Tres en la tormenta

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Lewis checaba su reloj constantemente, su vuelo saldría en una hora y no podía estar más ansioso por volver a Miami. Checo lo había vuelto a buscar después de años y no perdería la oportunidad de estar con él. Antes de ir al aeropuerto cambió su atuendo de la MET por algo más cómodo, entró y mientras hacía su Check in observó la florería del aeropuerto ¿Sería apropiado llevarle flores? No había querido indagar nada sobre porque Checo se dirigió a él, siempre había guardado su distancia desde que empezó su relación con Max, incluso lo hizo cuando estuvieron separados un tiempo. Algo tendría que haber pasado para que lo buscará con tanta desesperación. No estaba seguro de cuáles eran sus flores favoritas o si siquiera le gustaban las flores. Se quedó mirando unos tulipanes rojos que despertaron algo dentro de él.

-Esas son muy lindas. -le comentó una señora parada junto a él.

-Oh, sí supongo que lo son.

-¿Las buscas para alguien especial?

-Oh, no, solo estaba mirando y me recordaron a alguien.

-Tal vez eso sea una señal.

-No lo creo, las cosas con esa persona no terminaron muy bien.

-¿Seguro? Tú recuerdo parecía agradable.

-Quizá, pero creo que es tarde.

-No lo creo, no para alguien como usted.

-Yo...no creo que esa persona opine lo mismo.Creo que solo llevaré unos chocolates envinados.

-¿No son para la misma persona, cierto?

-No, son...para alguien más.

-Mmm, ¿Está seguro sobre está otra persona?

La pregunta lo tomó por sorpresa, se tomó unos segundos antes de contestar.

-Quizá.

-Pensó bastante su respuesta, aquí tiene, que tenga buen viaje.

-Gracias

Lewis pensó esa pregunta durante todo el vuelo de vuelta a Miami, nunca había visto a Sergio como algo serio y sabía que él tampoco había pensado en él de esa manera, siempre habían tenido una relación de amigos con beneficios y nunca habían intentado cambiar eso.

Su avión llegó antes de lo esperado, tomó un taxi y se dirigió al hotel.

_ _ _ _ _ _

Carlos se había levantado con una jaqueca terrible. No había bebido tanto desde Australia y sentía que se iba a morir, había estado toda la mañana en su cama viendo películas, cuando se sintió un poco mejor decidió que sería buena idea dar un paseo en bicicleta para activarse. Recorrió la costa por varios kilómetros antes de volver a su hotel, hacía mucho calor y la idea de nadar un poco sonaba bien, llegó a su habitación, se cambió y puso todo lo necesario en una maleta. Al llegar a la alberca escucho una voz conocida.

-¿Sabías que la alberca del hotel de al lado es más grande?

-Hola Charles, no, no sabía.

-Bueno, ahora lo sabes, quizá la próxima vez podríamos...olvídalo.

-¿Tomaste algo?- se sentó en la tumbona junto a la de Charles.

-Solo una margarita, o dos, o tres, no lo recuerdo.

-Dios Charles. -sacó un bote de su mochila y empezó a aplicarse protector solar..

-Estaba aburrido y Checo se acababa de ir, ¿Necesitas ayuda?

-¿Estuviste con él? -eso había llamado su atención.

-Hace un rato... -el monegasco había empezado a esparcir el protector con sus manos haciendo suaves círculos sobre su espalda.

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