La primera semana de clases a ido bien, he ido adaptándome poco a poco.Me tocó el turno de tarde, es por eso que intento levantarme temprano todas las mañanas. Agradezco al cielo el no tener clase los viernes, además de los lunes y los jueves ir solo dos horas. Claro, eso significa que el martes y el miércoles me dan ganas de tirarme por la ventana, pero todo compensa con tener tres días seguidos de descanso.
Ayer Lianna y Danielle me apuntaron al gimnasio a escondidas. Ellas literalmente rellenaron el informe y pagaron la mensualidad por mi, cuando pregunté cómo habían conseguido mi DNI lo único que me contestaron es que Tom se los había dado. Casi me explota la cabeza al pensar en como el lo tenía, luego me explicaron que el tiene todos mis datos porque es el que se encarga de almacenar los datos de los inquilinos.
#Traicionada.
Después de acusarlas de que eso era ilegal, y que no pensaba ir, las muy idiotas me ignoraron y solo me dijeron que hoy iríamos juntas a eso de las 9:00 a.m.
Estoy acabando de subir mis leggins negros cuando el timbre empieza a sonar como un desquiciado. Bajo rápido las escaleras y abro la puerta para ver a Dani picando sin parar, incluso ahora que he abierto sigue picando.
—¡Para, por Dios! —en respuesta me da una gran sonrisa.
—Ya es hora de irnos, vamos a conseguir nuestro culo de acero —se da una palmada a si misma y me mira de arriba abajo— ¿Vas así vestida?
Frunzo el ceño porque parece que a ella le encanta hacerme esa pregunta. Soy fiel defensora de que al gimnasio hay que ir haciendo el ridículo y no toda conjuntada, así que llevo unas leggins negras, una camiseta azul delfín que me está grande y tiene rotulado en blanco una chapa de cerveza, unos playeros blancos y dos trenzas en mi cabello, cada una cae en uno de mis hombros.
—¿Que tiene? —digo mirando mi ropa.
—Pareces Adam Sanders —dice con una mueca mirandome—, ¡pero si a ti te gusta, genial!
Quizás si comparas mi ropa con el conjunto amarillo de leggins largas y sujetador deportivo, y su pelo rubio que se encuentra con su flequillo cogido en dos trenzas de raíz mientras lo demás cae suelto... Pues si, voy un poco hecha un cuadro. Espero y Lianna sea de las mías y ella también vaya como una persona normal.
Acabo de coger mi mochila y salimos juntas, bajamos las escaleras y ella se detiene en su rellano para llamar a la puerta de su tío Christopher, el que conocí en el hospital y babeó encima de Megan.
El abre la puerta en calzoncillos, sin camiseta, muy despeinado y adormilado. Apoya su brazo en el marco de la puerta y se tapa los ojos con esa misma mano.
—¿Que quieres ahora, Danielle? —dice más dormido que despierto.
—¡Es hora de ir al gimnasio!
—¿Qué? Yo voy por la tarde —responde el quitando la mano de sus ojos y mirándola. Yo por mi parte estoy detrás de Danielle guardando silencio.
—Bueno, siempre puedes ir dos veces —dice mirando muy poco disimuladamente detrás de él. Como si ella quisiera saber si hay alguien más en el apartamento. Christopher Rueda sus ojos Hazel y se aparta de la puerta para que pueda ver a la vez que la invita a pasar con su brazo.
—No hay nadie, Danielle. Puedes pasar si quieres.
Danielle suspira y yo no puedo parar de pensar en que esto es rarísimo, decido que es mejor esperar fuera y me despido de Christopher antes de salir con la excusa de mirar si tengo correo.
Cuando salgo casi quiero llorar al ver que Lianna es de las que piensan como Danielle, y se encuentra perfectamente vestida para la ocasión. Leggins rojas, camiseta de crop manga corta negra y zapatillas a juego. Casi estoy tentada a babear sobre sus tetas, son algo increíble. El primer día que la vi pensé que ella no era delgada del todo, si no más bien una chica voluptuosa. La realidad es, que tiene los pechos muy grandes en comparación con su cuerpo, y cuando va en sudadera o con prendas anchas, solo puedes fijarte en que es demasiado abultada. Pero no, tiene unas tetas que casi parecen demasiado grandes en su cuerpo de 1'58.
ESTÁS LEYENDO
Algo más que entenderte
Teen FictionKylie Mendes se fue de Londres para comenzar una nueva vida. Para poner punto y final a su historia de amor, para olvidar una experiencia que la dejará marcada para toda la vida. Se fue de allí para ser mejor persona, para ser una chica libre, y...