CAPITULO 3

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—Señor, sígame —La voz dulce de una empleada le dio la bienvenida

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—Señor, sígame —La voz dulce de una empleada le dio la bienvenida.

Con una sonrisa —Hola, ¿cómo estás? —Tocó un pequeño jarrón cercano.

—Muy bien —La chica se meció en su lugar.

—Hoy hay muchos clientes, el restaurante está repleto —Observó las mesas detenidamente.

—Sí, parece que los viernes atraen más clientes —asintió la joven— Pero, su mesa está libre, como siempre —

—Así es, me traes un americano caliente —respondió el antes de retirarse. El rubio continuó su camino hacia una mesa específica, desde donde se podía disfrutar de una hermosa vista de la ciudad.

La chica entra brincando a la cocina con una sonrisa radiante, anunciando emocionada —Señor, su esposo llegó—

—¿Llegó temprano hoy? —el hombre la mira de reojo.

—¡En serio! Pensé que había llegado a la misma hora —se toca la cabeza con diversión—Ah, por cierto, pidió un americano caliente... ya se me había olvidado —ríe tímidamente.

—¿Americano caliente? —desabrocha su Filipina—. Desde cuándo toma americano caliente —pregunta, mostrando sus hoyuelos.

—¿Se lo preparo, señor?—

—Pon a calentar agua en la tetera.—

Mientras el agua hierve, el hombre espera a que se extraiga el espresso. Después de unos segundos, los 30 ml están listos. Vierte el contenido en una taza y agrega el agua caliente, creando el americano. Saliendo de la zona de cafetería con la taza en mano, saluda a los comensales con una sonrisa. Al llegar a la mesa del rubio, dice —Su café, señor —inclinando la taza.

Girando el rostro, el rubio mira sorprendido al hombre pecoso. —¡Cariño!—sonríe mostrando sus dientes blancos— ¿Por qué no dejaste que lo hiciera el mesero?—

—¿Acaso no quieres que te atienda tu esposo? —pone un puchero.

—No, amo que seas tú quien lo haga —levantándose y recorriendo la silla—Toma asiento—

—Gracias —acomodándose—¿Qué hiciste en tu descanso? Además de llamarme—

—Fui a la luna —toma un trago del americano.

—Estoy hablando en serio —recuesta la espalda.

—Yo también lo hago —recorre la taza— Escuchar tu voz me hizo viajar a la luna —mirando al pecoso.

Con una risa silenciosa y tapándose los ojos con la mano —¿Qué cursilería fue esa? —ríe.

Rodando los ojos —¿Pudiste sacar un turno en la peluquería? —tira de las puntas de su cabello.

—¡Ah! Sí, saqué tres turnos por si el pequeño quiere ir con nosotros —retira un mechón de pelo de su rostro— Son a las 9 a.m.—

—Eso significa que debo pasar por la carnicería. —

LA ENTREVISTA [HYUNLIX]Where stories live. Discover now