal cual le conocí.

—Gracias por venir. —se levantó de su asiento ni bien vio acercarme. —Por un momento pensé que no ibas hacerlo.

—No me quedaré mucho tiempo. —contesté mientras me acomodaba mi vestido. —Dime, ¿Por qué querías verme?

—¿Por qué sigues siendo tan dura conmigo? —preguntó consternado, —¿Cuántas veces tengo que decirte que me perdones?

—Yo dejé el pasado hace mucho tiempo Connor. —directa, —Ahora tengo una familia hermosa que valoro con todo mi corazón.

—Y estoy feliz por ti. —quitándose sus gafas, —Tal vez a mí no me fue bien en el amor, pero mi hija es lo que más amo.

Aún recuerdo cuando me enteré por Valerio, mi amigo de la infancia y mejor amigo de él, que Connor se había convertido en papá. Fue una noticia que en su momento me tomó de sorpresa causando que mi mundo pero sobre todo mi corazón se derrumbara poco a poco. Jamás lo hubiera imaginado, lo que más me lastimó fue enterarme la madre del bebé.

—Los hijos son nuestra prioridad ahora. —susurré.

—Tu hijo ahora tiene la edad en que te conocí y justo en estas fechas. —su voz se escuchaba cansada, —Pasamos por mucho Luna, te lastimé tanto que aun así tú aceptaste estar conmigo.

—Connor, basta. Es pasado. —le detuve. Lo último que me gustaría es volver a esos años de dolor disfrazado en amor que viví con él. No fue sano para ambos.

—No debió terminar lo nuestro. —expresó en una sola voz. Ni siquiera lo miraba porque simplemente él era mi pasado y lo último que me gustaría es volver al mismo círculo en el que una vez estuve dentro por él. —A veces me pongo a pensar muchas cosas de lo que hubiéramos llegado a ser...

—Connor. —repito con firmeza. Tenía que ser fuerte o sino él no lo sería por mí. —No sigas o me iré.

—Discúlpame. —cabizbajo, —Pero sólo quería decírtelo antes que sea demasiado tarde.

—¿Demasiado tarde?

Sus ojos se tornaron rojizos que difícilmente quería desprender el desliz de sus lágrimas.

—Luna, me queda poco tiempo para reencontrarme junto a mi abuelo.

Paso con dificultad antes de que mis ojos se conviertan en cristales. Lo último que había salido de sus labios me había dejado sin palabras, el niño que una vez lloró por el ser que más amó ahora convertido en adulto estaría cada vez más cerca de él y yo en el fondo le seguía queriendo.

CÍRCULOWhere stories live. Discover now