Siempre.

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Danielle se dedica a hacerle caritas a Azul mientras lo tiene en brazos.

—Tu sobrino es precioso, Ky —dice sonriendo.

Le miro un momento desde la mesa donde estoy haciendo un trabajo de la universidad.

—Lo voy a echar de menos cuando se lo lleven.

—¿Que tal esta Keisi?

—Sorprendemente bien —respondo antes de levantarme e ir a la nevera a por un agua fría — ¿Quieres algo?

—Uvas —responde mientras peina con sus dedos el cabello rubio de mi sobrino—. ¿Y Liam?

Me paralizo un momento mientras preparo las uvas.

—¿Que pasa con él?

—¿Cómo está?

—Bien, supongo.

Acabo de preparar su boll de uvas y se lo entrego sin decir nada más.

—El es un poco...

—Estupido —completo por ella.

Coge una uva del boll y se la come, después de unos segundos me mira.

—Me siguió en Instagram.

—¿Cuando? —digo más celosa de lo que pretendo.

—Hace unos días —me mira cautelosa—. No te he visto y no tienes móvil, además quería decírtelo en persona. Aún no lo he aceptado ni seguido de vuelta.

Miro hacia delante y clavo mis ojos en la televisión que se encuentra apagada.

No debería importarme, ya lo he superado ¿No?

—Tenia pensado eliminarlo —dice.

—No hace falta —acabo por decir —. Pero gracias por decírmelo —la miro.

Me sonríe y estira su mano hacia la mía, la toma y le da un pequeño apretón.

—¿Sabes que no pasaría nada si le llamaras para preguntarle como está?

—¿No?

—Claro que no, habéis vivido muchas cosas juntos y es normal que sigas preocupándote por el.

—Llevo desde que vino Keisi sintiéndome mal por querer llamarle —confieso—. Además ella sonó tan... Extraña. Cómo si ella supiera algo que yo no sé.

—¿Y que crees que puede ser? —me pregunta acomodando a mi sobrino dormido en sus brazos.

Me levanto y lo tomo de sus brazos para dejarlo en una pequeña cuna que tengo en el salón. Me la compré en cuanto supe que me iba a mudar porque sabía que iba a secuestrar a mi sobrino muchas veces.

—No lo sé —digo acomodando a mi sobrino, vuelvo al sofá y me siento—, no paraba  de repetir que su padre tomaba muchas decisiones por el.

Danielle se tumba en el sofá con su cabeza en mis piernas, de manera automática acaricio su pelo.

—Los hombres son tan ratitos —dice en un suspiro.

Río apretando su mejilla provocando que se queje.

—Lo son —concuerdo con ella—, ¿No tienes nada que hacer hoy?

—Han suspendido el entrenamiento.

Danielle es bailarina de baile contemporáneo, es muy buena en ello, participa en competenciones y es una de las mejores.

—Asi que has decidido pasar la tarde molestándome —digo rodando los ojos y mirando hacia mi terraza.

Algo más que entenderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora